Al mediodía de este viernes, en Matanzas hay un sol despiadado. Y, sin embargo, la fila de personas que esperan parece no tener fin.

Los socorristas están atentos por si hay desmayos. Se ven muchos trabajadores, pero también padres que han venido con sus hijos, familias. Llegan a mostrar su respeto apenas por un minuto, escaso; pero que lo significa todo. Un niño, que entra del brazo de su madre, coloca su cartel entre las flores: “El fuego no quemó el amor que sentimos. ¡Ustedes están en nuestros corazones!”. Nada más hay que decir.