Ser payaso es un estado no una condición

Yanais Vega Bacallao
2/5/2018

Quien los vea transitar por las calles de la ciudad, a no ser que los conozca personalmente, jamás imaginará que, detrás de esa serenidad aparente en su andar se esconde la magia de hacer reír, reflexionar y transmitir un mensaje cívico a todo tipo de público, con tan solo cambiar sus ropas cotidianas por otras un tanto coloridas y armónicamente maquillar sus rostros.

Ese es el caso de los camagüeyanos Adiel Morales y Denia Rodríguez, o mejor aún: Cebollita y Florecita, dos payasos que recientemente arribaron a sus 15 años de vida artística transmitiendo alegrías, e identificándose, afectuosamente, con cada miembro de ese variado público presente en sus llamativos y variados espectáculos.


Cebollita y Florecita: 15 años en defensa del clown en Cuba. Fotos: Rodolfo Blanco Cué
 

Son varias las generaciones que se les acercan y se muestran orgullosos de haber contado con su presencia en sus fiestas de cumpleaños o en sus escuelas, motivo de orgullo, según confiesan, porque los pone muy contentos saber cuánto han calado en el imaginario infantil de esos niños, ahora jóvenes.

Sin embargo, para llegar hasta ahí es mucho el camino por labrar, más aún porque ninguno de los dos es graduado de la especialidad de clown, sino que devienen vivo ejemplo de cuánto se puede lograr mediante la autosuperación y el hecho de mantener viva la motivación personal para crear el personaje y conquistar a sus espectadores.

“Nosotros nos conocimos en el proyecto comunitario Corazón abierto, al cual me sumé primero disfrazado como espantapájaros, con una guitarra interpretaba canciones infantiles y Denia narraba cuentos”, comentó Adiel.

Por su parte, Denia rememora que justamente un año después, en 2003, ya como pareja, crearon los personajes de Cebollita y Florecita, y comenzaron el trabajo como dúo, el cual se ha enriquecido con el paso de los años mediante el intercambio de experiencias y el estudio de la literatura de ese arte.

“Todos tenemos un clown dentro, solo es cuestión de saberlo sacar fuera, porque ser payaso es un estado no una condición, se trata de saberlo conectar con tu yo interno para poder transformarlo y llegar a esa humildad que caracteriza a la actitud del niño”, explicó Adiel.

De igual forma, ambos enfatizaron en el hecho de que ser payaso no significa solamente actuar para los infantes, sino también estar listo para el público adulto, o sea, tratar de atrapar la atención de todos por igual con la misma obra.

Según Denia ellos se preparan para todo tipo de espacio y todo tipo de situaciones, “por eso creamos muchas canciones propias, incluso de reguetón, pero con letras educativas, todo es cuestión de adueñarnos de su curiosidad”, añadió.

 

¿Diagnóstico de risas?

El efecto terapéutico de la risa es un beneficio que Cebollita y Florecita han sabido aprovechar al máximo, de ahí el hecho de poder verlos comúnmente en las salas de oncología y hematología del Hospital Pediátrico Eduardo Agramonte Piña, de la capital camagüeyana, pero no como un simple entretenimiento.

“Para presentarnos ahí nos asesoramos con especialistas en psicología, porque era necesario que los niños no nos vieran como unas personas haciendo payasadas mientras reciben una donación, o se hace otra actividad, sino que ellos se sintieran también parte del espectáculo”, explicó Denia.

 

Foto: 20180425RBC_02. Pie: 2-Durante sus presentaciones en el Hospital Pediátrico de Camagüey.

 

Fue a partir de ahí cuando cambiaron de estrategia y lograron mayor acercamiento del pequeño hacia ellos, porque, además de payasos, hacen el papel de médicos usando la tradicional ropa blanca de los galenos, pero médicos con necesidad de ser diagnosticados por los peques con el uso del estetoscopio o la inyección con la jeringuilla, ambos instrumentos confeccionados por ellos mismos.

“Se trata de motivarlos, de estimularlos anímicamente para que al menos, mientras nosotros estemos ahí, olviden un poco sus dolencias y padecimientos; que se sientan útiles en cada parte del espectáculo, y de dejarles una enseñanza, como fue cuando introdujimos el trabajo con globos: nosotros les enseñamos a hacer diferentes figuras con globos”, comentó Adiel.

Precisamente fue esa la principal intención del Primer Encuentro de Payasos “Diagnóstico de Risas”, evento convocado por Cebollita y Florecita, desarrollado a finales del pasado agosto, el cual tuvo una excelente acogida en ese centro hospitalario y en varios teatros de la ciudad, y que actualmente tiene eco en otras provincias.

 

Foto: 20180425RBC_04. Pie: 4-La alegría e inteligentes ocurrencias caracterizan las presentaciones de estos artistas.

                                                    

 

De paso con payasos y otros espacios

 

Durante los 15 años de vida artística de ese singular dúo, varios son los espacios habituales para disfrutar de sus divertidas ocurrencias y siempre latentes consejos en cada gesto, canción o “dicharacho”.

“Cada primer y tercer sábado del mes tenemos la peña Olviden los relojes, la cual desarrollamos con el Conjunto Artístico Arlequín, de la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHCC), y durante el verano ponemos en función la actividad “Pasos con Payasos”, donde “hacemos recorridos por sitios de interés histórico de la urbe”, explicaron.

De igual forma se presentan todos los domingos en las mañanas en el Casino Campestre de esta localidad capital oriental, el mayor parque urbano de Cuba, y en los meses de julio y agosto a través de coordinaciones con Extensión Universitaria, forman parte de los campamentos de verano convocados por la sede de la Universidad Pedagógica José Martí en esa misma institución.

 

Planes en camino

Teniendo como premisa que el payaso no debe conformarse con dos otres chistes y cualquier “cancioncilla infantil”, Cebollita y Florecita siempre están “en la que se cae”, más aún si se trata de la música.

“Ahora estamos trabajando arduamente en el uso de las campanillas en nuestros actos, pero tomando como base el cancionero tradicional cubano, y tenemos versionados ya muchísimos temas como “El manisero”, “La guantanamera” y “Lágrimas negras”, entre otras, explicó Adiel.

Según Denia, se trata de enriquecer cada día más las presentaciones, o sea, renovar, pero sobre la base de transmitir conocimiento, mejor aún si es cultura popular tradicional del país, concluyeron.