Títeres cubanos frente al espejo de la virtualidad

Rubén Darío Salazar
14/5/2020

La presencia de la Covid-19 en Cuba cambió las reglas del juego en la Isla para todos. Los teatristas fuimos de los primeros en recesar nuestras actividades, pues ellas se basan en trabajar de forma directa con el público y se contraponen al llamado a evitar las aglomeraciones sociales. Muchos buscamos opciones para contrarrestar la lejanía de los espectadores. Los artistas cubanos nunca le hemos temido a las circunstancias adversas, hemos vivido en ellas y las hemos vencido.

La pandemia del nuevo coronavirus nos puso iremediablemente frente al mundo de la virtualidad, el cual me parece un universo maravilloso que no me hace desdeñar lo real; pero para eso son los inventos tecnológicos y científicos, para situaciones en las que los seres humanos precisamos saltar inconvenientes de comunicación, de información, de una logística cotidiana anómala.

No sabemos cuánto durará esta situación, pero sí sabemos que el público no puede olvidarnos mientras exista la posibilidad de seguir en su órbita de vida. Es en estos momentos donde la ciencia y los grandes descubrimientos nos tornan gigantes, poderosos e invencibles. De Guantánamo a Pinar del Río llegan noticias de trabajos titiriteros y escénicos virtuales para niños y adultos, ya sea replicando los hallazgos artesanales y prácticos de otros colegas del planeta o recreando con muñecos y objetos el imaginario literario de los autores locales, como lo hace el Teatro Andante, de Granma.

Payasos a domicilio es la propuesta del Teatro Tuyo, de Las Tunas, que contiene escenas de sus espectáculos y de montajes internacionales que tienen al payaso como inspiración y ejecutante principal. Llamados a la protección sanitaria realiza, desde pequeñas cápsulas simpáticas y aleccionadoras, la actriz y directora Idania García, de la Compañía Teatral El Mejunje, de Villa Clara. Capítulos didácticos y breves como El chiqui, de la actriz titiritera Carmen Thompson, de La Habana, se conciben a partir de las herramientas digitales existentes de edición y montaje. En la capital, el Teatro La Salamandra ha armado un teatrino de papel para contar fábulas clásicas, llenas de actualidad, desde una cuidadosa estética. La actriz Niurbis Santomé, de Teatro La Proa, construye y anima títeres caseros a la vista de todos. En el occidente del país, el grupo pinareño Titirivida ofrece el espacio Canciones titiriteras, música y figuras unidas, echando mano a la imaginación y la fantasía con materiales humildes.

Un minuto con Pelusín del Monte (Aprende desde casa). Foto: Cortesía del autor
 

En Matanzas, a partir de una sugerencia de la cantautora Rochy Ameneiro, del proyecto Todas Contracorriente, y con el apoyo del Consejo Provincial de Artes Escénicas, realizamos a finales de marzo la miniserie Un minuto con Pelusín del Monte (Aprende desde casa), que respondió a una convocatoria de Unicef Internacional. Primero hicimos once capítulos que tuvieron mucha aceptación, lo cual nos hizo regresar en abril con la segunda temporada, titulada Los minutos de Pelusín del Monte (¡Que no cierre el telón!). Alojada en la página de Facebook COMPAÑÍA TEATRO DE LAS ESTACIONES, se emite todos los sábados y domingos, como tradicionalmente se trabaja en la sede del colectivo titiritero en la ciudad de los puentes.

Tener a Pelusín del Monte como principal conductor, ese personaje ocurrente, jaranero, pícaro y sobre todo criollísimo, ofrece la posibilidad de comunicar de forma rápida con público de cualquier edad. Así ha sido desde 1956, cuando fue creado por Dora Alonso y Pepe Camejo —por lo que acumula más de sesenta años viviendo en los retablos nacionales— y, como los buenos cubanos, sigue dándole guerra al egoísmo, la desidia y el pesimismo.

Enseñar a los infantes a escribir una décima guajira, cómo suena la clave campesina, a hacer un postre, a dibujar, a conocer de los títeres del mundo (hermanos de Pelusín), a saber de poesía y de la historia de nuestro retablo en sus orígenes… todo eso y más nunca será ocioso; el aprendizaje es algo que se debe cultivar a diario. Ser cubano es también ser culto. El conocimiento aporta una cuota de libertad infinita, nos hace más felices. Lo que Pelusín y el equipo realizador de Teatro de Las Estaciones propone con esta serie en las redes sociales es estimular los valores espirituales, sociales y patrióticos que harán mejores a las mujeres y los hombres de mañana.

La creación no conoce de impedimentos, es una condición demasiado inquieta, como una niña eterna. La alternativa virtual no me satisface de manera total. Soy teatrista, necesito oir la respiración del respetable, sentir sus risas, lágrimas, asombros y percibir ese encantamiento de ambas partes, cuya energía circunda en la representación escénica; pero tampoco debemos cruzarnos de brazos y dejar que el tiempo, ese señor que no regresa jamás, se burle de nosotros en esta situación extrema.

Todo pasará y aquí estaremos, despiertos. El sueño me complace en su sentido onírico, que me hace elucubrar mañanas; no como modorra. La costumbre de invernar es para los osos. La cultura salva y sana, no vamos a parar. Los humanos necesitan de ese alimento espiritual, y la infancia no puede ser un punto débil en esa imprescindible relación cotidiana con el arte. La radio y la televisión son vías activas en este empeño, pero las plataformas digitales también pueden y deben serlo, desde la mayor responsabilidad con el futuro inmediato. Estamos llamados a luchar por la permanencia de la fe y la solidaridad en tiempos duros.

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