Verano: etapa ideal para la cultura

Lisandra Gómez Guerra
3/9/2018

Más allá de disfrutar de la playa y cuantos centros recreativos nos encontremos a nuestro paso, el verano convoca siempre al deleite cultural como máxima expresión de nuestro fortalecimiento espiritual.


Casa de la Guayabera. Foto: Internet
 

Tanto así, que desde mayo ya se anuncia a nivel de país el diseño de un abarcador programa de propuestas, que intenta satisfacer los diferentes grupos etarios y tocar los más recónditos puntos de la geografía nacional con opciones atractivas y poco recurrentes en esos sitios.

Precisamente, la visita a los lugares más alejados de las cabeceras municipales resultó una de las fortalezas de la etapa estival en predios yayaberos. Y mucho más, cuando esa responsabilidad no solo recayó en el Consejo de las Artes Escénicas y en la Guerrilla de la Brigada de Instructores de Arte José Martí, sino que se sumaron otros creadores.

La idea surgió de la imbricación de trabajo entre el Sectorial de cultura y arte y la Dirección municipal de ese sector en Trinidad para potenciar el accionar en el Plan turquino de ese territorio, donde aún ha sido imposible generar un impacto cultural como en Fomento y Yaguajay.

Según estadísticas del propio Sectorial, hasta allí ascendieron 37 acciones, una cifra que habla por sí sola de esa significativa labor. Mas, lo mejor fue que las propuestas propiciaron la fusión de todos los entes de las comunidades con los foráneos, por lo que las opciones se asumieron de forma endógena.

Pero no solo la serranía trinitaria se estremeció. Las artes escénicas se propusieron culminar su periplo bajo el nombre de Cruzada teatral por la ruta del Che y tocaron puerto en localidades nunca antes visitadas, incluso ni por donde jamás pasó físicamente el Guerrillero Heroico, pero hoy sí conocen de cuánto significan y se agradecen las actuaciones, como verdadero legado de Ernesto Guevara.

Por ello, aunque no sea un récord y sí un buen average, al cierre de agosto el Consejo sumaba en este año la visita a 111 comunidades con más de 18 mil asistentes. Contra vientos y mareas objetivas y subjetivas, la mayoría de los proyectos teatrales conquistó las risas y aplausos de los menos favorecidos cuando de cultura se habla.

Quizá esa estrategia comunitaria y la existencia de sedes teatrales con muchísimo confort han incidido en que el Teatro Principal no sea desde hace mucho tiempo el centro de referencia que precisa toda sociedad. A este verano espirituano le faltó explotar ese espacio. Salvo actividades muy puntuales, como las recientes puestas en escena de la Compañía El Mejunje, continúa predominando la humedad entre camerinos, escenario y lunetas, apoderándose de ese antiquísimo inmueble que ahorita dice adiós totalmente a la prestancia ganada en su restauración, con las puertas cerradas.

Otro de los sucesos que mereció la ovación de las diferentes generaciones ha sido la impartición de los cursos de verano. Tanto la Escuela elemental de arte Ernesto Lecuona como la Casa de la Guayabera realizaron talleres que motivaron a apostar por el olvido del descanso propio de estos meses. Aprendizaje de acordes, ritmos danzarios y origamis marcaron la diferencia en esta etapa estival.

Entre las propuestas llegadas desde otros lares, las presentaciones de los proyectos musicales, de más o menos popularidad, subieron los termómetros de las temperaturas recreativas, así como la reciente presencia del Circo Nacional de Cuba, que aunque no contó en sus primeros días con gran afluencia de público, cerró la última noche con una Sala Yara colmada.

Lamentablemente, sigue conviviendo en Sancti Spíritus el fenómeno de la no asistencia de personas a las propuestas. Bien lo saben, por ejemplo, quienes laboran en el cine Conrado Benítez, donde la película cubana Sergio y Serguei no encontró tantos espectadores. Muchas veces son las mismas caras las que se repiten. En agosto, sobre todo, sucede que sea cual fuere la actividad, no encuentra mucho público. A juicio de los máximos decisores del panorama cultural, pudiera incidir en que es una época de salir fuera de la provincia por el propio ritmo vacacional; además de las altas temperaturas y la no explotación de los canales de promoción.

Y aunque no se considera que esta última sea la causa principal, se deberán seguir explotando todos los medios y estrategias. Incluso por aquellas vías menos tradicionales como la mensajería de sms, ya que no por gusto Sancti Spíritus es la única provincia que cuenta con el servicio del 8888 para poder recibir la cartelera cultural de la semana.

También urge propiciar más espacios de presentación para el talento local menos conocido, sobre todo el residente en municipios y que no cuenta con tantas posibilidades de intercambio con el público como los de la ciudad del Yayabo.

Precisó, además, este verano, que la cabecera provincial aprovechara más los megaeventos, como el Intermetal, auspiciado por la Casa de Cultura Osvaldo Mursulí y la Jornada de la Cultura japonesa en la Casa de la Guayabera, e hiciera con ellos fiestas que salieran de sus espacios. Todavía no hemos aprendido a estremecer a muchos más lugares y a nutrir una institución con otra bajo un mismo proyecto e idea. Solo con la comunión de todas las personas se sumarán más interesados y se logrará un mayor impacto.

Con esas dos grandes deudas se despidió el verano 2018 de nuestro Sancti Spíritus, donde afortunadamente existen las ganas porque la cultura no sea asignatura pendiente y mucho menos exclusiva para unos cuantos.

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