“Todos necesitamos amor de padre”

Yerelys Gil Cuervo
19/6/2020

Cada lunes, miércoles y viernes en la noche llega a nuestra cuarentena la novela cubana El rostro de los días. Y después de ver cada capítulo, como en un foro debate, las redes sociales cobran vida propia para discutir lo que sucedió.

Las diversas tramas en torno a la maternidad, al evidente envejecimiento poblacional, a madres o padres solteros, divorciadas, embarazos en edad avanzada o en la adolescencia, captan nuestra atención durante los no más de cuarenta minutos. Pero la historia de Fabián —interpretado por Denys Ramos—, nos conmueve a todos. Nos entristeció ver cómo perdió a Niurka — encarnada por Alicia Hechavarría—, tan joven, y con un bebé tan pequeño, nos molesta la forma prepotente con que lo trata Mercedes —una convincente actuación de Daysi Granados—; y entendemos, todas las que somos madres, cada una de las ojeras y el cansancio en el rostro.

Denys Ramos, destacado actor cubano de la televisión, el teatro y el cine.
Foto: Yander Zamora/Tomada de Granma

 

Se nos presenta un Denys Ramos diferente al que estábamos acostumbrados, lejos del Shidarta de la telenovela Aquí estamos, en 2010, o Ahmed de Historias de fuego en el año 2007. En El rostro de los días Fabián es padre, además viudo que intenta solo educar a su hijo lo mejor que sabe.

Ramos es un destacado actor cubano de la televisión, el teatro y el cine. Se inició con la teleserie Los 3 Villalobos en 2017 y ese mismo año recibió una nominación al Premio Caricato en la categoría de Teatro para niños y jóvenes, por su interpretación del Espantapájaros en El Mago de Oz. Vía WhatsApp conversa con La Jiribilla sobre su llegada a la novela, la preparación y el proceso de aprendizaje durante la interpretación del personaje de Fabián, a propósito del Día de los Padres.

Denys, ¿cómo llegaste a la novela El rostro de los días?

A la novela llego porque Noemí Cartaya, la directora, ya en un casting hace muchos años me había seleccionado para trabajar con ella en la novela Historias de fuego, y después en un telefilme llamado Puentes. Ya me conocía como actor, y me llamó para interpretar el personaje de Fabián.

La transición de personajes negativos a los que estábamos acostumbrados a verte en pantalla, al personaje de Fabián, ¿tiene algo que ver con la madurez con la que ya vemos a Denys Ramos?

Supongo que todas las cosas influyen, la madurez profesional y la madurez personal, en la carrera de un actor, ya que trabajamos con el físico y con la mente, y la coordinación de estas es lo que hace que en un momento determinado pueda funcionar o no, algún tipo de rol que te asignan a interpretar. Yo creo que además depende de muchas cosas, no solo de la madurez, depende también de la entrega que tenga uno en el trabajo.

¿Qué tan cerca has estado de la situación de tu personaje?

Estoy muy alejado de la situación de Fabián, no soy padre y tampoco viudo. Creo que sería un buen padre, me considero un buen hijo, y un profesional que le interesa mucho lo que hace. Por esa parte sí estoy más cerca de Fabián. Soy responsable, lo que nos diferencia es la poca expresividad del personaje, cuando yo soy mucho más temperamental. Creo que los puntos en contacto son difíciles de ver, porque no he estado en sus circunstancias. No he tenido una suegra que me haga la vida imposible, y haya tenido los deseos de agredirla. No, no he tenido esa experiencia. Hay muchas más situaciones que verán a continuación en el personaje, que tampoco tienen que ver con cosas que haya vivido. Realmente las viví por primera vez allí.

“Creo que sería un buen padre, me considero un buen hijo, y un profesional que le interesa mucho lo que hace”.
Foto: Tomada de Cubadebate

 

¿Qué aportaste al personaje de Fabián y cuánto quedó de él en ti?

Cuando uno hace un personaje le aporta mucho: la creatividad, los conocimientos que tienes hasta el momento, cosas que has hecho anteriormente, la entrega, el amor hacia lo que hacemos, tu alma, tu mente, tu tiempo. Fabián me ha dejado mucha reflexión, en cuanto a la diplomacia con que trata de solucionar todo, la comunicación, creo que es un personaje que trata siempre de contener sus emociones, de no exteriorizar. Él conversa mucho con su padre, que es a quien tiene más cerca, pero con su madre también y esas son cosas mías, yo converso mucho con mi madre. Fabián me deja la sabiduría de enfrentar algunas situaciones de una manera más tranquila, más pausada.

“Fabián me deja la sabiduría de enfrentar algunas situaciones de una manera más tranquila, más pausada”.
Foto: Tomada de Cubadebate

 

Tengo entendido que fueron muchos niños los que interpretaron el papel de Javier. ¿Cómo fue para ti la manipulación de bebés tan pequeños? ¿Alguna experiencia previa?

Creo que fueron seis o siete niños, no puedo seguir la cuenta, porque a veces llegaban y solo se hacía una pequeña escena con ellos. Hubo un niño en el hospital, uno recién nacido en casa de Mercedes y otro niño un poco más grande también en su casa. El niño que está en mi casa; otro en el hogar materno y hubo otro niño recién nacido, que fue en exteriores, no tan recién nacido, pero sí bien pequeñito.

Yo no tenía ninguna experiencia. Hacía poco había nacido mi sobrino, el primero, y luego nacieron otros dos más; pero yo no vivo con ninguno, entonces, no había tenido mucho contacto. Sí estuve cerca de niños pequeños, los cargué en un momento determinado, tal vez cambié pañales, en una rara ocasión, pero siempre con ayuda de otra persona.

En la grabación, sí cambié pañales, lo que siempre me lo dejaban casi listo, no tenía que pasar mucho trabajo. Al niño, por suerte, no tuve que cambiarlo ninguna vez de verdad. La única ocasión que se lo hizo encima, estaban sus padres ahí. Por lo demás siempre se portaron muy bien, nunca tuvimos queja de ninguno. Aprendía a manipularlos antes de entrar a grabar. Una vez la asistente nos llevó a Alicia (Niurka) y a mí a hacernos fotos con el niño que es el que más se ve en la novela, ahí lo cargué, y me explicaron unas cuantas cosas sobre él la madre y la abuela. Lo más difícil de trabajar con los niños es que pueden hacer cualquier cosa en cualquier momento y te cambian la escena en un minuto.

“Lo más difícil de trabajar con los niños es que pueden hacer cualquier cosa en cualquier momento
y te cambian la escena en un minuto”. Foto: Tomada del perfil de Facebook del actor

 

¿Tienes alguna anécdota de la grabación que compartir?

Con el bebé. El niño era extremadamente tranquilo, solo un día tenía molestia porque lo habían vacunado. Ese día teníamos una escena importante Luisa María Jiménez y yo, y el niño estaba en el medio, pasamos toda la escena pasándonos al niño de un brazo al otro para que no comenzara a llorar. Así estuvimos casi tres minutos pasándonos al bebé; las personas no se dan cuenta pero era raro, lo hacíamos para que el niño no llorara, y no interrumpiera la escena. Realmente fue complicado, pero nos entendimos muy bien Luisa y yo, y comprendimos lo que teníamos.

¿Cómo lograste la química con Daysi Granados en pantalla? ¿Qué tan difícil de grabar fueron las escenas?

En principio, Daysi y yo nos conocemos desde que era un adolescente, yo estaba en el taller de Adolfo Llauradó, desde los 12 o 13 años. Ella iba, yo la conocí, junto a Pastor Vega y Heron, su hijo, pero nunca mantuvimos una relación muy estrecha, ni conversamos mucho. Nos enfrentamos por primera vez en la escena, y es muy gracioso, porque la respeto muchísimo, pero me ponía muy nervioso cuando iba a trabajar con ella, porque la violencia que me hacía sentir, los deseos de estrangularla, que lograba hacerme sentir en escena, era todo lo contrario cuando daban el corte. Es una persona que adoro, que admiro muchísimo, y que la vida me ha dado la dicha de trabajar junto a ella, como mismo hizo mi maestro.

Denys Ramos, Daysi Granados y María Luisa Jiménez durante la grabación de la telenovela El rostro de los días.
Foto: Tomada del perfil de Facebook del actor

 

¿Qué opina Denys Ramos del tipo de paternidad que ejerce Fabián?

La paternidad que siempre vi en el personaje, es extremadamente responsable, pero a la vez egoísta; particularmente ese, fue uno de los estudios minuciosos que hice del personaje, y además es evidente. Él no permite apenas, ayuda, de su padre, porque piensa que molesta, o dejarlo en casa de Mercedes, aunque ella sea su bisabuela, pero está fuerte para encargarse de él en algunos asuntos, y es también el resultado de todo lo que le sucedió. De su sentimiento de culpa, con respecto a la muerte de Niurka, y eso también creo que es un poco exagerado. Aceptar una ayuda nunca viene de más.

Por otra parte, considero que la paternidad responsable es algo que se debe ir aprendiendo en nuestra sociedad. Durante mucho tiempo se pensó que la madre era la base de todo y que un niño teniendo madre, con eso estaba bien.

Si la figura de la madre o del padre biológico falta, podemos verla, no sustituida, sino reflejada, en cualquier otra persona que no haya dado ese cariño y ese amor. Si nos falta, si la ausencia es simplemente porque no tuvieron el valor, o no tuvieron el amor, para criar a quien trajeron al mundo; o más bien la muerte los separó, digamos que siempre se puede encontrar en la vida personas que te den un amor similar. Digo similar, porque yo tengo un amor de madre muy elevado, pero estoy completamente seguro de que todos necesitamos ese amor de padre.

Esta última pregunta no puedo dejar de hacerla a sabiendas de su posible respuesta: Fabián y Mariana son dos personajes que el público quisiera ver interactuar más en la pantalla. ¿Me puedes adelantar algo?

Tanto a Roxana Broche (Mariana) como a mí, la profesionalidad nos impide responder algo que quisiera escuchar el pueblo o no. Yo hasta ahora, como espectador, no he visto tantas cosas como las personas han visto de pronto, y ha surgido todo esa dinámica alrededor de los personajes. Han tenido encuentros, han coincidido, coinciden de muchas maneras, pero hasta ahora no he visto ese acercamiento, como lo ha visto el público. En el estudio uno siempre se pregunta, se cuestiona, cosas del guion, y hasta ahora, en la novela lo que han visto, es lo que hay. Si va a haber algo después, te voy a responder como le respondo a todo el que me pregunta por la calle: No me acuerdo, o no me lo leí.