Zoila Gálvez, la soprano cubana de toda una época

Leonardo Depestre Catony
10/3/2017

En 1942 —de ello hace ahora 75 años— una cubana que es gloria nacional y permanece un tanto olvidada, la soprano Zoila Gálvez, era entrevistada para la revista Bohemia (edición del 1ro. de marzo de 1942). Ofrecía allí pormenores sobre su vida:

—De niña comencé mi educación… fui discípula personal del maestro Hubert de Blanck,  y en su conservatorio me gradué en piano y Teoría de la Música y Solfeo. Enseguida estudié Psicología y Estética de la Música.

— ¿Y el canto?, insiste el periodista Don Galaor.

— Los profesores Tina Farelli y Arturo Bovi me enseñaron cuanto era posible aprender en La Habana y me aconsejaron que hiciera un viaje a Italia para que mi voz lograse el dominio perfecto. Me fui a Italia, gracias a los sacrificios hechos por mi padre, sin auxilio ni beca de nadie. Estudié en Milán bajo la dirección del profesor Cavaliere Giacomo Marino, quien al presentarme como profesional, una vez terminados mis estudios, me incluyó en el Registro de Artistas Profesionales de la Agencia  de Contrataciones Artísticas.


Foto: Cortesía del autor

Se presentaría pues, nuestra compatriota, en los escenarios de Milán y de Roma, preámbulo de lo que Zoila describió,  en sus propias palabras, como “un recorrido por distintos países del mundo, mejor dicho, por casi todo el mundo, para ampliar y completar mis conocimientos… ¡Son tantos y tan gratos y emocionantes los recuerdos!”.

Aclaremos algo, por la fecha de la entrevista, Zoila Gálvez está a punto de cumplir 43 años y ya su currículo internacional es extenso —incluidos conciertos en Town Hall y Carnegie Hall en Nueva York—, complementado por sus actuaciones en la radio y la televisión a partir de la década del 50, cuando esta se introduce en Cuba, con un repertorio que incluye la música clásica, la folclórica y la típica de numerosos países.

El hecho de no haber sido Zoila Gálvez una cantante del género popular, sino de música de conciertos, en absoluto limitó su realización profesional, aunque sí el alcance de su difusión en los medios, como suele suceder con quienes asumen la defensa de estos géneros. Relevante y prolongado durante varias décadas fue su quehacer educacional en el Conservatorio Municipal de Música de La Habana Amadeo Roldán y en la Escuela de Superación Profesional Ignacio Cervantes, del Consejo Nacional de Cultura, al igual que sus clases de técnica vocal para grupos de teatro musical y asesoría de la educación musical para los niños.

De aquella entrevista entresacamos otro de los comentarios de Zoila que puede aún sernos muy útil:

—Mi consejo para las figuras líricas que entre nosotros empiezan, es que se inspiren en las vidas de los grandes artistas del pasado, quienes, a pesar de lo que se sostiene, en muchos casos injustamente, dedicaron una gran parte de su existencia al estudio y superación cultural y educativa, llevando una vida de privaciones y sacrificios para mejorar y conservar sus facultades, no solamente para lucro y beneficio propio, sino para bien de la humanidad.

Zoila dio su último concierto público el 12 de octubre de 1966, en el Palacio de Bellas Artes de La Habana. Murió a los 86 años el 26 de noviembre de 1985. Ella fue fundadora de la Sociedad de Estudios Afrocubanos dirigida por Fernando Ortiz, y acreedora de importantes reconocimientos, entre estos, la Condecoración de Mérito Carlos Manuel de Céspedes con el grado de Dama, la Orden Nacional de Mérito Mambí, en rango y grado de oficial, la Distinción Por la Cultura Nacional, y el título de Hija Predilecta, que le fue conferido por el Ayuntamiento de Guanajay, donde nació el 19 de marzo de 1899, para convertirse en una gloria de la música y de la cultura cubana de todos los tiempos.

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