Sesi Bonecos do Mundo, un festival singular

Rubén Darío Salazar
16/6/2016

En abril de 2014, con motivo del 11no. Taller Internacional de Títeres de Matanzas (Titim) y el Consejo Mundial de la Unima, viajó a Cuba la señora Lina Rosa Vieira, hermosa y elegante, con suavidad de princesa y la seguridad de una Reina. Se presentó ante nosotros como la directora artística de un festival en Brasil llamado Sesi Bonecos do Mundo. Consigo traía atractivos materiales audiovisuales e impresos de su evento y del Festival Internacional de Teatro de Objetos (Fito), celebrado en fechas alternativas con el Sesi Bonecos

Visualizadas las realizaciones en video, supe, como colega suyo —desde hace 22 años soy el director artístico del Titim de Matanzas—, que el Sesi Bonecos… era una propuesta especial. Un mega festival itinerante, con espectáculos gratuitos para el público, exposiciones, ventas de títeres, experiencias fotográficas relativas al cuidado de la flora y la fauna brasileñas, además de talleres para profesionales y aficionados, funciones en espacios no convencionales, lugares necesitados de la sensibilidad mágica que portan los títeres, sobre todo en un país gigante, donde la violencia y las diferencias sociales sigue siendo un difícil reto gubernamental. El Sesi —una iniciativa de la Confederación Nacional de Industrias— propone una acción que ilumina almas, trae alegría a los ojos y el corazón; es un proyecto artístico y humanamente útil.


El escenario gigante del Sesi Bonecos. Fotos: Cortesía del autor.
 

Contar las cosas no significa vivirlas, las referencias anecdóticas no podrán superar jamás las sensaciones reales de los hechos. Del 7 al 12 de junio del presente año tuve el privilegio de ser seleccionado al frente de Teatro de Las Estaciones con la obra Burundanga, para participar en este festival que se viene realizando desde 2004. Cada año se trasladan en caravana hasta un estado brasileño, llevan a esa locación su carga de arte y diversión, promocionando no solo los títeres del mundo —este año participaron siete países—, sino también las tradiciones populares autóctonas del gigante del Sur.

Esta oncena edición celebró la declaración del mamulengo como patrimonio inmaterial de la nación, un acto de justicia que el Sesi… festejó con una muestra curada con buen gusto y una aguda investigación. Maniquíes de madera y tela, con torsos estructurados que permiten darle movimientos a los brazos, portaban un títere en cada mano y una bola de luz como cabeza. Un salón cubierto de símbolos sugerentes y atrayentes, con demostraciones en vivo de la construcción del mamulengo en madera y un diseño de luces que semejaban feria, fiesta y carnaval. Nunca vi tanto mamulengo reunido, cada uno divertido y auténtico. El mamulengo, un teatro de retablo y muñecos de guante que acumula años de tradición titeril, un soplo de color, ritmo, desparpajo y raigalidad.


Exposición de Mamulengos
 

Tomada la plaza más importante de cualquier ciudad elegida, el dispositivo de la infraestructura que mueve el Sesi… es algo de lo más impresionante que he visto en materia de festival: un teatro gigante con dos escenarios, pantallas digitales, sonido, la imagen del evento por doquier, un quiosco de alimentos al que le llaman Comida de bonecos, un escenario más pequeño, tres escenarios alternativos para los mamulengueiros, la comentada exposición, la caseta de la experiencia fotográfica, con títeres que representan los animales en extinción de la naturaleza brasileña y teatro de calle, alborotando todo el lugar con músicas, bailes y artefactos gigantescos que se mueven alrededor del sitio central de la actividad.

Esta vez la Plaza de La Estación, con su bella arquitectura local, acogió ese grito de vida que es el Sesi…, antecedido por funciones en la ciudad de Gioania y tres presentaciones especiales en Belo Horizonte —en el rescatado Cine Teatro Brasil— de los espectáculos Animación suspendida, de la Compañía Hubert Marionnettes (Estados Unidos); Sombras de mano, de Kakashi-za, (Japón) y El gran traje, del Teatro LaSal (España). Cada montaje presentado por el maestro de ceremonias Claudio Ferrario, un verdadero artífice de la palabra y la animación de espectáculos, fue una experiencia diferente. De la técnica artística de Phillip Hubert en la manipulación de los títeres de hilos, pasando por la limpieza de la ombromanía de los asiáticos hasta llegar a la intimidad tierna de los ibéricos. Durante la representación, una excelente traductora del lenguaje de las personas hipoacúsicas iba describiendo todo lo que se decía sobre la escena; al final había también la posibilidad de que las personas ciegas y débiles visuales pudieran tocar los muñecos, los actores y todo cuanto hubiera formado parte de la puesta en escena, una experiencia profundamente conmovedora.


Alice

El Teatro Giramundo, oriundo de Belo Horizonte, poseedor de un magnífico espacio que alberga sala, museo y taller, fue el responsable de Torres andantes, el  pasacalle inicial, y de una de las producciones vistas en los escenarios gigantes, Alice, una puesta en escena con la increíble música en directo del grupo Pato Fu, figuras enormes, actuación en vivo y proyecciones. Una mirada al cuento absurdo de Carroll que deja en claro la marca de la compañía fundada por el maestro Alvaro Apocalypses, plástica exuberante, arte verdadero, riesgo creativo.

Otras producciones pude alcanzar a ver en la maratón de propuestas en que se constituye el Sesi…: el simpático juguete titiritero El trampolinista, del catalán Jordi Bertrán; la gracia manual de Girovago y Rondellla, de Italia; el Teatro Buho y Maravillas, de España, con su visión flamenca del cuento Los músicos de Bremen, integrador de varias técnicas de manipulación y la fuerza que siempre alcanzan los montajes con la música ejecutada en vivo, mamulengueiros de varias zonas, pletóricos, ingenuos, inolvidables, entre ellos Chico Simoes y su Romance del vaquero Benedito, ya aplaudido en Cuba, en el Titim del 2014.

Contado así, todo parece un mar de rosas, y en buena parte lo es, no solo de rosas, sino de un jardín variopinto y oloroso, pero trabajar para más de 12 mil personas, amparados en el sonido y las pantallas para conectar con los espectadores, solo puede conseguirse con el apoyo del público brasileño, entregado, respetuoso y fiel al arte de los retablos. Los técnicos y el personal de producción y montaje ponen todo lo demás, hasta la seguridad que protege el desenvolvimiento del festival viven el evento desde el cumplimiento amoroso de su responsabilidad. Ante eso, todo lo demás es un susto enorme por la avalancha de un macroevento que parece indomeñable y la constatación de que el Sesi Bonecos do Mundo es un festival singular.