El arte ha sido uno de los mayores alicientes de la nueva realidad pandémica; ha contribuido a estrechar lazos, crear nuevos escenarios. La actividad cultural en Cuba no se ha detenido; por el contrario, se ha reinventado. Festivales de probada trayectoria han cedido con éxito sus espacios presenciales por el de la virtualidad, posibilitando, así, el intercambio entre artistas dentro y fuera de nuestras fronteras.

En este 2021 el Ministerio de Cultura de Cuba, de conjunto con el de Relaciones Exteriores, ha organizado el Primer Festival Cultural de Cubanos Residentes en el Exterior “Cuba va conmigo”, con el propósito de cohesionar vínculos entre artistas nacidos en esta Isla, sin distinguir dónde desarrollan sus carreras. Música diversa acompañará estas jornadas. Una de sus protagonistas, la directora coral Wilmia Verrier, ofrece sus consideraciones al respecto: 

“Me parece una iniciativa excelente que el Ministerio de Cultura haya organizado este festival, aprovechando no solo la experiencia que tiene de invitar a que todos los artistas, de modo general, visiten Cuba y la sientan como su casa; sino también apoyados, ahora, en la virtualidad, como un espacio otro y muy provechoso en estos tiempos de pandemia. Lo virtual ha permitido conectarnos por diferentes plataformas y de esa manera mantenernos unidos”. 

Concierto en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe. Guadalajara. Fotos: Cortesía de la autora

Wilmia es una incansable y multifacética creadora. Este festival, con una programación variada, le permitirá mostrar por primera vez al público cubano los resultados de su más reciente creación, el coro femenino Mayahuel, desde Jalisco, México: 

“Me inserto en la programación, como directora de una agrupación muy joven, que ha nacido en medio de la pandemia. Es un reto que me ha llevado todo este período, se trata de crear un coro en medio de la virtualidad. 

“En 2020 tomé la iniciativa de formar un coro femenino. Hoy es un resultado palpable; el coro no ha dejado de ensayar durante este período. Son mujeres que pertenecen a diferentes culturas, con distintas edades, profesiones, incluso, nacionalidades. Nos hemos unido para cantar piezas universales, folklóricas y, sobre todo, temas mexicanos, de compositores jóvenes, interesados en que interpretemos su obra”.

Es ampliamente reconocida la tradición coral cubana y el impacto que, en cantores y audiencias, tiene su práctica. En las décadas de los 70 y 80 hubo un auge del movimiento de artistas aficionados, en todos los ámbitos, donde el canto coral llegó a espacios insospechados y transformando realidades, de manera que una vez más se reafirmó la máxima lorquiana de que el canto quiere ser luz.

La Red Mayor de Coros de Tlajomulco es idea de Wilmia, y está inspirada, en parte, en el movimiento de coros aficionados en Cuba y su impacto social. Sobre ello la directora explica:

“La Red Mayor de Coros de Tlajomulco es auspiciada y apoyada por el gobierno de ese municipio, perteneciente al estado de Jalisco. Se está materializando desde enero de 2020. Es un proyecto que trata de aunar a la mayor cantidad de niños, jóvenes, adultos mayores, personas con capacidades diferentes, para que amen el canto coral, que puedan unirse y crear proyectos corales, sobre todo en zonas de mucha violencia, donde abundan personas sin acceso educacional o viven en lugares marginales. 

“La propuesta no está única y exclusivamente enfocada en esto; pero sí trata de priorizar esas zonas con mucho riesgo social y de bajos recursos. Es un proyecto para todas las personas, sin exclusión de edad y que quieran dedicarse a la actividad coral, incluso va más allá de cantar en coros. Estamos lanzando una capacitación-superación para los maestros de música que quisieran tener alguna actividad relacionada con los coros: dirigir, crearlos, para que así puedan tener herramientas que les permitan trabajar con estos grupos interesados en la actividad coral. El propósito de esta Red es que en unos años, en este municipio, todo el mundo pueda cantar en coros y convertir los lugares violentos en espacios de paz”. 

“Lo virtual ha permitido conectarnos por diferentes plataformas y de esa manera mantenernos unidos”. 

De muchas herramientas han tenido que “echar mano” los directores de coro para mantener activas sus agrupaciones en medio de la COVID-19. Las tecnologías y las redes sociales han sido de las mayores aliadas. Wilmia nos cuenta sobre su experiencia:

“Las redes sociales y la tecnología han demostrado ser una herramienta más. Nosotros los músicos, especialmente los que estamos involucrados en la música coral, sabemos de la necesidad de que las voces suenen juntas; se necesita hacer armonías, sonar acordes o cantar al unísono, empastar, hacer un trabajo diverso. Era inimaginable que el mundo virtual fuera también posible para nosotros, y que estos recursos puedan quedarse para ensayar, puede resultar muy beneficioso.

“Los cantores han crecido porque tener que grabar sus voces, enviar audios, videos, algún tipo de audiovisual u otra propuesta, les ha exigido tener que escucharse una y otra vez, que era un trabajo que el cantor de coros no hacía solo, siempre se escucha en la cuerda, en el conjunto. Al tener que trabajar de esta manera, se han convertido en cantantes más cautelosos, inteligentes y cuidadosos. Ha sido un proceso que ha permitido detallar más en el trabajo de los repertorios y en el enriquecimiento de estos. En lo particular me ha funcionado mucho esta dinámica de trabajo virtual y la voy a dejar como práctica habitual. Pretendo hacer la mayor cantidad de ensayos presenciales cuando se pueda y uno o dos ensayos virtuales, que ayudarán también a que la gente no se tenga que desplazar, que no gasten en transporte, evitan el tráfico. En fin, podremos hacer ensayos por cuerdas.

“Las tecnologías y las redes sociales han permitido que conectemos con maestros en Asia, Europa, con los que nunca pensamos tener esa cercanía. Ha sido muy provechoso para los coros y los directores, en tanto como reto al fin, nos ha obligado a superarnos, porque los ensayos han tenido que ser muy dinámicos, y en muy poco tiempo hemos tenido que decir muchas cosas. Del mismo modo hemos tenido que prepararnos mejor vocalmente en la resistencia, pues tenemos que hablar mucho, cantar, ejemplificar, o sea, transcurre mucho tiempo el director estimulando, inspirando. Por eso considero que ha sido tan ventajosa esta opción de trabajo virtual que llegó para quedarse. 

“Entre Cuba y México las diferencias para asumir este trabajo han sido desde el punto de vista tecnológico, que han impedido que los coros cubanos hagan este tipo de trabajo; no obstante, han ideado otras maneras, han colaborado a través de grupos de WhatsApp, correo electrónico, y así han ido buscando muchas alternativas”.

“Música e imagen deben ir de la mano para que las presentaciones de los coros dejen de ser estáticas. La voz como instrumento musical también puede ser visual. No estoy pidiendo que cada obra sea teatralizada ni mucho menos; pero sí hay material con la suficiente calidad para realizar más allá de un concierto o un espectáculo, en el que se aproveche más el espacio. Esto también podría ser una estrategia para que la música coral contara con un público más heterogéneo, que quizás sin tener conocimientos musicales entendiera, realmente, de qué va la propuesta que está disfrutando. Hay que tener en cuenta que muchos justifican no entender la música coral, y por eso no asisten a los conciertos”. 

Se dice que la obra siempre capta la esencia de su creador, que las agrupaciones se parecen mucho a sus directores. Doy fe de que cada coro dirigido por Wilmia Verrier es un reflejo de su personalidad inquieta, expresiva, por solo mencionar dos adjetivos. Sobre eso opina:

“Para mí la visualidad es tan importante como lo sonoro. En la actualidad, el intérprete tiene el reto de impresionar a la audiencia, acercarla a su propuesta; no obstante, nuestra música cada vez se aleja más del público, del gusto sonoro de los jóvenes o de la música que se promueve en los medios de comunicación, o sea, de lo que más se comercializa. Por eso estamos en el deber de probar y pensar que el coro también puede proporcionar un espectáculo desde la mejor forma de expresarnos, desde saber cómo caminar al salir a la escena, cuidar nuestra postura, el modo en que nos arreglamos el pelo o el vestuario que llevamos, si nos queda incómodo, nuestra expresión al cantar, la mirada hacia dónde la dirigimos, cómo saludamos, cómo nos colocamos en escena para cantar ciertas y determinadas piezas. Todo eso conforma el espectáculo; por tanto, no son detalles secundarios, precisan de mucho cuidado.

“Nos mantenemos mucho tiempo como directores de coro armando programas, sonando los acordes perfectamente afinados, empastados, cuidando la fonética, la dicción, el carácter, la expresividad en la música; sin embargo, nos olvidamos de estas otras cuestiones. A veces no percibimos cómo nuestro coro va a ir vestido y nos ocupamos de eso en el último momento; no atendemos esos detalles que sí impactan porque el público lo sabe apreciar. El público sabe diferenciar entre quienes han cuidado esos aspectos y quienes no. A ello le sumamos todo lo que aporta el mezclar a los cantores o separarlos, se ha investigado mucho sobre eso en los coros. Varios estudios demuestran en ese sentido que separar a los cantores multiplica el sonido del coro, hace que estos sean más seguros, se escuchen más. 

“A mí me gusta mucho trabajar la cuestión escénica, y para ello las piezas contemporáneas son perfectas, también la música folklórica porque puedes incluir pasillos, coreografías, bailes, movimientos. Todos estos elementos les aportan muchísimo a la interpretación y al trabajo musical. Para nada les resta, siempre y cuando uno sea cuidadoso y entienda que debe ser abordado con equilibrio; definitivamente creo que en estos tiempos se agradece que los coros no sean más un bulto en el escenario, no sean personas inexpresivas o que el nivel expresivo no sea parejo en el conjunto. Los directores debemos concientizar que desde un concierto, nosotros también estamos ofreciendo un espectáculo que hay que cuidar hasta en el más mínimo detalle”.

El coro femenino Mayahuel, como se expresó al inicio, surgió en medio de la pandemia de la COVID-19. De los mayores retos y satisfacciones comenta Wilmia casi al final de esta conversación:

“Con Mayahuel los mayores retos han sido trabajar con mujeres muy diversas en todos los sentidos y comenzar a trabajar un programa sin saber cómo sonaba una cuerda de soprano, mezzo o alto, sin saber cuál iba a ser el sonido general del coro, que es para el director muy importante. Por más que se tenga un sonido en la cabeza, un concepto sonoro, un ideal, siempre se mezcla con el sonido que el coro te proporciona. Esa fue mi mayor preocupación, pero a la vez fue una gran satisfacción la primera vez que escuché a esas mujeres en vivo presencialmente; comprobar que todo ese trabajo valió la pena, tanta entrega y dedicación.

“Para mí fue un reto escuchar un repertorio de treinta o treinta y cinco voces porque hubo momentos en que el coro tuvo hasta treinta y ocho mujeres. Todos los viernes ellas tenían que entregarme esos audios y me pasaba el fin de semana escuchándolas una a una. Fue durísimo; además, devolverles una retroalimentación, con sugerencias. Ha sido un año duro, violento, muy intenso, pero aprendí también a ser muy práctica como directora, a ver más valores positivos en los cantores y en las personas”. 

“Cuba siempre va conmigo y, sobre todo, por no perder mi acento, mi cubanía y lo que soy”.

“Cuba va conmigo” es el nombre de este festival y una de las frases más repetidas cuando estamos lejos de la tierra natal. Cómo nuestro país y sus esencias siempre la acompañan, nos cuenta Wilmia: 

“Cuba siempre va con uno en todo. En primer lugar, desde tu familia, el núcleo que creas; desde tu casa, cómo la adornas, la organizas; el plan de vida que haces. De tus amistades que son también cubanas, en ello te vas refugiando y logras un grupo de amigos cubanos, te identificas con ellos y se van convirtiendo en parte de tu familia. Desde tus costumbres, que no las pierdes; tu arroz, tus frijoles, tu congrí, tu ropita vieja, buscas tus tostones debajo de la tierra, tratas de acercarte a tus raíces desde toda la cultura. La hierbabuena que sembré fue mi primera matica, para poder hacer unos mojitos. 

“En cuanto a lo profesional, siempre el tema Cuba es muy importante. Donde quiera que hay un cubano, te piden música de este país, que ofrezcas un taller, una conferencia, que los enseñes a bailar; todo eso te obliga a mantenerte activa y actualizada. Yo que doy clases en la universidad, que tengo varias aristas, pues soy intérprete-directora, maestra, trato que la música cubana siempre esté presente en los programas que monto e imparto a mis estudiantes. Uno nunca se va de Cuba y Cuba se queda en uno, con las añoranzas, las nostalgias, las ganas siempre de regresar y encontrarte con tus amigos, tu casa, tus grupos, tus coros, colegas, maestros. Cuba siempre va conmigo y, sobre todo, por no perder mi acento, mi cubanía y lo que soy”.

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