Un tributo a los grandes por el Septeto Santiaguero

Rogelio Ramos Domínguez
30/7/2018

En plenos carnavales santiagueros, con un enorme torrente de música y un calor matizado por algunos aguaceros, el Septeto Santiaguero presentó oficialmente en esta ciudad su disco A mí qué. Tributo a los clásicos cubanos.


Foto: Internet

 

Como si el nombre la ciudad tocara espacios sutiles del alma, los del Santiaguero se reencontraron con la prensa y personalidades culturales de la provincia precisamente en el Salón Santiago del Meliá Santiago.

Durante la presentación, Alberto Lescay, legendario escultor y pintor,  abrió con una suerte de repaso a cuanto ha hecho la agrupación —dirigida por el tresero Fernando Dewar— con su manera de cultivar el son cubano desde 1995.

Lescay se insinuó un intruso, pero los del Santiaguero aseguraron que no los presentaba un especialista, sino un melómano, autor del monumento al Titán de Bronce situado en la Plaza Antonio Maceo de Santiago de Cuba.

Sin alardes, y con palabras que transmitían el amor a su ciudad y a la música, Lescay agradeció al Septeto por la defensa de un sonido que, a su juicio, debería tener más espacio en este tiempo: “El son es lo que más une a los cubanos. Les agradezco personalmente, y muchos otros también agradecen que trabajen con un lenguaje que llega a todas las generaciones y con una eficaz promoción.  Hablo de ellos como un ejemplo de entrega, de conciencia de lucha, porque ponen en su repertorio el centro de la cubanía”.

En la presentación del disco Alden González, productor del Septeto, y Fernando Dewar, dejaron ver los detalles de un fonograma de altura. Las colaboraciones estuvieron de la mano de Gilberto Santa Rosa, Pancho Céspedes, Alexander Abreu, Rubén Bulnes, Àngel (El Puro) Valerino, Edwin Colón Zayas, Orlando Valle (Maraca) y El Prodigio —músicos de Juan Luis Guerra—, e Iván Antonio, además de un quinteto de viento, un octeto de cuerdas y, claro está, José Alberto (El Canario).

En la tarde santiaguera se sintió el peso de figuras tutelares de la cultura. En alguna esquina, como atrapado por una historia que le pertenece, Tiburón Morales reía ante cada alusión hecha a su obra. Jorge Leliebre, el afamado flautista vanvanero, y Rodulfo Vaillant se unían a una tropa de melómanos  que trataban de desentrañar lo sucedido con el nuevo disco del Septeto Santiaguero.


Foto: Cortesía del autor

 

El éxito de un Septeto

¿A  qué se debe el éxito del Septeto Santiaguero? La pregunta flotaba entre el  flash de las cámaras, los soneros, los periodistas y los melómanos reunidos en el lugar. La fórmula puede haberla dejado ver Fernando Dewar, quien aseguró que el futuro de la música tiene que ver con las colaboraciones. Por otra parte, Alden González se acercó a la importancia de las grabaciones, el diseño y sobre todo una estrategia de management muy estudiada y que ha dado frutos.

Al referirse al tema, González agradeció el trabajo de Ismael Torres, Iván Salas y Giovanis Alcántara, exdirector de Son 14, quien fuera además coproductor del disco A mí qué. Tributo a los clásicos cubanos.

Como era de esperar, en la presentación del fonograma el Septeto Santiaguero tocó sones añosos y atrapados a la vez por la modernidad. Los músicos presentaron un nuevo clip, y Mario Escalona, director de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales, anunció que ya está lista la gira nacional del Septeto, que debe iniciar en diciembre.

Los artistas dijeron que habrá otras producciones similares a este disco, así como una gira internacional por ciudades de México, Estados Unidos y Europa.

La tarde se hizo noche en Santiago de Cuba, mientras en uno de los hoteles emblemáticos de la ciudad se volvían a sentir los acordes de títulos retomados por el Septeto. Afuera, el carnaval más conocido de la isla, la gente en su cotidianidad, y tanta música como solo es posible en tierra de Miguel Matamoros y Sindo Garay, esos que también son recolocados en la firmeza de un sonido contemporáneo que descansa en tiempos de antaño, el sonido del Septeto Santiaguero.