Siempre el Benny en la memoria

Félix Bolaños Leyva
16/8/2019

Con el paso del tiempo Benny Moré viene convirtiéndose en una de esas personalidades de la cultura cubana que se agiganta y su creatividad como músico e intérprete cobra cada vez más valor. Si en vida fue objeto de la devoción del público que le seguía en cada una de sus presentaciones, luego de su muerte lo sería también de muchos de los grandes músicos y artistas del hemisferio y, sobre todo, es motivo de la mirada de musicólogos, periodistas, investigadores y hasta escritores.

Charla homenaje al Benny convocada por La Jiribilla en la Casa del Alba Cultural. Foto del autor
 

Esa presencia permanente se debe a que, sin proponérselo, el Benny gestó una tendencia en la creación e interpretación de la música popular y bailable que hasta nuestros días conserva el impacto de la contemporaneidad y la fuerza de la tradición, como afirma el musicólogo Jesús Gómez Cairo (Premio Nacional de Música), en su libro Música cubana. Algunos procesos, creaciones y figuras paradigmáticas.

El centenario de su natalicio (Santa Isabel de las Lajas, 24 de agosto de 1919) se cumple este año y por esa razón se le vienen dedicando actividades y eventos, como la pasada edición del Festival Internacional Cubadisco 2019, entre otros que seguramente vendrán. Recientemente la revista de cultura cubana La Jiribilla convocó y realizó una charla homenaje de conjunto con la Casa del Alba Cultural, a la cual fueron invitados el investigador de la musicología cubana, José Reyes; el periodista y crítico de música, Guille Vilar, y el periodista e investigador musical, Rafael Lam.

Un ejemplo para los músicos de hoy

Para Guille Vilar, que gustaba, según confesó, de la música rock más compleja y elaborada, “el Benny siempre estuvo ahí en un lugar cimero, nunca pasó pa´tras, y yo me digo: El Benny debe tener algo para que uno se quede así, impactado para siempre”.

¿Cómo ver al Benny en estos tiempos? Se pregunta el también reconocido director de programas musicales en la radio y la televisión cubanas: Con la organización de actividades, por supuesto, pero el homenaje debe ser más hacia el interior de las personas. “Miren que hay músicos estelares en la historia de la música cubana, pero el Benny es algo que está ‘fuera de serie’”. Considera que todavía no se le ha hecho el homenaje que él merece; y no se trata de producir un disco con sus canciones, que podría resultar como un mero compromiso y no una apropiación de la obra de uno de esos dioses de la música cubana con plena vigencia.

En él, apunta Guille, hay una elegancia, una distinción —a pesar de que era dicharachero, abierto, directo, mujeriego— pero también qué correcto era, y qué forma de expresarse musicalmente. “Para los músicos talentosos de hoy, es un ejemplo que los ilumina y los entusiasma, porque están en esa cuerda”.

Guille Vilar concluyó su intervención convocando a escuchar al Benny, sobre todo aquellos que, sin apenas saber de música, se dedican a molestar con ese ruido cargado de mediocridad, simpleza creativa, monotonía y vulgaridad que se encuentra contenido en una buena parte de los reguetones que hoy se consumen: “iEscúchalo, que no es extranjero, es cubano, es nuestro; observa por dónde va, cómo habla a la mujer, cómo habla de la tierra y de la patria”.

 

Símbolo de la música cubana

Benny Moré es un símbolo de la música cubana, afirma Rafael Lam, quien fundamentó su más reciente libro en esa tesis. “Y lo es porque representa a Cuba a partir de un conjunto de cualidades: simboliza el campo, el guateque, la descarga, la vida bohemia, lo afro, el café, el bar, el teatro, el cabaret; es la culminación de 500 años de música cubana”.

Todos los países, asegura Lam, tienen sus cantantes simbólicos: Argentina (Carlos Gardel), México (Jorge Negrete), España (Lola Flores), Estados Unidos (Elvis Presley y Frank Sinatra), y Cuba tiene al Benny Moré, que fue, además, compositor, músico, director de orquesta… un genio. El fecundo cronista —más de veinte libros publicados— defiende la tesis de que todos esos creadores que revolucionan la música, como Chucho Valdés, Juan Formell y José Luis Cortés, por solo mencionar a tres de los más contemporáneos, son genios de la música popular cubana.

En el volumen Benny Moré, el símbolo de la música cubana, que publica la Editorial José Martí, Lam arroja luz sobre la trayectoria humana y profesional de quien logró, de forma autodidacta, convertirse en un referente imprescindible de la música popular insular.

En esta biografía, según palabras del periodista y crítico Fernando Rodríguez Sosa, se entremezclan, junto a fechas y hechos insoslayables en el arte del Benny, anécdotas, memorias, recuerdos, remembranzas, que posibilitan componer, como en un gran fresco, la fugaz y exitosa carrera del cantante lajero.

Benny Moré, el símbolo… será presentado el día 24 de agosto, a las 11:00 a.m., en el espacio Sábado del Libro, que tiene lugar en la Calle de Madera de la Plaza de Armas, en La Habana Vieja.

La gestualidad, el baile, el espectáculo

En su intervención, el musicólogo José Reyes se refirió a la naturaleza histriónica del Benny, otra arista muy importante del lajero y que complementó su personalidad de genio. Era un excelente bailarín que compartió escenario, sobre todo en México, con aquellas destacadas bailarinas cubanas que emigraron para trabajar allí. Desarrolló, además, formas de conducta escénica que hacían las delicias del auditorio. Era poco menos que imposible bailar con la música del Benny sin caer en la tentación de observar al mismo tiempo lo que hacía sobre las tablas. Por esta razón el público no bailaba sus primeros cinco o seis temas, se mantenía atento a su gestualidad en el escenario, a cómo dirigía la orquesta, la exuberancia de su baile y movimientos corporales; por momentos asumía la gravedad de un director orquestal, adoptando en los pasajes instrumentales poses que por su seriedad contrastaban con las anteriores y sorprendían al público.

El Benny, al decir de Reyes, dominó de forma intuitiva y espectacular la técnica de la comunicación escénica y algunas formas de la construcción dramatúrgica mediante una gestualidad de inusuales efectos. Tenía un concepto de la dramaturgia para interpretar el bolero, pero, ¿de dónde le viene todo eso? si supuestamente era un guajirito que llegó a México y desplegó en la pantalla grande una forma de bailar increíble. Reyes recuerda que en cierta ocasión, a propósito de una visita a México, pudo entrevistar a Silvestre Méndez, el gran rumbero, émulo y amigo de Chano Pozo, quien fue contratado para que enseñara algunos pasillos al Benny, y este le confesó: “‘Pepe, yo nada más tuve que darle un pase de los pasillos y después él bailaba mejor que yo’, y Silvestre era un timbero mayor que bailaba, cantaba y tocaba”. El secreto parece estar en el oído absoluto que tenía y el conocimiento de la rumba que adquirió en los solares habaneros.

José Reyes tiene publicados varios libros, entre ellos sobresalen Ofrenda criolla. Aproximación a una discografía de Benny Moré (Museo de la Música, 2000), merecedor del Premio Anual de Investigación 2001, y El arte de Benny Moré. Ofrenda criolla II, publicado de igual modo por el Museo de la Música. En ellos reconoce los altos valores estéticos desplegados por el Benny a través de la música.

Aunque Benny apenas disfrutó de unos 16 años de vida artística, pues murió relativamente joven, llevamos mucho más tiempo recordándolo, oyéndolo en su voz y en la de otros, en cada sonido de nuestra mejor música, porque todos le debemos algo, como sostiene Leonardo Acosta: “Y seguirán vibrando en su voz los aires de la Isla, y su ritmo animará todo nuevo ritmo, y también, fugaz y perenne pasajero del tiempo, nos quedará siempre Benny en la memoria”.

En el siguiente video Benny y su Banda Gigante interpretan Vertiente-Camagüey:

https://www.youtube.com/watch?v=QBveIvYUTsU