Julio Cortazar

Amistad con el perseguidor

Cortázar había muerto, y eso era todo. Mera cuestión natural. Nada más terrible que esto, si se trata de alguien querido. Que no es el hombre, sino un hombre: a quien nuestro afecto ha elegido de entre la gente, reconociéndolo como hecho de carne y hueso, como a una persona.