Daniel Díaz

Salvación

Se había quedado dormida sobre su lado izquierdo. El suelo duro le había entumecido la mitad del cuerpo y el movimiento le provocó una súbita sensación de dolor, como si un millar de agujas se le clavaran de pronto. Resopló para apartarse los insectos del rostro y con un nuevo esfuerzo volvió a cambiar de posición para que la sangre fluyera otra vez por sus extremidades adormecidas.