¿Jazz cubano, afrocuban jazz o latin jazz?

Ana María Domínguez Cruz
23/1/2021

¿Existe un jazz cubano? Las posibles respuestas seducen a muchos. El Coloquio Internacional Leonardo Acosta in Memoriam reunió este viernes en la sesión Pensar el jazz a la musicóloga Gloria Ochoa y a los músicos Orlando Valle (Maraca) y Alain Pérez para establecer un debate en torno a esta interrogante.

Nuestra manera de hacer y sentir el jazz propicia fructíferos intercambios en el Jazz Plaza.
Foto: Internet

 

Ochoa afirmó que existe un jazz cubano, y que puede hablarse de tres generaciones de jazzistas. “Lo esencial para que exista el jazz cubano es que los músicos que se dedican al género estudien y se comprometan con la música popular y tradicional cubana. Si esto se domina, se puede hacer en cualquier formato, porque existen los recursos métricos, rítmicos, expresivos para ello. Algunos no comprenden esa urgencia de estudiar nuestras raíces y estamos conscientes de la carencia en la formación académica, pero la vida lo impone”, afirmó el flautista.

Pérez reconoce una evolución desde las décadas del 50, 60 y 70 del pasado siglo; desde Chucho Valdés hasta la actualidad. Considera que aquel jazz era más cubano. “Yo no nací en Harlem ni en Chicago ni en New Orleans, pero asumo esa influencia sin desprenderme de la sonoridad cubana. Si no hay un sabor a café, a tabaco, al besito de la mulata; si no hay cubanía, se pierde autenticidad. No tiene que haber tumbadora necesariamente, porque con la rítmica del piano se dice mucho. La música sin sentimiento no es música. Si es solo técnica, carece de sentido”.

Maraca recuerda que la música cubana se nutre de diversas tendencias internacionales: “Los músicos cubanos interpretan un estándar, pero suena a cubano. Clasificar un tema como jazz cubano es difícil”. Por su parte, Alain Pérez asevera que el lenguaje rítmico, sea cual sea el instrumento, puede definirlo.

Ochoa aseveró que la esencia de un jazz cubano está en la fusión de todo el proceso: “Tiene que ver con la asimilación de la diáspora africana en la región. Sucede con la música brasileña, por ejemplo. Toda la esencia organológica, métrica y rítmica tiene que ver con África. Lo vemos en el son, en la rumba, en el soul, en el jazz. Cada lugar le da su espacio raigal. Por eso, si no se domina la identidad y la cultura propias del territorio de origen, no se puede continuar”.

Muchos nombres fueron mencionados en el panel: Emiliano, Arturo Sandoval, Chano Pozo, Paquito de Rivera, Bouza, Benny Moré, Romeu, Frank Emilio, Bobby Carcassés, Chucho, Felipe Dulzaides. Son tres vertientes, tres escuelas, y una misma esencia.

La sesión Tributo de este viernes recordó los centenarios de Chico O’Farrill y Cándido Camero a través de las intervenciones del periodista José Dos Santos, el saxofonista Braulio Hernández (Babin) y el musicólogo Miguel Ángel García.

“Humildad y jovialidad distinguían a Cándido Romero a pesar de su fama —aseguró Dos Santos. El hombre de los mil dedos, así le decían. Era reconocido como otras grandes figuras de la escena norteamericana. Unas 24 200 entradas de videos en Internet sobre Cándido demuestran lo famoso que era, así como su genialidad inmensa”.

Babin reconoce que el jazz es tan grande porque recepciona todo lo que surge. Si de Chico O’Farrill se trata, “no sabría de qué manera expresar todo el talento que desbordaba”.

Se recordaron anécdotas, pasajes de la música cubana, influencias y confrontaciones. García recordó que el arquitecto del jazz afrocubano siempre ha sido O’Farrill, cuya influencia en la música cubana es innegable.

Sábado y domingo continuará el Jazz Plaza en las plataformas digitales. Clases magistrales, conferencias de prensa, conciertos y descargas concebidas para el disfrute del género y el debate en torno a él.

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