Un verano cultural (y con precauciones)

Yuris Nórido
9/8/2020

La vida es lo primero. Todo lo demás debe ponerse en función de preservar la salud, absolutamente todo: la economía, los servicios, los esquemas de organización y, por supuesto, la cultura. Está claro que este es un verano diferente, no por opción, sino por necesidad.

Ante la actual situación pandémica, las instituciones culturales cubanas han organizado una atractiva y novedosa programación de verano. Foto: Tomada del sitio web de la Biblioteca Nacional José Martí
 

Obviamente muchos cubanos desean festejar, asistir a conciertos y grandes espectáculos, sobre todo luego de tantos meses de aislamiento. Al no ser posible, los gobiernos locales y el sistema institucional de la cultura han trazado novedosas alternativas para garantizar una programación artística y literaria que atienda las medidas de las autoridades sanitarias, y es obligación de los organizadores, en todos los niveles, cumplirlas estrictamente. Entre estas normas se encuentran la presencia de medios de protección en todos los espacios, la reducción de capacidades y el distanciamiento personal cuando sea preciso. Así hay que obrar. Las responsabilidades no pueden diluirse.

El Ministerio de Cultura ha socializado diáfanos protocolos, y si estos se aplican, será disfrutar de las opciones culturales que, como se ha dicho durante esta semana, están enfocadas especialmente en pequeñas audiencias en las comunidades. Si se cuentan todas, esas pequeñas audiencias implican grandes sectores poblacionales. Ahí está la esencia de esta programación: llegar a todos. El esfuerzo de artistas y promotores culturales es evidente.

Muchas Casas de Cultura en todo el país están realizando una excelente labor; la radio y la televisión han multiplicado los espacios para iniciativas puntuales. La idea es que no ocurra nunca un apagón cultural.

Claro, existen diferencias entre la situación epidemiológica de La Habana, la de algunas provincias occidentales y la del resto de los territorios. Es necesario atender esas peculiaridades y, a partir de ellas, articular programaciones en todo el país y promoverlas efectivamente.

A veces las personas manifiestan que no hay opciones, y lo que sucede es que con frecuencia no tienen conocimiento de estas actividades. Nosotros estamos convencidos de que la ciudadanía también puede buscar alternativas para el acceso a la cultura en estos meses tan complejos. La lectura, la programación radial y televisiva, las series o películas que podamos descargar, etc. también constituyen opciones de verano. Contrario a lo que piensan algunos, este también puede ser un verano cultural.

 
Una versión de este comentario se transmitió en el Noticiero Cultural de la Televisión Cubana.