“Yo soy un mambí moderno”

Lázaro Hernández Rey
19/3/2021

El destacado compositor y multinstrumentista santiaguero Maikel Dinza comparte su experiencia en la creación de géneros tradicionales en la música cubana y ofrece una actualización de sus últimos proyectos. También aclara las referencias que ubican su nombre como parte de las colaboraciones de un tema musical compuesto por Willy Chirino y Alexis Valdés.

Para Maikel Dinza ¿qué puede significar la música como acto creativo?

“Nací en Santiago de Cuba y provengo de una familia musical, los Dinza, que son muy conocidos en el argot artístico de mi ciudad, por mi abuelo, que durante muchos años fue trompetista de la orquesta de Chepín Chovén. Todos mis tíos son músicos y desde muy joven tuve la inclinación de estudiar música.

“Comencé por el violonchelo, instrumento clásico que me ha dado la posibilidad de ver la música desde diferentes aristas, y por el acercamiento al bajo, otro instrumento que toco con facilidad.

“Ser un músico creador es algo que considero muy especial en la carrera de toda persona que estudió esta disciplina, porque tocar, interpretar o ejecutar una partitura es algo bien importante. El proceso de crear la música, que esta salga de tu interior y que seas capaz de plantear diferentes sensaciones en pensamientos, en vivencias, es algo muy importante que engalana mi carrera actual”.

Maikel Dinza, destacado compositor y multinstrumentista santiaguero. Imágenes: Internet
 

¿Qué agrupaciones y qué músicos han influido en tu carrera?

“Yo comencé desde muy joven. Tuve una formación coral que me permitió trabajar con uno de mis ídolos de siempre, que es el maestro Electo Silva, director del Orfeón Santiago, un gran creador, un gran formador de generaciones. Tenía la edad de nueve años cuando entré en el coro infantil de la agrupación y fue una experiencia bien bonita.

“Luego comenzó mi etapa bohemia de adolescente caminante de mi ciudad, como siempre digo, y la recuerdo con mucho amor, porque son cosas que me traen una memoria especial. Es la etapa cuando comencé a conocer la trova de Santiago de Cuba, a visitar la Casa de la Trova y a tener interacción con diferentes músicos de aquellos tiempos.

“Tuve la posibilidad de compartir con Roberto Maduro, uno de los músicos más impresionantes que he visto a lo largo de mi vida. Me acompañan sus armonías y la frecuencia activa que había en la Casa de la Trova. El tiempo que estuve allí me daba la posibilidad de nutrirme a diario de varios esquemas musicales que no eran de mi tiempo propiamente, pero sí llevaban un mensaje bien claro y conciso de lo que yo quería ver como músico.

“Tras ese lapso vino el momento cuando cambié de nivel, de la música elemental a nivel medio, que es mi primer encuentro con el argot nacional de la música. Cuando vine a estudiar en la Escuela Nacional de Arte se me permitió compartir las ideas que yo traía con diferentes músicos, alumnos de otras provincias pues, aunque estamos en un mismo país, cada lugar tiene su propia naturaleza musical y eso me sirvió mucho para cultivar también cuanto hago hoy”.

Como instrumentista has pasado por varios instrumentos. Alguno suele ser el preferido dentro de ese proceso creativo. ¿El tuyo es el bajo?

“Yo estudié violonchelo, como dije anteriormente, y ese aprendizaje me permitió observar que las tonalidades universales se podían mezclar con lo más genuinamente autóctono. Tras el chelo empecé a estudiar profundamente el piano, pero el bajo me llevó al gran formato, que me ha dado la posibilidad de incorporarme a grandes proyectos de la música cubana. Es un instrumento que me ha dado mucho: me dio a conocer como orquestador y la oportunidad de trabajar con grandes artistas. También toco algo de percusión. La producción musical y los arreglos además forman parte de mi trabajo diario”.

Mencionabas a la trova como un referente dentro de la ciudad de Santiago. ¿Cómo llegas al género que defiende tu agrupación?

“A pesar del vínculo que tiene la trova tradicional con el son, bien desde variantes modernas o desde la raíz tradicional, la trova no es son. Hay un poco de transculturación de tiempos en estos dos géneros, pero creo que la trova tiene como esquema principal el lirismo, la bohemia, y una serie de medidas que venían incluidas con un desconocimiento musical hasta cierto sentido que la hacía muy sencilla y rica a la vez, al llevarle a las personas armonías frescas sin muchas complicaciones. Y creo que conocer esa parte es bien importante para el inicio de un músico, pues así se puede dar fundamento a lo que son las armonías contemporáneas, que es lo que hago hoy con el son.

“Yo soy de los que piensan que los géneros no cambian, cambian los tiempos. Hemos tratado de darle a los diferentes géneros que han sido parte de la historia de nuestra música diferentes armonías, una progresión de lo que ha pasado con el tiempo, de lo que fueron los años 20, 40 o 50, y ahí se fundamenta mi trabajo, un poco de son moderno que lleve al mundo la tradición y la riqueza que tiene nuestra música con un lenguaje de actualidad”.

¿Cómo llegas a conformar tu grupo musical?

“En el año 2015 tuve la dicha de poder formar un grupo con excelentes músicos y amigos, con la convicción de poder hacer un fundamento joven de lo que es el son nuestro de siempre, sin el estereotipo de la bolchevique, o el sombrerito, el bastón o el puro habano. Teníamos la intención de que la gente viera que lo que en muchos lugares se disfruta y muchas veces aquí no se difunde con la misma fuerza, suena y tiene exponentes jóvenes que defienden el género desde una perspectiva de juventud. Ese fue el primer objetivo con el que nos reunimos nosotros para hacer esta agrupación.

“Posteriormente pude compartir con Manolito Simonet y su Trabuco, quien se caracteriza por mezclar etapas de la música cubana, lo cual se aprecia en grandes versiones, como la que hizo de “La Sabrosona”, “El paso de Encarnación” de la Aragón o las que realizó del septeto Ignacio Piñeiro, lo cual marcó mi trayectoria en la orquesta de Manolito.

“Cuando estaba de gira por Colombia me di cuenta de que la música demandada por el público internacional, los melómanos y los coleccionistas, era una música que en aquel momento se encontraba en un proceso de olvido en nuestro país. Y es una sensación muy bonita poder llegar a un lugar a miles de kilómetros y ver que la música del Benny suena en una salsoteca, donde hay personas de dieciséis a treinta años, y poder escuchar temas que fueron éxitos con la Original de Manzanillo y Cándido Fabré en el año 83, que viven con una fuerza tremenda y son consumidos por jóvenes. Entonces yo dije: esto es lo que yo quiero hacer con mi trabajo, poder recrear la música cubana de diferentes tiempos en el mío, traer cosas de los Zafiros.

“En el año 59 hubo un impase por causas socio-político-culturales y nuestra música, por causa del bloqueo, no se pudo exportar. Hay conjuntos grandiosos como el Conjunto Rumbavana o Los Latinos que fueron un éxito en Cuba y el mundo no tuvo la oportunidad de verlos, de disfrutarlos. Esa es mi tarea, la de ver cosas netamente cubanas que el mundo pueda ver, que pueda entender”.

El pasado 15 de marzo Willy Chirino y Alexis Valdés publicaron el video titulado “Yo soy cubano”. En los créditos de colaboradores ofrecidos por el portal Cibercuba, entre otros, se menciona que usted es uno de los integrantes de dicho proyecto. ¿Eso es cierto? ¿Usted estuvo involucrado en esa iniciativa?

“Hay cosas que pasan en la vida y no entiendo las razones por las cuales suceden. Yo trabajo hace algún tiempo con un productor cubano radicado en Hungría. Un muchacho, un músico talentoso. Colaboro con él tocando bajo en diferentes producciones.

“En noviembre del 2019 llega a mi sala de producción un disco para grabar el bajo. A mí me llegan encargos para tocar el piano, grabar el bajo, tocar el tres o poner una voz, es decir, que hay mucha afluencia de producciones musicales para diferentes partes del mundo. Y mediante ese productor me llegan una serie de grabaciones para un disco de una cubana muy conocida en Cuba, ¿quién no sabe quién es Jenny Sotolongo? El muchacho que me manda este disco está radicado en Hungría, en Budapest, creo.

“Dentro de estos temas viene esta pista, este track. Yo grabo un disco completo de música como el disco de Jenny Sotolongo y entrego mis pistas. Todo perfecto. Hace tres o cuatro días tengo la noticia de mi director de la empresa que me llama y me dice que yo grabé con Willy Chirino. A ver, a Willy Chirino no lo conozco ni lo quiero conocer. Primeramente, yo soy un músico de Cuba, que nació en Cuba, que vive en Cuba. Tengo la posibilidad de dar vueltas por el mundo y vivir aquí.

“Tengo un amor tremendo por mi patria, la considero mi madre y yo sería incapaz de hacer algo que desde mi moral como hombre, como músico cubano, afectara a Cuba. A veces uno como instrumentista es víctima de este tipo de maniobras.

“Formo parte de una base musical, de un proyecto musical. Que aparezca al cabo de casi dos años una voz con otra persona no es lo correcto. Ya me ha pasado en otras ocasiones de manera positiva. En el año 2017 un amigo mío, productor musical colombiano, me pide una colaboración donde toqué el bajo. Con el paso del tiempo supe que era un tema para el grupo Niche donde estuvieron las colaboraciones de Gilberto Santa Rosa y Rubén Blades. Ese tipo de cosas te puede suceder, pero, circunstancialmente, no es nada que uno busca.

“Si me hubieran dicho, o si yo hubiera escuchado una voz de que era Willy Chirino, nunca lo hubiera hecho. Los que me conocen bien saben que soy una persona que vivo para la música. Ellos tomaron la pista y le pusieron las voces de esos dos individuos. No está bien enfocar a la persona que está ajena a este tipo de cosas, utilizar tu nombre como un colaborador, sin ser cierto. No tuve ningún interés en tocar un bajo para Willy Chirino.

“No tenía ningún tipo de idea de que era una canción que se iba a utilizar con este fin. Inclusive mostré las pistas que yo tenía con la voz de Jenny Sotolongo. Hay varios músicos que están involucrados. Estoy seguro de que hay quienes están en otro plano. No lo entiendo. Pero mi concepto es tocar mi música sin ningún tipo de situación. No tengo problemas en ese sentido. Yo soy un mambí moderno”.

No es la primera vez, sobre todo en estos últimos meses, que hay evidencia de manipulaciones y oportunismos. Lo vemos con manipulaciones y mediaciones para varios músicos. ¿A qué crees que se deba eso? ¿Por qué la música?

“Porque la música es la manifestación artística cubana que más rápido llega. Nosotros como músicos cubanos tenemos un esquema tan poderoso en el mundo que somos la matriz folclórica, por así decir, del fundamento de muchas culturas, musicalmente hablando. Si vamos a Colombia y vemos la cumbia tenemos origen en la trova santiaguera. Si vamos a Perú y vemos el vals peruano, tenemos una idea de lo que pasa con la música negra cubana, la religión bantú.

“Entonces, sonoramente, la música cubana es algo que el mundo entero consume de manera rápida, dado lo atractivo que tiene su rítmica para llevar un mensaje. Y creo que el arte como tal es un motor impulsor que lleva a las masas un mensaje rápido, un estribillo. Sabemos el poder que puede tener un estribillo cuando vamos a tocar en La Tropical y vemos que tú dices algo y la gente repite al momento. Entonces pienso que es un esquema que le permite a la gente entender algo rápido.

“También pienso que el utilizar diferentes cosas va de acuerdo al oportunismo que pueda tener cada cual en el tiempo que se está viviendo. Es un tiempo de vulnerabilidad, de muchas cosas, lo sabemos todos, en cuanto a lo que está pasando en esta etapa de pandemia, que ha sido un momento bien difícil, sobre todo para los creadores. Hay gente que artísticamente podría estar vulnerable en muchas formas. Nunca he tenido ninguna intención de colaborar con nada que afecte los intereses de mi país”.

“‘ (…) Yo soy un Manabí moderno’”.
 

¿Cómo ha llevado tu agrupación esta etapa de pandemia? ¿Qué proyectos han podido desarrollar? ¿Cómo lo han vivido y qué proyección tienen para el futuro?

“Nosotros acabamos de regresar de una exitosa gira por Europa. Estuvimos dos meses por allá. Nuestra agencia, Jake and Buzz, una agencia de booking europea que trabaja con varios artistas cubanos como el grupo Compay Segundo entre otros, estábamos regresando de promocionar nuestro CD anterior para acabar el toque con el sello Unicornio. Había sido todo un éxito en Europa.

“Tenemos una orquesta de son con un promedio de edad de 22 a 29 años. Es bien aceptado en el mundo que jóvenes puedan interpretar el son. Ya al final de nuestra gira por Francia se hablaba de algo que estaba comenzando en China, de una enfermedad. Inclusive llegaron los primeros casos a Francia de COVID provenientes de China estando nosotros allá. Al llegar hicimos dos conciertos y vino el impase, pero, bueno.

“En marzo de 2020 lanzamos nuestro CD Manigua con el sello Bis Music, un disco bien bonito que habla de la herencia de nuestra cultura afrocubana aplicada a la música bailable. La gente habla de son, de tumba y timba, pero muchos desconocen que todo eso tiene un advenimiento africano, tiene funciones afro-franco-haitianas, que forman parte del esquema de la música que hacemos.

Manigua fue prenominado a los premios Grammy dentro de los diez primeros artistas de la salsa. Creo que también fue un disco que no se premió por el momento socio-político que se estaba viviendo en esta etapa de los Grammy 2020, pero funcionó muy bien.

“A raíz de la pandemia nos sentamos e hicimos un disco que se llama Retrosalsa, última producción que estoy realizando con diferentes músicos de América Latina. Hay músicos de Venezuela, Perú, México, Costa Rica en la Unión Latinoamericana de la Salsa, esta confederación que estamos haciendo.

“Este disco reúne tres volúmenes de cuatro temas de los años 40, 50 y 60. En el último volumen incluiremos temas nuevos, inéditos, con el lenguaje de los años 50 y en eso estamos trabajando ahora. Es algo que me complace mucho porque me debía desde hace tiempo, llevar diferentes canciones que me gustaron desde mi niñez, además de un homenaje a la orquesta de Chepín Chovén, donde trabajó mi abuelo, con un tema que se llama “Regadero”. Hicimos una versión de “Bailen con la punta del pie”, uno de los temas más conocidos de Cuba en los años 50.