Cuatro días resultaron pocos para homenajear a alguien que dedicó más de cinco décadas de su vida a la música. Aunque Juan Formell ya no está físicamente, sí está su legado, multiplicado en miles de personas que fueron parte, de una forma u otra, del Primer Festival Internacional de la Timba, viejo anhelo del eterno maquinista de Los Van Van, quien siempre quiso realizar en Cuba un evento global que resaltara esa forma peculiar de hacer música que tanto se defiende en la Mayor de las Antillas: un ajiaco de ritmos que fusiona el son, la salsa, la música afro, un poco de jazz, de ritmos caribeños, y que termina creando una identidad sonora única en el mundo: la timba.

Decía Formell que este género musical es “(…) un ritmo heavy (duro), afro, distinto a la salsita blanca latina (…)”. Creía en su valor cultural, en su influencia entre la gente y en cómo podía ser elemento identitario de Cuba.

Al final ese anhelo fue concretado gracias al afán de Samuel Formell, actual director de Los Van Van; de Leonel Limonta, líder de Azúcar Negra; de Artex y de RTV Comercial. Del 2 al 5 de agosto La Habana acogió este festival, dedicado íntegramente a agasajar la figura de Juan Formell.

Cada espacio del evento resaltó la influencia de esta orquesta que cumple 50 años, en un programa que incluyó paneles teóricos, demostraciones, encuentros con familiares y fundadores de la agrupación, conciertos, visitas a espacios especializados, como los Estudios Areito, de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (Egrem), lugar que atesora la memoria histórica y discográfica de Los Van Van.

La sede principal no podía ser otra que la sala Juan Formell, en el Centro Cultural El Sauce, un lugar que da la bienvenida con una bandera gigante en la pared en honor al también Premio Nacional de Música. Allí el fotógrafo Ivan Soca inauguró la exposición Los Van Van son la Patria, instantáneas que reflejan al padre, al amigo y su influencia en el pueblo.

Según Soca, esa muestra fotográfica era un regalo para Lorenzo, el más pequeño de los Formell, para que recuerde a su padre como un hombre que cambió la música en Cuba y que será recordado por todos los tiempos.

Los paneles teóricos buscaron una perspectiva diferente para analizar la vida de Juan Formell, una mirada desde su propia familia y amigos. Samuel enfatizó en lo familiar que era su padre, incluidos todos los miembros de su propia familia. “Siempre fue una persona feliz y sencilla, y lo trasmitía a todos los espacios de su vida… y creo que esa es parte de la clave del éxito de Los Van Van”.

El segundo día se abordó el surgimiento y proyección de la timba en la escena musical contemporánea. Asimismo, se premió a los ganadores del concurso Música Popular Habana Sí, en la edición del 2018, y se lanzó la convocatoria para el certamen del 2019. Momento especial fue también el primer concurso de interpretación de la obra de Juan Formell, donde jóvenes músicos mostraron, con su voz y versatilidad en los instrumentos, cuánto ha influenciado sus carreras artísticas la música del tren de Cuba.

Por siempre Formell…

La lluvia intentó opacar esta primera edición del Festival de la Timba, pero, cuando se tienen ganas de hacer las cosas, no hay tempestad que frene la fuerza del público bailador cubano. El megaconcierto, previsto para el sábado 3 de agosto, fue aplazado para el día 5.

Las actividades del día comenzaron con la develación de una tarja, en 23 y P, lugar donde se realizó, hace cinco décadas, el primer concierto de Los Van Van. Allí comenzaba la trayectoria de una agrupación que ha hecho historia y se ha colocado en el corazón de Cuba.

Hasta esa esquina capitalina llegaron Alpidio Alonso, ministro de Cultura; familiares de Formell; fundadores de la orquesta como el baterista y timbalero José Luis Quintana, “Changuito”; el flautista Orlando Canto y el trombonista Edmundo Pina, “Mundele”, y muchos vanvaneros que admiran y reconocen los aportes de Juan Formell a la cultura cubana.

Changuito expresó, en entrevista para La Jiribilla, su satisfacción por ser parte del homenaje a quien fuera un amigo por muchos años. “Siempre quedará mucho por hacer cuando se habla de Juan Formell y de todo lo que aportó a la cultura y a la música cubana”. Por su parte, Samuel Formell agradeció esta iniciativa dedicada a su padre, a la vez que reiteró el compromiso de Los Van Van con seguir haciendo historia.

Después, a pocos metros de allí, en la misma calle 23, miles de personas se dieron cita para ser partes de un momento histórico: once de las mejores orquestas de música popular cubana se reunieron para ofrecer un espectáculo de casi nueve horas, bajo el nombre Por siempre Formell.

El concierto fue inaugurado por la agrupación infantil de teatro La Colmenita que, bajo la dirección de Tim Cremata, interpretó clásicos de la música popular como Eso que anda, Somos cubanos, Mata siguaraya y A bailar el toca toca. Una fiesta complementada con el baile y la alegría de todos los pequeños miembros de esta compañía.

Adalberto Álvarez y su Son, Leonel Limonta y Azúcar Negra, Giraldo Piloto y Klimax, NG la Banda, Maykel Blanco y su Salsa Mayor, Pupy y los que Son Son, Alain Pérez y su Banda, Pablo FG y su Élite, El Niño y la Verdad e Issac Delgado y su Orquesta, complementaron el plantel de la noche. Todos dijeron ser fieles admiradores de la obra de Formell y Los Van Van y de su contribución a la música popular bailable.

La cita, que concluyó cerca de las tres de la mañana, fue propicia para que autoridades de la capital entregarán a la orquesta homenajeada la placa 500 aniversario, instaurada en ocasión de los cinco siglos de La Habana.

La fiebre vanvanera se adueñó del escenario. Samuel tomó la baqueta al estilo de Changuito. Vanesa entonó sus letras más fuertes que nunca. Los demás músicos los siguieron, como si fuera el último concierto de su vida. Así sonaron Los Van Van en el Festival Internacional de la Timba. Sonaron a songo y a pueblo.