Un millonario en la Casa Blanca

Silvina M. Romano
16/11/2016

Fallaron las encuestas ¡una vez más! La sorpresa y el escándalo se
apoderaron de los mercados. Los defensores del establishment advierten
que podría ser que EEUU sea un Estado y una sociedad fallida, pues
parece que la mayoría no es “tan democrática” como pensaban [1].
Sorpresa absoluta.

¿Ganó un outsider?

Desde América Latina, también consideramos sorprendente que la
maquinaria electoral de Hillary, a pesar de todo lo que hizo, haya
fallado nuevamente. Pero la sorpresa es de menor calibre, ya que en
los últimos tiempos hemos presenciado (además de los errores de las
encuestas) el triunfo de empresarios millonarios en elecciones
presidenciales, como Mauricio Macri en Argentina, Sebastián Piñera en
Chile, Vicente Fox en México [2], apoyados por un sentido común que
profesa que “ya tienen dinero y por eso no robarán” o que “como saben
hacer dinero para ellos, también sabrán generar riquezas para el
país”. Viendo la situación en la que quedó Chile, la debacle de México
y el rumbo que toma Argentina, parece que ambas afirmaciones no se
ajustan del todo a la realidad. Es probable que este tipo de perfil
esté menos familiarizado con los llamados “vicios” de los políticos de
carrera, pero eso no debe desviar la atención sobre cómo llegaron a
acumular sus exorbitantes fortunas y el hecho de que su mera
existencia da cuenta de la dinámica central del capitalismo: la
reproducción de desigualdades cada vez mayores. Personas como Trump no
cuentan con carrera política, pero sí están estrechamente vinculadas a
políticos, empresarios, medios de comunicación, etc., lo que le
permitió hacerse millonario y postularse para la presidencia.  

¿Libre cambio o proteccionismo?

Durante la campaña electoral, Trump fue acusado de populista y lo compararon
(desde posturas fantasiosas, cuando no, maliciosas) con los gobiernos pos-neoliberales
de América Latina [3], por advertir sobre la necesidad de medidas proteccionistas
para la economía estadounidense frente a competencias “desleales” como la de China.
Prometió entonces dar batalla al libre mercado, especialmente frenar el Acuerdo
Transpacífico de Cooperación Económica (TPP). Sin embargo, recordando la tradición
republicana en la región, fue George H. Bush quien impulsó la Iniciativa para las Américas
(IPLA) a principios de los 90, de donde surgió el Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN) y el posterior ALCA. Yendo hacia atrás, Reagan y Nixon fueron los impulsores del
neoliberalismo a base de sangre y fuego desde América Latina para el mundo. Siga o no siga
esta tradición republicana, no debemos dejar que los árboles tapen el bosque: es probable
que Trump sea el mayor de los proteccionistas si se trata de la economía estadounidense, pero
será también un acérrimo defensor del libre comercio cuando el objetivo sea el de la expansión
de la economía estadounidense hacia el exterior, lo cual es evidente en las estrategias
utilizadas por su propio emporio transnacional.

Factor sorpresa

En su primer discurso como presidente electo aseguró que buscará
“colaboración y no conflicto” con otros países [4]. Es fácil decirlo,
pero al resto del mundo le cuesta creer que vaya a cumplirlo, sobre
todo después de la “desilusión” generada por las dos gestiones de
Obama, que no cesaron en guerras e intervenciones, luego de los dos
gobiernos de George W. Bush y la “guerra contra el terrorismo global”.
Con Trump nos queda el factor sorpresa que no teníamos con Hillary.
Habrá que estar doblemente atentos.
 

Notas:
1. http://www.nytimes.com/interactive/projects/cp/opinion/election-night-2016/the-unknown-country

2. http://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/03/160309_presidentes_millonarios_america_latina_all

3. http://foreignpolicy.com/2016/03/16/beware-the-outsider-trump-latin-america/

4. http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2016/11/09/trump

 
Fuente: www.celag.org