Un aciago debate a espaldas del pueblo terminó el 12 de junio de 1901 con la aprobación de la Enmienda Platt y su adición como apéndice a la Constitución de Cuba.
Pese a las manifestaciones de protesta de miles de personas, la historia no iba a cambiar su curso: el 2 de marzo de 1901 McKinley sancionó la Enmienda Platt.