Bailar, pensar, gozar el ballet

Marilyn Garbey Oquendo
24/7/2020

La noticia ocupó titulares en la prensa y se multiplicó en las redes sociales: tres primeras bailarinas del Ballet Nacional de Cuba recibían Título de oro al concluir los estudios en la Universidad de las Artes (ISA). Grettel Morejón, Anette Delgado y Sadaise Arencibia ya son Licenciadas en Arte Danzario. Viengsay Valdés alcanzó su Título de oro el pasado curso escolar. Dani Hernández, también acreditado con Título de oro, lo recogerá el venidero octubre.

 Grettel Morejón, Anette Delgado y Sadaise Arencibia ya son Licenciadas en Arte Danzario.
Foto: Cortesía de la autora

 

Es cierto que para bailar en los más exigentes escenarios del mundo no han necesitado un título universitario. Al concluir el nivel medio del Sistema de Enseñanza Artística, se acreditaron como bailarines, pero respondieron a la convocatoria del centro de estudios para completar su formación intelectual, al tiempo que continuaban sus tareas como principales figuras de la afamada agrupación danzaria.

Para alcanzar la titulación, los bailarines desarrollaron investigaciones, devenidas en aportes a la historia y la teoría de la danza en Cuba, avaladas por la condición de excelencia artística de sus autores.

Elementos para una conceptualización de la Escuela Cubana de Ballet

Dani Hernández registra todo lo referente a la Escuela Cubana de Ballet (ECB), una de las grandes contribuciones de nuestro país a la danza mundial. Ya era hora de evadir los lugares comunes al referirse a la ECB, se hacía necesario el recuento histórico y repasar la conceptualización de los elementos técnicos y estilísticos que la conforman.

Los fundadores ya no están, y no dejaron un cuerpo teórico definido. La urgencia de fundar una compañía, de formar bailarines, de estimular la aparición de coreógrafos cubanos, de desarrollar el repertorio, de educar al público, no dejaba mucho tiempo. De ahí la importancia de que Dani, desde su condición de primer bailarín, haya decidido ahondar en el tema y revisar la bibliografía, dispersa en revistas, periódicos, Tesis universitarias, documentales, libros. Es cierto que en el ISA se han realizado investigaciones sobre diferentes aspectos de la ECB, pero no se han convertido en referentes porque no han circulado como debieran. Entre éstas, Dani resalta las reflexiones de las maestras Mirta Hermida y Elena Cangas.

Para detenerse en los vínculos entre la etapa de formación de los bailarines y la práctica artística, Dani sumó las voces de Loipa Araújo y Aurora Bosch, joyas del ballet cubano, quienes también cursaron estudios universitarios. Bailarines como Orlando Salgado y Jorge Vega, maestras como Laura Alonso y Adria Velázquez comparten sus experiencias en la materia.

Entre los Anexos de la Tesis se encuentran las orientaciones metodológicas del Curso 2012-2013, para nivel elemental y nivel medio, firmadas por el maestro Fernando Alonso, un documento que puede convertirse en herramienta de trabajo muy eficaz para los maestros de hoy.

Para alcanzar la titulación, los bailarines desarrollaron investigaciones, devenidas en aportes a la historia y
la teoría de la danza en Cuba, avaladas por la condición de excelencia artística de sus autores.
Foto: Cortesía de la autora

 

Fernando Alonso y La bella durmiente

Grettel Morejón fue discípula del maestro Fernando Alonso durante largos años. Tuvo la suerte de que le montara el pas de deux del tercer acto de La bella durmiente, que interpretó junto a Dani Hernández. A partir de esa experiencia, la investigadora reflexiona sobre el pensamiento pedagógico de su maestro.

 Fernando Alonso, Grettel, Dani y Viengsay en un ensayo de La Bella Durmiente.
Foto: Martha Sánchez

 

La Tesis es un testimonio hermoso y conmovedor, pues Grettel conserva hasta hoy la libreta donde apuntó las correcciones y sugerencias de su maestro:

“A medida que pasaban los días, iba encontrando nuestras dificultades y montaba la clase para corregirlas. La clase tenía una línea ascendente. Trabajaba un propósito, o varios, y los ejercicios respondían y tributaban a ellos. Por ejemplo, si quería que giráramos mejor, nos ponía desde la barra muchos balances en passé y en el centro, pirouettes que terminaban en passé y de ahí un relevé a balance. De un mismo ejercicio hacía variaciones, pero con la misma complejidad técnica que quería que lográramos. Su método para enseñar empezaba por la repetición, seguía por la explicación, muchas veces visual y terminaba en la repetición otra vez. Incluso cuando el paso salía correctamente nos los hacía repetir, a veces para mostrarlo, para afianzar y convencerlo de que lo dominábamos o, simplemente, como recompensa. Se ponía muy feliz cuando veía algo bien hecho.”

La bella durmiente ─versión de Alicia Alonso sobre el original de Marius Petipa─ es un ballet de alta complejidad técnica, capaz de revelar las cualidades de los intérpretes. Tras detallar los secretos del proceso de montaje, Grettel lanza una alerta: “…las versiones cubanas de los clásicos no están debidamente anotadas y, con el devenir del tiempo, pueden transformarse y alejarse de sus características primigenias, debido al desconocimiento”.

Giselle y algunas huellas de su locura en Cuba

Anette Delgado ha recibido elogios por su interpretación del personaje protagónico en el ballet Giselle. Asumir el rol no es tarea fácil por su complejidad técnico-interpretativa, y también porque está marcado por la aureola que dejó Alicia Alonso.

Anette Delgado en Giselle. Foto: Gabriel Dávalos
 

La escena de la locura es una de las más esperadas por los espectadores, es el momento de consagración de la bailarina, o de la pérdida de su prestigio. Es justamente ese instante el que elige Anette para el análisis, lo cual le sirve de pretexto para indagar en la manera en que se prepara una bailarina para asumir un personaje.

Entonces propone rescatar el trabajo de mesa: “el proceso de trabajo asumido por el artista previo a las funciones y fuera de sesiones técnicas, o sea, los ensayos de cualquier tipo programados oficialmente”.

Para el montaje de Giselle, la bailarina trabajó con Josefina Méndez, una de las cuatro joyas del BNC, quien encarnó el papel de la joven campesina en nuestra compañía y en la Ópera de París. A través de Josefina, contactó con la actriz Alina Rodríguez, quien mucho aportó a su interpretación.

Hay aquí un relato autobiográfico, testimonio del esfuerzo y la constancia de la bailarina, quien llama la atención sobre las maneras de valorar el desempeño de los intérpretes:

“Cuando se habla de la preparación del bailarín clásico se cae rápida y, muchas veces, únicamente en el cliché de la cantidad de movimientos y los conteos mal asociados al virtuosismo técnico. Se menciona el sacrificio real y nada desdeñable para batirse con los grandes clásicos u otras coreografías interesantes y complejas; sin embargo, se relega o desestima la labor intelectual, investigativa, el estudio que podría ─y debería─ dar cuerpo y alma a la técnica.”

Celeste y Oscurio. Huellas de una coreógrafa en el Ballet Nacional de Cuba

Sadaise Arencibia confiesa que “como artista ha sentido la necesidad de explorar y ampliar su diapasón danzario, por esa sed de experimentar y redescubrirse como intérprete que tiene todo bailarín, después de años de experiencia, en aras de enriquecer su carrera”. De ahí que centre su atención en Celeste y Oscurio, las piezas creadas por Annabelle López-Ochoa para el Ballet Nacional de Cuba, obras que llegaron en un momento en que se le exigían nuevos aires a la agrupación.

Sadaise Arencibia y Raúl Abreu en el segundo acto de El lago de los cisnes. Foto: Yuris Nórido
 

Valga aclarar que la bailarina no formó parte de los elencos de estas obras, pero es capaz de valorar la importancia de hechos como estos:

“Indudablemente han enriquecido el repertorio de esta compañía, un conjunto que ha tenido como norma y emblema ser siempre exponente fiel de la gran tradición académica y que se ha caracterizado, sobre todo en los últimos años, por representar mucho más los clásicos célebres del ballet mundial que piezas de la contemporaneidad, por lo que tanto Celeste como Oscurio le han brindado una variedad estilística y un aire de renovación que se necesitaba, además de incrementar el repertorio de estos tiempos.

Sadaise recoge el testimonio de los intérpretes de las obras de López-Ochoa:

“…bailarines que han bailado en estas piezas también coinciden en sus criterios en cuanto a la cualidad y calidad de movimiento, que los obligó a moverse diferente a lo que sus cuerpos y sus mentes estaban acostumbrados, un aspecto que trabaja y ayuda a la inteligencia en ellos porque rompe la inercia habitual, mental y física, del esquema que tienen trazado como reflejo condicionado, y los lleva hasta otro extremo de sus capacidades corporales que quizás les haya sido desconocido”.

Andanzas del Quijote en la danza

Viengsay Valdés, directora del Ballet Nacional de Cuba, ha bailado tres versiones del ballet Don Quijote. Ella interpretó el personaje de Kitri con el Ballet Mariinsky de San Petersburgo, Rusia. Luego lo retomó en el Washington Ballet, en Estados Unidos. Y con el Ballet Nacional de Cuba lo ha interpretado en varias temporadas.

 Viengsay Valdés en Don Quijote. Foto: Nancy Reyes
 

A través de un estudio comparado de los respectivos guiones, Viengsay revela las diferencias estilísticas de cada una de las versiones en cuanto a construcción de los personajes, pasos técnicos, diseño escénico, entre otros rubros que la obligaron a emplearse a fondo para asumir el reto.

Viengsay Valdés y Leonid Sarafanov, en Don Quijote, teatro Mariinsky. Foto: Mariinsky Ballet
 

En el 2011, el Dance Magazine la eligió, junto al entonces primer bailarín del Ballet Bolshoi, Iván Vasiliev, como Pareja inspiradora. La bailarina narra detalles del ensayo:

“Comenzamos a marcar, paso a paso, secuencia a secuencia. Lo pasamos con música, se equivocó en una parte, se lo volví a repetir, paramos, lo pasamos un par de veces, a la tercera noté que se siguió equivocando, tenía mala cara y le propuse: “Bueno, ¿qué te parece si probamos la versión rusa?” Le cambió la expresión y me miró como diciendo: “¿y tú te la sabes?” Apenas le di tiempo a pensar, dije: “vamos a probarla, por favor, la música”. Hicimos el pas de deux de arriba abajo y a ese bailarín, en la medida que iba pasando el adagio, le iba cambiando el rostro, se iba poniendo más alegre, emocionado. Lo único que sí le pedí a Vasiliev, en ciertas partes, mantener los balances de la versión cubana y le advertí que, en vez de hacer las repeticiones de las tres veces, iba a realizar una o quizás dos, manteniendo un balance. Así fue, con un resultado espectacular.”

La Tesis expone las fortalezas de la ECB, poderosos auxiliares de los bailarines cuando interactúan con otras filosofías de danza. La autora reconoce el trabajo de las maestras cubanas Karemia Moreno, María Elena Llorente, Martha García en el montaje de este ballet, pieza imprescindible en el repertorio de las grandes compañías del mundo.

Subrayados

Tras asistir a los actos de defensa de las Tesis de las cinco primeras figuras del Ballet Nacional de Cuba, quiero subrayar algunos detalles. Estos egresados de la Universidad de las Artes (ISA) son bailarines en práctica artística, quienes asumen los principales roles de las obras presentadas por la compañía, en nuestro país y en otros escenarios del mundo.

Son herederos directos de los fundadores de la compañía. Alicia, Fernando, Josefina, Loipa, Aurora, Ramona son algunos de sus referentes, los acompañaron en sus inicios y en varios momentos de su carrera. Ahora les corresponde a ellos preservar y desarrollar los principios de la ECB, que ha dado a la danza intérpretes de excelencia.

Para la Universidad de las Artes (ISA) ha sido un honor contar en las filas de su estudiantado a los más altos exponentes del Ballet Nacional de Cuba. Es preciso que los resultados de las investigaciones que realizaron como ejercicio para alcanzar el Título de oro comiencen a circular, que sus reflexiones formen parte de los debates sobre el futuro de la danza en nuestro país.

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