“Es lamentable que no entienda que la propaganda que lo manipula no asume, ni respeta siquiera sus ideas (…); solo aprovecha para usarlo como ariete de facto (…)”.
Vivimos una cruel guerra, alentada por un poderoso enemigo, lo que obliga a ser riguroso con las tácticas y las estrategias y a recuperar credibilidad.
Por más que aparezcan compañeros de viaje agotados, por más que afloren los arrepentidos, somos muchísimos más los artistas e intelectuales comprometidos.