Toda mujer tiene alma de flor

Rubén Ricardo Infante
6/9/2019

La canción Una Mujer fue compuesta para ser útil.
En las manos de Lizette Vila y su equipo maravilloso, es donde mejor anida.
Ustedes pueden hacer que una causa, aparentemente pequeña,
crezca en la dimensión correcta dentro de las conciencias de los ocupados,
de los distraídos, de los insensibles.

Por eso les regalo la canción. Háganla volar en los cielos correctos.

Israel Rojas

Invitación a la presentación especial de este material, que tendrá lugar en el cine Yara el próximo 5 de octubre.
Foto: Cortesía del Proyecto Palomas

Desde hace unos años el Proyecto Palomas se ha convertido en un referente cuando se menciona su destacado quehacer como Casa Productora de Audiovisuales para el Activismo Social. Lo principal de su trabajo ha sido esa búsqueda de las esencias humanas, de las historias que se esconden detrás de los rostros más conocidos, y también de quienes desde su aparente anonimato son verdader@s héroes o heroínas en su ámbito, en sus familias, en sus espacios…

Nos negamos a rendirnos; sobrevivimos, sostenemos la economía grande y la pequeña, resistimos y crecemos.

Este ha sido el objetivo de un pequeño equipo de trabajo. Pequeño en su conformación, grande en su espíritu creador. Como grandes son las ganas de esa mujer que es Lizette Vila, realizadora con una larga trayectoria en su devenir como gestora de estos materiales que ya son reconocidos por un público que es fiel a los presupuestos que ha defendido el Proyecto Palomas.

En la tarde de ayer tuvo lugar la presentación especial de su última producción Mujeres. Resiliencia. Derechos a la vida en el cine Chaplin de esta capital. Hasta allí nos llegamos para apreciar estas “historias de vida de cubanas que emprenden sus proyectos económicos y espirituales desde la resiliencia, ante las difíciles realidades de la sociedad cubana”.

Resiliencia es la entereza, más allá de resistir. Sobreponerse y salir con fortalezas. Es levantarse y recomenzar.

Muchos coincidirán conmigo en que, si le preguntamos a muchas de nuestras más cercanas mujeres, cada una de estas podrá contarnos las hazañas que realizaron para estudiar ellas, para criar a sus hijos, atender a la familia, emprender un proyecto profesional, para llevar adelante un trabajo considerado exclusivamente para hombres. Ese ha sido el punto de partida a la hora de revelarnos las historias de estas mujeres.

El dolor lo curamos con desvelo; a la escasez oponemos imaginación y a los problemas les buscamos solución con mucha pasión y firmeza.

Con el guion y la dirección del binomio Lizette Vila-Ingrid León, los textos escritos por Sara Mas y Teresa Díaz Canals, y la narración de Obelia Blanco e Irela Bravo, Mujeres… es un pretexto para cumplir esa intención de no olvidar las imágenes de esas cubanas que nos acompañan y son parte de nuestros sensibles recuerdos. Porque la memoria es trascendente y guarda lo mejor, incluso de los malos momentos que cada una ha sufrido.

Aprendimos a actuar con plena dignidad, que es lo más parecido a la libertad personal, a mirar el mundo sin culpas ni resentimientos.

Otro punto a favor del material ha sido la selección de esas voces, donde cada una de ellas proviene de espacios diversos, y en este recorrido aparece desde la profesional de las ciencias (doctora Beatriz Marcheco) hasta la cubana campesina (Dulce Reina Herrera) que espera de su tierra mejores tiempos para cosechas más productivas, y en ese abanico participan otras que conforman el entramado social de un país.

Otras provienen de ámbitos de realización personal y profesional como artistas, son los casos de Zenaida Castro Romeu, Liang Domínguez Fong, Yenisei del Castillo o Loly Molinet. Para cada una de ellas, los retos han sido distintos y, sin embargo, terminan siendo similares. Su fuerza y entereza es lo que les ha permitido llegar a esos espacios de definición mejor, escribía Lezama Lima.

Generamos voluntades, dentro y fuera de casa; reponemos energías, trasmitimos aliento vital, renacemos proyectos y ayudamos a reedificar la vida.

O pueden ser las deportistas de alto rendimiento como Omara Durand y Yerisbel Miranda, enfrentadas a obstáculos propios y ajenos; pero ellas anteponen el valor y la voluntad para ganar en sus perennes batallas por el tiempo, una desafiándolo en una carrera de velocidad, y la otra, en una carrera de espera y paciencia.

También las mujeres que luchan contra los prejuicios que la sociedad impone: desde la jubilada que decide hacer juguetes artesanales y con sus manos fabrica lo que será motivo de alegría para los niños; o la muchacha negra y paciente de VIH que ha desafiado las normas para poder ser feliz desde su transexualidad. Estas pequeñas historias son las que hacen grande a Mujeres…

Herederas del anhelo permanente de libertad, hijas de la madre ceiba y de la distinción de la palma real, invitamos día a día a mantener la esperanza creadora.

El mensaje es de aliento. Después de apreciar una obra así, uno debía dejar reposar las ideas. Pero, a veces, uno también debe dejarse llevar por ese impulso y escribir unas líneas que intentan recoger la emoción sobre unas imágenes que describen a nuestras abuelas, madres, hermanas y sus historias. Son flores que al dolor pueden arrancarle maravillas.