Yura López: “El teatro me permite desnudar el alma”

Yasel Toledo Garnache
2/3/2021

El amor por el arte y especialmente por la actuación la acompaña desde pequeña. Sus padres le leían cuentos, interpretaban canciones y le proyectaban películas en la pared. Poco a poco, la pequeña fue desarrollando una imaginación inusual, y se inventaba sus propias historias y personajes. Con apenas doce años de edad esta villaclareña se incorporó a un proyecto teatral infantil, y todavía sueña y crece desde la actuación.

“La actuación es pasión y reto constante. Trabajo para que ningún personaje se parezca al otro”.
Foto: Cortesía de la autora

 

Juraysi López Angulo, Yura López, ya es uno de los rostros reconocidos dentro de la televisión cubana. La hemos visto en dramatizados, como Tras la huella, la telenovela Cuando el amor no alcanza, U.N.O, Conciencia, De amor y esperanza, y las películas Ernesto y Red avispa. En 2020 sobresalió por su rol en la serie Lucha contra bandidos: La otra guerra. Su papel de la bandida Ana Luisa impresionó por la fuerza y expresividad. Fueron muchos los aplausos de espectadores y especialistas, incluido el Premio Adolfo Llauradó, que otorga cada año la Asociación Hermanos Saíz.

Graduada de Actuación en la Escuela de Arte Samuel Feijó, de Santa Clara, y más tarde en el Instituto Superior de Arte, en La Habana, esta carismática joven no olvida la influencia de su tía Tatatata (Floralba) para comenzar los pasos en la creación, pues fue ella quien descubrió sus dotes histriónicos y la llevó a la captación de lo que sería el grupo de teatro Soles de Sueño, bajo la dirección de Margot Albares.

“Ella y el escritor Luis Cabrera Delgado me enseñaron el respeto, la disciplina y el amor por el teatro. Con ese conjunto vinieron mis obras iniciales y mi primer premio con el personaje de Tia Julita. Sin darme cuenta, me fui enamorando de la profesión de mi vida”, expresa quien anhela actuar mientras tenga fuerzas para hacerlo.

Respecto a su participación en Lucha contra bandidos… asegura que ya había soñado interpretar un personaje como el de Ana Luisa. “Cuando fui al casting de la serie no imaginaba su existencia, ni tenía esperanzas de ser seleccionada, porque eran pocos roles femeninos. Me sorprendí cuando supe la buena noticia. Agradeceré siempre a Roly Peña y a Miguel Sosa por la oportunidad.

“Ana Luisa fue un gran reto. Entrené fuerte, a la par de los actores. Eran locaciones complejas, tuve que grabar de noche, cargar un arma casi todo el tiempo y dispararla…, situaciones que me sacaban de mi zona de confort, pero a la vez me hacían disfrutar”, refiere quien adora bailar música de casino y pasar tiempo con su niña.

Según narra, una de las escenas más difíciles para ella fue la que incluyó atravesar un río, “más bien era un pantano, todo el tiempo pensaba en el peligro de quedarme atascada con el fango, pero por suerte lo conseguí en la primera toma”, dice y suelta una carcajada.

Agrega que el equipo logró una buena armonía. “Estábamos a la expectativa, pero confiábamos en el resultado, porque todos en las distintas especialidades hacían un trabajo espectacular, había buenos actores, buen guion, buenos directores…, gran parte de la pelea estaba ganada desde el principio”.

Ahora luce serena, sonriente, en total contraste con aquella bandida que se escurría entre matorrales, que disparaba y hasta mataba. Yura, amante de las pastas, la comida criolla y las excursiones, se define como una persona tímida, tranquila, pero divertida con sus amigos y familiares. “No me gusta llamar la atención en mi vida cotidiana. Siempre digo gracias a Dios que existe el teatro, porque me permite canalizar mis emociones más allá de un personaje, puedo desnudar el alma y sentirme libre.

“Me gustan los papeles que me den la posibilidad de cambiar totalmente, ricos en matices, con un buen conflicto e interesantes por pequeños que puedan parecer, los que me quiten el sueño y me obliguen a superarme como actriz”, refiere esta soñadora.

Devela que se siente muy nerviosa antes de comenzar cualquier actuación, pero luego todo se vuelve mágico, “siempre doy lo mejor de mí y me dejo llevar por las sensaciones, disfruto cada sentimiento, lo vivo al máximo. He aprendido de otros actores, de cada compañero de estudio y los maestros. Entre mis mayores referentes se incluyen Laurita de la Uz, Isabel Santos y Alina Rodríguez.

“La actuación es pasión y reto constante. Trabajo para que ningún personaje se parezca al otro, investigo, me preparo, me esfuerzo, entreno mi cuerpo según el rol que corresponde, pero me siento realmente lista después de haberlo interpretado por primera vez. Me nutro de mis experiencias y las personas cercanas. Soy muy observadora y aprendo de todo para después usarlo. Incluso así, luego de ver el resultado, siento que pudo ser mejor”.

Los gestos reflejan su naturalidad, sonríe, y habla de retos. “En Cuba hay mucho talento joven que se pudiera aprovechar más. Nuestro mayor desafío es hacer un arte entretenido, divertido, visceral e inteligente, que también haga reflexionar, y nos conecte de manera más fuerte con el público amante de productos extranjeros”.

Añade que la AHS es muy importante, pues brinda la oportunidad a los jóvenes de hacer realidad sus anhelos y sirve de punto de partida y apoyo, pero debería darse a conocer más, especialmente entre los amantes de la creación”, refiere quien le concede un valor especial al premio Adolfo Llauradó, motivo para seguir en el camino de los sueños.

Casi al final de la conversación comparte su propósito de “actuar hasta ser una viejita y que no me falte el amor del público, ser una gran actriz, trabajar con directores nacionales e internacionales, hacer mucho cine”.

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