Sobre un posible trastorno de percepción sensorial en Diario de Cuba

Antonio Rodríguez Salvador
4/12/2020

Mientras buscaba en algunos medios de prensa detalles de la reunión sostenida el pasado 27 de noviembre entre funcionarios del Ministerio de Cultura y un grupo de artistas que se manifestó frente a dicha institución, un artículo de Diario de Cuba llamó mi atención. Era, ciertamente, un poco enrevesado en su construcción. Un periodista de este medio —su nombre no se consigna—sostiene un encuentro con Mauricio Mendoza, también reportero de ese medio de noticias, acerca de una entrevista que este último quiso realizar al viceministro Fernando Rojas y que el funcionario le negó.

Refiere Mauricio Mendoza, al ser entrevistado por su colega, que el viceministro alegó: “No me entrevistes, y si manipulas lo que aquí digo, luego vamos a conversar”. A lo que el periodista contestó, según recuerda: “Los periodistas independientes no son mercenarios, sino profesionales que informan al pueblo sobre la realidad de lo que pasa en Cuba”.

 “Tengo una preocupación: ¿de qué va esta defensa realizada por Diario de Cuba?”.
Foto: Internet

 

Hasta aquí lo expresado por Mauricio. Naturalmente, sus palabras no parecen cumplir con un mínimo de relevancia noticiosa, pero, en su favor, debemos reconocer que tampoco caen en la categoría de manipulación informativa. Quizá el objetivo de tal matrioska, o caja china periodística, era no tenérselas que ver luego con Fernando Rojas. Quizá necesitaban cumplir el plan diario de artículos, rellenar un espacio… ¡Vaya usted a saber!

Desde luego, el lector podría preguntar: ¿Acaso no es mercenario quien recibe salario de una potencia extranjera con el objetivo de subvertir el orden constitucional de su país? ¿No es eso una manipulación? Entonces intento responder, pero el lector preguntón no me deja y vuelve a la carga: Tengamos en cuenta que esa potencia extranjera ha tratado de asfixiar a este pueblo con un bloqueo perverso, que nos ha invadido, que casi nos extermina con un bombardeo nuclear, que ha introducido epidemias y es responsable de miles de muertos en la población civil… Interrumpo por fin al lector: ¡Claro que es mercenario!

Sin embargo, él no habla de sí mismo, sino de los periodistas independientes, esos que “no son peones de las fuerzas imperiales, que no se pliegan al poder del dinero para servir a intereses trasnacionales”. Aclaro que esto no es cosa que diga yo. En esta misma entrevista el propio Mendoza reconoce que es un asalariado de la Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés). Explicó que al identificarse como periodista de Diario de Cuba, Fernando Rojas objetó que ellos manipulaban la información y recibían dinero de Estados Unidos. Mendoza no lo negó. Aceptó el reparo y reconoció que los artículos faltan a la verdad de los hechos y que el medio trabaja contra su país al servicio de una potencia extranjera, porque “también el gobierno cubano recibe dinero por diferentes vías”. No obstante, seamos justos. Si bien Mendoza ha reconocido que ellos tergiversan la información habitualmente, en este caso se nos está presentando —valga el oxímoron— como un mentiroso sincero.

Ahora, de manipular —lo que se llama manipular en grande— se ocupa el entrevistador anónimo: llamémosle DDC. Este aprovecha e introduce un relato asombroso, sacado de un universo paralelo, donde afirma que lo que percibimos con nuestros ojos no es nuestra realidad. De pronto, para DDC, no vimos bailar y brincar a personas que decían llevar una semana sin comer ni beber agua; tampoco escuchamos a Denis Solís confesar vínculos con terroristas a cambio de dinero, o burlarse de la citación oficial que lo conminaba a presentarse en la PNR, u ofender luego mediante gritos al policía que lo citó personalmente.

Tengo una preocupación: ¿de qué va esta defensa realizada por Diario de Cuba? ¿Por casualidad están a favor de que se cometan en Cuba actos terroristas contra una tienda, un Joven Club, un consultorio médico o una escuela?

Es obvio que la reunión en el Ministerio de Cultura frustró mucho al medio en cuestión. Si lo expresado por Mendoza es lo único que puede relatar, muy alto grita lo que nos calla. Por ejemplo, calla que tanto los de San Isidro como los recalcitrantes de la Florida afirman que quienes estuvieron en la reunión con Fernando Rojas no los representan, y que allí fueron traicionados; calla que la gran mayoría de los jóvenes que se manifestaron frente al Ministerio se desmarcan la farsa de San Isidro y dicen apoyar la Revolución. Sus demandas tienen el propósito de denunciar lo que consideran errores en la política cultural cubana, así como exigir un mayor protagonismo en la ejecución y diseño de esta. No están en contra las instituciones, sino que pretenden mejorar su funcionamiento.

Según el sitio oficial de la NED —heredera de la Agencia Central de Inteligencia para el trabajo mediático contra nuestro país—, en los últimos años han financiado a Diario de Cuba con una cifra que sobrepasa los siete dígitos. No es extraño entonces que en medio de estos sucesos también pretendan limpiar los trapos sucios de la embajada estadounidense en La Habana. Para ello no hubo injerencia alguna en los asuntos internos de Cuba, es un invento del gobierno. Otra vez nos cuentan que no hemos visto lo que es público y notorio: el diplomático y jefe de la misión, Timothy Zúñiga-Brown, sirviendo de taxista a integrantes del llamado Movimiento San Isidro. ¿Acaso existe una internet para DDC y otra para el resto de los mortales? ¿Sufrirán de alucinaciones? ¿Alguien sabe si es un trastorno contagioso? Miren que ya tenemos bastante con la Covid.