Sesenta años y más

Yerelys Gil Cuervo
31/1/2019

Hace 60 años, una pequeña isla del Caribe logró el triunfo de su Revolución, y ganó la admiración del mundo entero. Durante la 4ta Conferencia “Por el Equilibrio del Mundo”, en el día de ayer, se proyectaron numerosas opiniones sobre la vigencia del proyecto de Martí y Fidel: la Revolución. El panel, compuesto por intelectuales renombrados de América Latina, de izquierda, compartió anécdotas, conocimientos y sentimientos con los presentes en la sala 4 del Palacio de Convenciones. Abel Prieto Jiménez, director de la Oficina del Programa Martiano y de la Sociedad Cultural José Martí moderó un panel de lujo.


Un panel compuesto por  intelectuales renombrados de América Latina compartió anécdotas,
conocimientos y sentimientos con los presentes en la sala 4 del Palacio de Convenciones.
Foto: Ariel Cecilio Lemus
 

El joven historiador y analista, Elier Ramírez Cañedo, enarboló la bandera de la dignidad: “La Revolución cubana es, sobre todo, una Revolución cultural que no ha sido ni será marioneta de nadie. Y se mantiene en pie 30 años después de la caída de la URSS”. Por su parte, Enrique Ubieta Gómez, director de la revista Cuba Socialista, declara no solo tener la edad de la Revolución y haber crecido juntos, sino también manifestó su esperanza y confianza por un proyecto que nace y se desarrolla en las calles, por el pueblo.

El presidente del Instituto de Historia de Cuba, René González Barrios transitó por la historia y por los diferentes medios e intentos de dominación de Estados Unidos hacia Cuba. La pretensión del imperio por apropiarse de la isla es antológica, pero la Revolución cubana, en 1959, tronchó un anticuado esquema de dominación.

Por su parte el poeta, narrador, etnólogo y presidente de la Uneac, Miguel Barnet, planteó la importancia de superar y debatir sobre los errores, para evitar así, que nos lleven a la quiebra. Del ejercicio de la autocrítica debemos hacer algo cotidiano, algo verdaderamente útil. Declarándose fiel defensor del legado del Maestro y de Fidel, terminó su intervención con la emotiva frase: “Me quedé aquí, no por Marx ni por Lenin, me quedé aquí por Fidel Castro”.

“Todos aquellos que vivieron el proceso revolucionario del 59’ están orgullosos de ellos, defienden su historia como un ente vivo, palpable y lejano de la frialdad de los museos. La solidaridad, la autocrítica, el conocimiento de la historia y el trabajo desde la base se convierten en los pilares y las claves de la permanencia de la Revolución”; explica Frei Betto, teatrólogo y sociólogo brasileño, eterno amigo de Cuba.

Atilio Borón, politólogo argentino, planteó que el legado más grande la de Revolución consiste en que dio la oportunidad de cambiar el mundo, de aspirar a algo más. Concedió la posibilidad de marcar la diferencia y de transformar realidades.

Las emotivas palabras de Eusebio Leal Spengler, director de la Oficina del Historiador de la Ciudad, iniciaron con aplausos y sonrisas. Historias personales y reflexiones marcaron la intervención del conocido intelectual cubano. “Pocas han sido las revoluciones que han tocado las bases y enfrentado los problemas con la unidad y la perseverancia”. Rememoró momentos duros que ha vivido el país, como la recién tragedia meteorológica del tornado del pasado domingo, que dejó la Habana a oscuras, y a muchos de sus hijos a la intemperie. Sin embargo, emocionado, refirió cómo, a pesar de que la ciudad está pasando por uno de los momentos más duros, florece la unidad, la solidaridad y la entereza de un pueblo que se abraza y se ayuda en medio de la tragedia.