Shift+suprimir o borrón y cuenta nueva

Zolia Sablón
8/5/2017

En su afán por ampliar el espectro a obras que dialogan desde otros lugares con el teatro callejero, la Jornada ha entrado siempre en terreno híbrido, escurridizo, desatornillado a formalidades. Los 15 años del evento muestran esa variedad de texturas y de ámbitos de interacción con el público.

Shift Suprimir, del mexicano Monos Teatro, ilustra lo anterior. Se ubican en una casa, en reparación o levantándose de las ruinas, en plena ciudad. Un espacio que se relaciona directa y metafóricamente con la “historia” del espectáculo. Los constantes desplazamientos por los salones de la casa van incrementando el clima de tensión, van punzando la narración, complejizando las relaciones y la participación del espectador.


Escena de Shift Suprimir. Fotos: Julio César García

Una pareja cuenta su biografía sentimental: cómo se conocieron, la primera cita, el amor, y luego, de manera abrupta, el desamor. Cómo fue llegar a ese punto de incomprensión, de rechazo, de no retorno, es uno de los resortes de la pieza. Cómo regresar de ese estado de apatía, de desencuentro, es otro. Sin embargo, en ese aparente patrón de comedia romántica, oscila un deseo, una frustración que atraviesa lo social y lo político.

El prólogo de la pieza transcurre en una estrecha sala frente a un televisor que alterna discursos de Hitler con fragmentos de películas románticas norteamericanas,  los típicos filmes que muchas veces, por cierto, acompañan la sobremesa del domingo en Cuba. De algún modo, ambas líneas de sentido, el dictador fascista y los personajes que se besan, sonríen y supuestamente aman, son discursos políticos impositivos, anclados en el imaginario social, tan fascista uno como el otro.

Antes, ambos actores preguntan a cada espectador su profesión u oficio y la cantidad de relaciones sexuales que ha tenido. Este acto de supuesta honestidad, donde sabemos que no todos responden verdaderamente, planta una pauta de sinceridad que es clave en el espectáculo, y que no solo recorre temáticamente la obra, sino que lo hace desde la teatralidad, desde la no representación convencional. Al final, lo sabremos bien, cuando cada uno de ellos trueca un deseo verdadero por una pieza de ropa hasta quedarse desnudos. Ya no son personajes, ni actores, son ciudadanos libres a la conquista de un espacio. Pero esto será una utopía, un camino para reconciliarse no solo como pareja, sino como individuos en un presente amenazante y trunco.

La violencia de un país como México convive en sus cuerpos, en sus relatos personales, en sus relaciones más íntimas, en lo más profundo del ADN nacional. Sin embargo, un acto de resistencia ante la muerte consuetudinaria, como solución alternativa y simbólica, es matar lo que daña, matar lo que los mata como amantes y compañeros.


Shift Suprimir habla del conflicto de la comunicación a nivel social y no solo al interior de la pareja.

Shift Suprimir, en un juego de lenguaje que viene de la informática, pero también de otras formas de coloniaje y dominación, se incluye en lo que podríamos llamar el teatro del deseo. En él se produce una especie de restauración del individuo y el acto poético toma cuerpo real. La única convención es la disposición a estar, a ser, a guardar un secreto.

El espectáculo transita, no sin riesgos, por una delgada línea: de un lado, el lugar común en este tipo de historias, y por otro, la posibilidad de crear nuevas relaciones con el espectador que no sean complacientes. Sobre este particular, habría que celebrar la selección del espacio, la distribución del público, los constantes desplazamientos que van cargándole a la pieza tensión dramática, la construcción de una escenografía precaria, como dije antes, en consonancia con el propio relato.

Shift Suprimir nos habla del conflicto de la comunicación a nivel social, no solamente hacia el interior de la pareja. En su estructura, a mi juicio, mucho más sólida en la primera parte, antes de adentrarse en la vida de pareja, pone de relieve la violencia como llave de una cuerda política.

Al final, Él y Ella, totalmente desnudos, nos invitan a que hagamos Shift+suprimir cuando salgamos por la puerta. Más que un deseo, es un sueño.

La versión original de este texto fue publicada en el Boletín de la IX Jornada de Teatro Callejero, celebrada del 19 al 23 de abril en Matanzas.