Siempre la muerte, su paso breve devela secretos en su edición cincuentenaria

Lianet Oceguera Flores
1/10/2018

“En lo que a novelas se refiere, la historia literaria del planeta confirma que solo un pequeño grupo de ellas en cada ámbito nacional resiste el paso del tiempo. Y Cuba, por supuesto, no es una excepción”. Así comienza el prólogo redactado por Luis Álvarez para la edición cincuentenaria de la novela Siempre la muerte, su paso breve, del narrador, ensayista y periodista Reynaldo González.


 Foto: Internet
 

Esta edición cuenta con la historia completa de Silvestre, omitida en la publicación original como consecuencia de lo poco favorable que resultaba el contexto histórico cubano de 1968 (año de la publicación original) para recibir, de manera abierta y desprejuiciada, la historia de un hombre homosexual que buscaba cómo hacerse camino en la vida y cómo luchar contra una dictadura.

Reynaldo González, proveniente de una familia humilde y apasionado de los cómics, ha sido galardonado con el Premio Nacional de Literatura (2003) y el Premio Nacional de Periodismo Cultural (2007). Es considerado por muchos como “uno de los mejores narradores cubanos que con mayor fuerza ha desarrollado la narrativa”.

Desde pequeño fue un apasionado lector. Comenzó a leer libros muy avanzados para su edad, viviendo así la experiencia de la Guerra Mundial a través de los pasajes escritos por otros. No sabía entonces que su pasión por la lectura lo llevaría a ser director de varias publicaciones periódicas y fundador de la primera revista —y hasta ahora única— dedicada a la crítica y los estudios literarios: La Siempreviva.

El Elogio Oportuno fue el espacio escogido por el autor para presentar la nueva edición del libro y hablar acerca de sus múltiples producciones literarias. Con sede en la librería Fayad Jamís, ubicada en la calle Obispo de la Habana Vieja, este acogedor espacio permitió a Reynaldo hablar acerca de las heridas y realidades que lo motivaron a escribir: “Todo lo convierto en libro. Todo lo convierto en Cuba, porque estoy enamorado de mi país”.

Además, contó con la presencia de otras figuras destacadas del arte como el trío musical Esencias, y su amiga la pintora, dibujante, grabadora y ceramista Diana Balboa.

Quienes lo conocen dicen que, más que un gran escritor y periodista, es un amigo inigualable que comparte su sabiduría. Un hombre reflexivo, pasivo, tolerante y paciente al que se puede le consultar sobre cualquier tema, ya que su bagaje cultural es muy amplio.