Adiós a Eddy Socorro

Rubén Darío Salazar
7/6/2018

Acaba de fallecer en La Habana el director artístico Eddy Socorro, creador con una amplia trayectoria escénica. Adjunto imagen de uno de sus montajes, El Tigre Pedrin, en formato callejero en La Habana Vieja. Puede descubrirse entre los actores al inolvidable Ulises García y al Premio Nacional de Teatro Armando Morales. Copio un fragmento de la entrevista que le hice a Eddy con motivo de los 50 años del Teatro Nacional de Guiñol, que él guiara en un período de esas cinco décadas.


Representación de El Tigre Pedrin, en formato callejero en La Habana Vieja
 

(…) La vida de alguien que dedicó más de diez años para y por un colectivo teatral, está llena de todo tipo de recuerdos. Distinguir unos de otros sería imposible, injusto. Mis hijos que no se perdían un estreno y estaban casi todos los fines de semana conmigo en la instalación, junto a los hijos de otros actores y actrices. La confabulación del elenco artístico que hacía Liborio, la jutía y el majá, les hizo improvisar para una de sus funciones el vestuario de guajirito cubano que hizo “saltar” al escenario a mi hijo Alejandro, marcando así, con solo nueve años, su debut escénico. Los intercambios de regalos por determinados eventos, las fiestas de cada función de estreno, celebraciones donde nunca faltaron las obligatorias flores para los actores y actrices. Los cierres continuos por roturas del aire acondicionado o por desbordamientos de la fosa del edificio. La llegada un buen día de un actor amigo de Alemania, quien, al saber las causas del cierre prolongado del teatro, organizó una donación en su país y vino nuevamente a La Habana para comprar, instalar y donar al teatro de un nuevo equipo de aire acondicionado. Mis posiciones firmes, ante intentos de actos de injusticia con algún miembro del grupo. Mi oficina, linda, amplia, siempre con flores frescas y casi siempre ocupada por visitantes o trabajadores del centro. Mi personal técnico, con Luís Pérez, Gregorisch y el Chino Cobas, enamorados todos de su teatro. Mi Administradora Elsa Ramírez, mano derecha, izquierda y luchadora incondicional. Mi secretaria, eficiente, confiable. La bajada y subida precipitadas de los escasos pasos que separan platea del escenario, la escalera que da acceso al teatro…

Lo que pudo faltarme por hacer no era posible hacerlo en aquellos momentos, aunque no por ello dejo de sentir algo de frustración, pero la misma es llevadera. En general, me siento muy honrado, satisfecho y feliz al mirar atrás ese tiempo mío con los creadores del Teatro Nacional de Guiñol. Algunos de ellos me acompañan hoy en calidad de buenos amigos; otros no dudo que renieguen de mí.

A todos ellos MIL GRACIAS, como todos saben “nada es perfecto”.

 Tomado del perfil de Facebook del autor