La vuelta del Teatro Nacional de Guiñol será un acto de justicia histórica y un necesario gesto de amor y respeto al teatro para niños y de títeres cubano.
Al meditar sobre las herencias culturales, me moviliza ese legado universal que nos hace asegurar, como bien fundamentó el dramaturgo, crítico e investigador Freddy Artiles, que Pelusín del Monte y Pérez del Corcho es nuestro títere nacional, nacido de un grupo de creadores con alto valor artístico.