Visitas

Víctor Fowler
29/1/2021
Obra: María C. Sao
 

Lo que es Cuba para mí: la Isla natural.

 

¿Y luego qué me espera?

¿Cuál posesión si pierdo

esta salvaje im posesión?

 

Aires que vienen y van,

susurros, pájaros, hojas,

noches desplomadas, luz.

 

Paisajito, paisajito

que frente a los ojos cruzas

tan perfecto y exquisito.

 

Naturaleza semejante a río

en crecida, sucesión que

supera cuanto puedo fijar.

 

Todo me duele aquí

y no alcanza a contarlo

la palabra inhábil.

 

Paisajito, paisajito

donde alternan los colores,

el verde y el azulito.

 

Yerbas que mordí, aguas del

monte; frescas, únicas.

Las siestas, el sudor, la calma,

la mañana especular.

 

Paisajito, paisajito

habitado de animales

que van del trinar al grito.

Morir no es nada.

 

Ya preparo mi cuerpo.

Que la herida descienda,

que mi desaparición

caiga en el vientre

de las madres que parirán

los hijos que no tuve.

 

Que mis palabras

toquen esos cuerpos.

 

No me llegue otra suerte

que la muerte más áspera,

la de los elegidos.

 

Que mi sangre manche

el espejo donde cabe

la noche,

que pueda al fin fundirme

con su imagen.

 

Que mis palabras toquen

esos cuerpos.

Obra: Ramiro Sardoya
 

Iluminan la fiesta cerebral.

 

Donde quiera que mis ojos

se han posado,

mis ojos descubrieron maravilla.

 

Donde quiera que las manos palparon,

sentí la textura de la maravilla.

 

Toda música que escuché,

toda palabra o dolor

llevaban su mensaje.

 

La maravilla me ha rodeado

y fue mi culpa si antes

no lo vi.

 

Nada mejor pudo darme

la vida

que este deseo de vivirla

en la llanura

o en el pozo.

 

cuando la mano aún no era impura.

 

Formas que fueron

y viajan lejos

por los recuerdos.

 

Antiguas casas

deshabitadas,

cansadas aguas

 

que no me llenan.

Nada regresa

como quisiera.

 

Nada me une

a lo que tuve

y como nube

 

cruza apurado

desde mis manos

hacia el pasado.

 

Sueño intranquilo

donde repito

este camino

 

a los lugares

idos. Quejarse

de nada vale.

 

A la deriva,

horas vividas:

parecen islas.

Obra: Alejandro Rodríguez
 

me parece que he visto pasar

(caigo pasmado a un lado del camino)

rumbo al cielo, cabalgata de oro.

 

¿Qué había en tus ojos?

¿Qué veían que mis ojos no ven?

Por todo sitio donde pisaste

bebí como se beben aguas de

ilusoria magia, en tus huellas

perseguí calor.

 

¿Quién eras?

¿Qué podías tocar que no tocan mis manos?

Sé las figuras, pero también

que apenas

rozo superficies.

 

Tú, ¿en cuál rugosidad del ser

te detenías?

¿cómo pudiste avanzar al secreto

de lo que se mueve

hasta ser secreto tú mismo?

 

La muerte, ¿cómo se hace

para amarla?

 

he visto el ángel de fuego.

 

Cuando toco la yerba

tiemblan mis manos

porque la yerba es amor.

Igual cuando bebo aguas

o atravieso la calma

de la noche.

 

Tierras que crucé

-ráfagas, movimientos,

rugosidad, frescor-

donde puse el cuerpo

como quien torna

al vientre memorioso.

 

Orgía del sentir:

tierras mordidas

que así revelan

su significación.

 

Entre el paisaje y mi palabra:

arde, crepita,

afirma que vendrá.

Obra: José Miguel Pérez Hernández
 

 

los hombres son malos donde la Naturaleza

se vacía

 

Y la brillante noche

que arde sobre mi cabeza

hasta vestirse

de marea de luz.

 

La luz: troces en la noche

de mi país.

Toco la hora de pasión:

tensionado, dispuesto.

 

No soy sino mudez,

saboreo a la espera

de algo que será revelado.

 

El cuerpo cae,

contra la noche.

 

Caballos luminosos

pasan.

 

 

 

La noche calma y mejora.

 

Casa de altura

en la que me refugio:

cuerda de dolor.

Por ti subo perseguido

de orquestas.

 

¿Qué hay más allá del

espejo estrellado?

¿Cuáles preguntas

o severidad?

 

La noche húmeda

cae sobre mi rostro

y en su ritmo,

en lo que no pronuncio,

mi cuerpo es deshecho.

 

Asciendo por su propuesta

de silencio.

Mis labios pronuncian

las palabras de un salmo.

Obra: Duchy Man Valderá
 

 

I wear an iron ring, and I have to do iron

deeds. The name of my country is on it…

 

Morderemos el pan de la sangre.

En los caminos, en las habitaciones,

encima de los cuerpos que salen del amor,

como un modo distinto de consagrar.

 

Pediré a mi boca

que ame ese alimento bárbaro

como si fuese hostia.

 

Un cuerpo más será el mío

alrededor de la mesa donde se partirá

—como fijando alianzas—

el pan de la sangre.

 

Sólo puedo esperar y sonreír.

 

 

yo voy levantando a cada muerto;

y diciendo: " Amor; amor…"

 

Hundiré las manos

en el cuerpo de los muertos;

tocaré el calor de esa entraña

que otros temen ver.

 

Acercaré mis labios

a esos labios sin sangre

y con delicia

esa materia besaré.

 

Tocaré en las casas

pidiendo que envíen

sus muertos a mí.

 

Cansaré los caminos

con mi alegría

-porque mi alegría

no tendrá fin

cuando diga tu palabra.

 

Al cesar la jomada

me echaré a dormir

en cualquier sitio:

entonces serán tus visitas.

Obra: Ares
 

 

todo es hermoso y constante,

todo es música y razón.

 

Esta agua encrespada

la pensarás mañana

como un manso arroyuelo.

 

Esta herida en los ojos

como un beso que salva.

 

Pues no hay caída

que no sea un bálsamo,

ni existe ausencia

que no traiga amor.

 

 

estas son las grandes bodas del hombre:

sus bodas con la patria.

 

Que ya no quiero otra canción

sino la de esta yerba

batida por el aire.

 

Esposa de dolor

que no haya pasión más que la tuya

donde hiero y me hieren,

donde puedo renacer

tras probar sus cálidos fangales.

 

Que no haya otra furia

que la mirada con que desapegas

ni otra reconciliación que tu regreso.

 

Boda sufrida de mi pensamiento.

Abrazo y grito, cópula.

Músicas hay que me arrastran.

Obra: Antonio Marino
 

 

po., se les perdonará, en gracia

de que vinieron.

 

Las grandes puertas

sobre mi cabeza.

Las puertas que esperaban

a que mi mano llamara.

 

Madera no, carne,

pues mi fusión es

la del marido con

la esposa.

 

Sus grandes labios

sobre mi cabeza:

ascender en el amor

orgásmico y luego

loca sustancia que perdona.

 

A olvidar y aceptar,

a escuchar las palabras

que me salvan.

 
 
Nota:
* Ediciones Extramuros, 1996. Centro Provincial del Libro y la Literatura. Ciudad de La Habana