El viento con desarmado ruido

El viento con desarmado ruido

El ojo no ve lo que aparenta ser. Es falso, es vidrio y brilla por su ausencia. No advierte el giro propio dentro de la órbita incierta. El mundo le da vueltas en el abismo donde cae despierto; y de ninguna manera puede apreciar lo que el descenso del párpado depara. No distingue el ojo entre verdad y apariencia, pues más que ciego es vidrio y corta.