Un aporte a las Ciencias Sociales en Cuba

Alina López Hernández
28/10/2016

Las Ciencias Sociales en Cuba han estado mucho tiempo de espalda unas a otras. Hijas de un siglo que como el XIX definió rígidos objetos de estudio y metodologías particulares, ellas se encerraron en compartimentos estancos y reclamaron para sí una parte de la realidad social. Ocurre, sin embargo, que la sociedad es una, y compleja, y mientras más se fraccione para su estudio, menor será la riqueza de sus resultados.

Ante fenómenos sociales, siempre multicausales, serán necesarios enfoques multidisciplinarios; es precisamente esta la mayor contribución del texto que presenta Ediciones Matanzas como parte de su catálogo del 2015: Cepos de la memoria. Impronta de la esclavitud en el imaginario social cubano, nueva entrega de Zuleica Romay, rara avis entre los directivos cubanos, que pocas veces mantienen una vida intelectual activa.


Foto: Internet

No es este el primer libro sobre las relaciones raciales en Cuba, ni siquiera de su autora, que tiene un texto previo; sin embargo, a mi juicio, es el más significativo de todos los que conozco, dado el ambicioso entramado científico desde el que aborda el tema de la discriminación racial: la Historia, incluyendo sus vertientes cultural y científica; la Sociología; la Antropología y la Psicología, son áreas discursivas que sirven de apoyatura a una investigación que, por demás, combina las perspectivas diacrónica y sincrónica y hace gala de un enfoque comparativo que ilustra muchas de sus inquietudes en otros contextos, históricos y epocales.

La propia autora considera que Cepos de la memoria puede llegar a ser un libro inquietante, y hace bien en opinar de este modo, pues su lectura desmitifica confianzas excesivas, discursos políticos e históricos, y revela, con toda crudeza, el hecho cierto de que las construcciones ideológicas —como el  racismo—, no desaparecen por decreto, ni siquiera por políticas igualitarias e inclusivas; sino que se incorporan a la subjetividad, de ahí que nos explique en la introducción: “Cuando es rechazado por la razón o el sentimiento, el racismo existe en el instinto y la emoción. Negada por filiaciones ideológicas, discursos éticos y preceptos educativos; la dúctil  noción de raza aflora en frases y comportamientos cotidianos, y en estados anímicos tan evanescentes como la aprensión y la  inquietud”.

Se encamina entonces, en cada parte del texto, a develar cómo se manifiestan los mecanismos que reproducen hasta hoy un proceso de dominación y subordinación que se inició siglos atrás con la esclavización del africano, pero que no es reducible únicamente al ámbito económico o político, sino también a nivel de la subjetividad, del mundo simbólico, del modo en que las marcas de la memoria logran implantarse en el imaginario de dominadores y dominados, haciéndoles compartir representaciones sociales estereotipadas. La esclavitud pertenece al pasado, es cierto, pero como bien afirma Zuleica: “Si el cuerpo queda libre pero la mente sigue encadenada al pasado, o a la reproducción adaptativa de las relaciones de subordinación que ese pasado engendró, los modos de pensar y comportarnos seguirán las pautas establecidas por quienes nos dominaron una vez, creando condiciones para que continúen haciéndolo, ahora desde la prisión de nuestra mente”.

Confieso que disfruté la edición de este texto, que sometió a dura crítica algunas supuestas verdades recibidas como parte de mi formación profesional. Pero si elogiable es por su contenido, también lo es por su forma expositiva. El ensayo es un género literario híbrido, y esa es su mayor complejidad. Debe compartir el lenguaje literario con el científico y, por ello, cualquier exceso en uno de esos sentidos lo hace fracasar: por metafórico y vacío o por denso y cargante. De ahí que convertirse en un buen ensayista es una tarea sumamente difícil, y a pesar de ello… cuánto escrito se presenta bajo la etiqueta de ensayo sin serlo. Este no es el caso del texto que presentamos, pues la autora es dueña de un estilo en el que se reúnen lo coloquial y lo problémico; al lector se le provoca constantemente de modo inteligente, con situaciones cuyo objetivo es generar un pensamiento crítico y una actitud  reflexiva acerca de tan espinoso tema. Invito a los lectores a que se dejen provocar, pues al final de la lectura sabremos mucho más sobre nosotros mismos.

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