Todo parece indicar que andamos al final del túnel en el que nos ha metido el bicharraco, conocido como SARS-CoV-2, y tenemos que cuidarnos, todos sabemos que nasobuco, lavado de las manos y distanciamiento se deben mantener por un tiempo, hasta que, efectivamente, se domine al “animalejo” que nos ha tenido en vilo por casi dos años.

Y si se ha reducido el número de casos diagnosticados y de muertes se debe en primer término, ¿quién lo duda?, a las vacunas. Este 15 de noviembre comienza el arribo de turistas y se abren las aulas de primaria, ya están en ellas los estudiantes universitarios, y de enseñanza media, el país debe empezar a respirar económicamente después de la pandemia, más Trump y Biden que han arreciado las medidas contra nuestro país.

En esta heroica batalla contra el bicharraco, un gran ejército de hombres y mujeres han dejado su piel con los enfermos, tratando de arrebatarlos a la muerte, batallado por evitar los contagios, y dentro de esa tropa, el batallón explorador dedicado a toda hora a identificar al enemigo para buscar su neutralización, ha estado integrado por científicos, los que en unos meses lograron cinco candidatos vacunales, de los cuales tres son vacunas.

Alejandro Gil, director de Soberanía. Foto: Internet

A esa zona de la ciencia cubana está dedicado el documental Soberanía, de Alejandro Gil (), que se estrenó el domingo 14 por Cubavisión. En una entrevista, el director (Hazlo por Neruda, Montañas de luz, Piensa en mí, La pared, Inocencia…) me dijo:

“El documental para mí es acercarte a los protagonistas de los hechos, ya sean históricos o no, ya estén vivos o no. Es una forma de tocar con la mano la historia, un acontecimiento en el que tú puedes revelar, no solo desde el punto de vista inmediato, gráfico, objetivo, sino que tienes la posibilidad, dentro de la misma historia también, de abordar los sentimientos o las entidades simbólicas que puede haber dentro del hecho. Te ofrece la oportunidad de hurgar en asuntos que fueron reales, importantes en su momento, que contribuyeron a un hecho histórico posterior, o que son la semilla de algo que se produjo en aquel momento que fue trascendental para la época, que después la historia abandonó y que tú la retomas porque el hecho consta, está allí.

El doctor Vicente Vera Bencomo es uno de los entrevistados en Soberanía. Foto:Captura de pantalla de la TV

“Para mí esa es la hermosura que tiene el documental, de tocar la vida con la mano, y también de amoldarla como si fueras un orfebre, un artesano, de no ser tan concreto; y cómo el periodismo te da cómo ir investigando. Es lo que siempre digo: la necesidad de investigar, investigar e investigar…; porque me ha pasado en muchas ocasiones: el punto de vista en el que abordas un tema, y te cambia el rumbo, porque siempre hay algo nuevo. Es increíble cómo es la riqueza, cómo es la vida, ¿no? (…) el documental es importante: la cosa de vivir esa experiencia en un momento realmente especial”.

“El documental para mí es acercarte a los protagonistas de los hechos, ya sean históricos o no, ya estén vivos o no. Es una forma de tocar con la mano la historia”.

Evidentemente, Alejandro, que realiza ficción (y buena), ama el documental, ese que permite “tocar con la mano la historia”. Fue lo que hizo con Soberanía: sacar de sus uniformes blancos a los científicos y convertirlos en lo que son: seres humanos, algunos con enfermedades como el cáncer o la hipertensión, otros que no pueden buscar la balita de gas y no tienen cuando llegan a la casa, la que llora porque en todo este tiempo no ha estado cerca de su hija o la que, sencillamente, sueña con darse un baño de mar.

Alejandro buscó escenarios muy distintos a los que habitan esos hombres y mujeres, con muy buena fotografía y, como siempre, llenos de símbolos, y se apoyó en bellísimas escenas con el ballet de Lizt Alfonso.

El doctor Francisco Durán García es uno de los entrevistados en Soberanía. Foto: Captura de pantalla de la TV

La fotografía es de Marcelo Suárez, el montaje de Fermín Domínguez, sonido directo, mezcla y diseño de la banda sonora, Javier Figueroa; directora asistente, Tania Ceballos, y dirección de arte, Liván Gispert.

Para mi gusto unos minutos de menos le vendrían bien, igual que algunas escenas del ballet, hay asuntos que se reiteran, en fin, tendría que verlo de nuevo, pero, si doy las gracias a hombres y mujeres de ciencia, también hoy le agradezco a Alejandro este documental de urgencia, que será un testimonio humano de la guerra emprendida por los héroes que, en este momento, nos hacen respirar con un poco más de tranquilidad.

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