Teorizando el humor

Laidi Fernández de Juan
9/7/2018

No recuerdo la fecha exacta en que comencé a interesarme por el Evento Teórico del Festival del Humor Aquelarre. Han transcurrido cerca de diez años desde la primera vez que asistí como oyente. En distintos locales (Casa del ALBA, Teatro Abelardo Estorino, Sala Villena de la UNEAC, como este año 2018), la dirección del Centro Promotor del Humor organiza encuentros con carácter nacional para intercambiar experiencias investigativas, exposición de tesis sobre o relacionadas con el humor, rendir tributo a creadores vivos o muertos, cuya impronta no debe ser desdeñada, y en fin, incentivar el estudio del humor cubano desde el punto de vista de la teoría.

Fotos: Internet
 

Dicho así, quizás se piense en contactos puramente académicos, en los cuales un puñado de investigadores deja plasmado su particular criterio sobre un serio asunto. Nada más alejado de la realidad: se trata de encuentros tan divertidos y profundos como el humor mismo, donde se demuestra la importancia del rescate de figuras, de programas radiales, televisivos, literarios, musicales o gráficos, que han sido relegados por el tiempo, o por confusas decisiones que, a la postre, nos arrebatan nombres muy de nosotros; a lo que se añaden otras posibilidades como la utilidad del humor en contextos pedagógicos, análisis de la filosofía del poder en contraposición con la sátira popular, la presencia del humor en la cotidianidad de Cuba en varias manifestaciones, entre otras.

Recuerdo con marcado interés las conferencias impartidas hace varios años por el psicólogo Manuel Calviño en el Teatro Abelardo Estorino, y la de Adelaida de Juan Seiler en la casa ALBA, en distintos momentos, y, obviamente, de diferentes temáticas. El profesor de Psicología mostró la manera peculiar del humor como elemento vibrante y activo en nuestra sociedad, no solo como instrumento de resistencia, sino —y quizás sobre todo— como revelador de males y atropellos. Por su parte, la Doctora de Juan expuso su extraordinario estudio acerca de la caricatura de la República, demostrando la presencia de un mismo hilo conductor denunciatorio desde Torriente (con su personaje Liborio), pasando por el gran dibujante y pintor Eduardo Abela (con el mítico Bobo), hasta René de la Nuez, con El Loquito, que llegó hasta los años 60 del pasado siglo. Escojo solo dos ejemplos de la valía de estos Eventos Teóricos, para no extenderme en exceso.

Este año, el evento “¿Piensas ya en el humor?” contó con diez ponencias, tres proyecciones de audiovisuales y lanzamientos de tres títulos. En aras de ceñirme al espacio de esta reseña, y no siendo viable comentar cada una de las conferencias, me limito a señalar las que a mi juicio, representan la versatilidad de estos encuentros. Kike Quiñones —a quien mucho debe el actual desempeño del Centro Promotor del Humor— expuso su “Teoría del simulacro: Humor escénico cubano contemporáneo”, conceptualizando diversos términos (simulación, transfiguración de la realidad, uso de resortes reales e imaginarios), mientras que el actual Premio Nacional de Humorismo, Octavio Rodríguez Fernández (Churrisco), a través de “Corriendo con Tres Patines” rememoró no solo la trayectoria brillante de Leopoldo Fernández, quien encarnara al personaje Tres Patines, sino que denunció la manipulación política y mediática de que ha sido objeto tan singular actor, cuyo trabajo lo convierte en figura imperecedera para nuestra cultura. Ariel Zaldívar, proveniente de Holguín, tuvo a su cargo una de las más apasionantes visiones (por lo novedoso) de la imbricación a veces enigmática entre filosofía y humor. Su exposición “Risa y poder en el pensamiento cultural de Mijail M. Bajtin” (y cabe recordar que Mijail Mijáilovich Bajtín (1895-1975) fue un crítico literario, teórico y filósofo del lenguaje de la Unión Soviética), debería ser publicada, de manera que el público acceda a esta interesantísima correlación entre dos corrientes tan distantes en apariencia. Acoto este hecho porque no existe un marco propicio que permita la conservación de las conferencias que se imparten en los eventos teóricos del Aquelarre, ya que no disponemos de publicación a tales efectos.

El humorista, guionista y profesor Antonio Berazaín demostró el poder de la risa en contextos didácticos, con su charla “El humor como recurso pedagógico en el aula”, acudiendo a su experiencia personal, como resultado de tantísimos años de profesor en el ISDI, y al frente de su memorable peña “La resaca”, que condujo por más de dos décadas. Para finalizar este comentario, me gustaría detenerme en uno de los colectivos teatrales más originales de Cuba, cuya sede en Las Tunas, lejos de ser un obstáculo, acrecienta el mérito de sus propuestas. Me refiero a Teatro Tuyo, colectivo fundado y dirigido por el dramaturgo Ernesto Parra Borroto. El grupo, integrado por jóvenes consagrados a dignificar la figura del payaso, logra la espectacularidad de actuar, musicalizar, representar mímicamente y hacer reír al público de todas las edades, sin pronunciar una sola palabra. Y sin utilizar lugares comunes, ni groserías, ni absolutamente nada ordinario.

Teatro Tuyo
 

Teatro Tuyo es lo más original de nuestras tablas, con más de diez propuestas escénicas ya, pasmosamente ignoradas por el llamado “Habanocentrismo”. Me consta que la realizadora Magda González Grau pretende filmar estos espectáculos, para darlos a conocer en la televisión nacional, proyecto que ojalá pueda cumplirse. Traigo a colación la originalidad de este colectivo artístico, porque precisamente su director ofreció en el evento teórico la conferencia “La contraposición, elemento indispensable en la dramaturgia del clown”, a través de la cual pudimos aprender, desde fundamentos conceptuales, aquello que distingue al payaso común (esa figura habitual en fiestas y espectáculos pensados para el público infantil, como si este fuera simplón y repetitivo), del clown, personaje que se viste y transforma con los mismos atuendos del primero, para desplegar toda una dramaturgia elaborada, compleja didácticamente, e igualmente humorística.

La diferencia esencial entre “lo cómico” y “el humorismo”, entre el chiste efímero, circunstancial, y el resultado cultural de un pensamiento humorístico, llevado a la sublimación de la comicidad en función del arte, constituye la base sólida en la cual descansa el propósito fundamental del evento teórico del Aquelarre desde su fundación, y este año 2018 no fue la excepción en dicho sentido. Insto al público general a asistir a las deliberaciones que allí suceden, y a todos aquellos interesados (diseñadores gráficos, narradores, actores, dramaturgos, músicos, sociólogos) en los estudios culturales cubanos. Pensar el humor es dignificarlo, es alejarlo de la vulgaridad, y es, sin dudas, rendirle tributo como una de nuestras más rutilantes aristas en términos de identidad.