Los retos y perspectivas del libro de historia en Cuba fue el tema del panel que acogió el salón de la Casa del Alba Cultural en la mañana de este 13 de febrero.

En el conversatorio se abordaron los requerimientos de los libros de historia en Cuba, la necesidad del trabajo mancomunado de los historiadores, el imperativo de abordar temáticas, hechos y figuras históricas poco investigadas y las estrategias para difundir las obras.

Jorge Luis Aneiros Alonso, director de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (Unhic), destacó el trabajo de varias editoriales en el interior del país y la labor de otras asociadas con la divulgación de la historia. También hizo referencia al tratamiento del derecho de autor y los requerimientos para ordenar el lenguaje académico en función del público lector.

Asimismo, valoró el papel de la crítica literaria historiográfica, un proceso que ayuda a establecer la escala y los niveles en cualquier proceso cultural, y comentó las prioridades de la Unhic a corto plazo.

Entre los temas abordados estuvo la insostenibilidad de una comercialización digital gratuita de los libros de historia, ante lo cual es necesario fortalecer las colaboraciones y coediciones.

Entre ellas está la organización de un proyecto para publicar las historias municipales de Cuba, previstas en un plazo hasta el año 2030, y la entrega, a inicios de noviembre, del Premio Nacional de Edición del Libro de Historia “Pedro Álvarez Tabío”, en Ciego de Ávila.

Otros temas abordados por Jorge Luis Aneiros estuvieron relacionados con la insostenibilidad de una comercialización digital gratuita de los libros de historia, ante lo cual propuso fortalecer las colaboraciones y coediciones.

Por su parte, Michel Torres Corona, director de la Editorial Nuevo Milenio, comentó las líneas de trabajo de ese sello editorial, las cuales están dirigidas al rescate y elaboración de colecciones y al propio trabajo con la Unhic para la promoción de los títulos.

También puntualizó el interés no comercial de Nuevo Milenio y la responsabilidad de los autores para transmitir los contenidos con mayor claridad. Al respecto, destacó la necesidad de apelar a la edición como instrumento para jerarquizar los trabajos. “Que la estética del libro acompañe la producción es una preocupación que todos tenemos”, comentó.