“Los izquierdosos amigos del imperialismo (…) están molestos con la emergencia de una nueva generación de jóvenes revolucionarios, audaces e inteligentes, que tiene su propio lenguaje, sus códigos de conducta, que asume la continuidad no de las formas, ni de las metas alcanzadas; sino del esfuerzo colectivo por conquistar nuevos cotos de justicia y dignidad, que son los principios básicos que sostienen la Revolución”.
“¿No hablar de [estos ‘nunca’] seguirá siendo la única opción que le quede a una contrarrevolución incapaz de confesar su propio nombre, en un mundo en que ese nombre está desacreditado?”.