eliseo diego

El saco de Eliseo

Claro que no se lo vendí. Hubiera sido casi un sacrilegio a la memoria de Eliseo. Supongo que donde quiera que esté, tal vez en algún Consejo Editorial por allá arriba, le esté contando al oído a algún amigo sentado a su lado, los andares y peripecias de su hermoso saco negro.