Ciudades de René Vázquez Díaz

Laidi Fernández de Juan
20/4/2016

Por generosidad, el escritor cubano radicado en Suecia, René Vázquez Díaz, me ha hecho llegar su novela Ciudades junto al mar, publicada por Alianza Editorial en 2011. Debido a múltiples razones, este libro merece editarse en Cuba, y ser leído por nuestro público.

Siempre se ha dicho que la primera novela de un autor suele ser la más autobiográfica. Si así fuera, estaríamos en presencia de una excepción: Ciudades junto al mar es justamente el desgarre que ya en madurez, se permite Vázquez Díaz, luego de transitar por varias obras elaboradas con elementos de ficción. Recordamos, entre otras, La isla del cundiamor, que sorprendió en el momento de su aparición. Han pasado más de veinte años y aún los ecos que produjo su lectura se sienten, no solo por el tema ni por la ubicación de la trama (un cubano en Miami), sino por su mirada fresca, desprejuiciada. Dicha novela, debido a su visión crítica a la vez que entrañable, nos permitió en su momento recorrer objetivamente la geografía física y moral del entorno miamense, tantas veces adorado y vilipendiado. También recordamos la laureada De pronto el doctor Leal, que obtuvo en 2007 el premio Juan Rulfo (y fue publicada en Cuba un año más tarde). En ambas novelas aparece el conflicto cubano de la migración, la agresividad histórica de la política norteamericana hacia nuestro país, y queda clara la postura del autor frente a dichas problemáticas.


Foto: Tomada de Internet
 

En esta que comentamos hoy, esos tópicos se insertan en la historia personal de un viajero cuyos bandazos vitales lo ubican en ciudades tan distantes como Caibarién, La Habana, Gdansk, Malmö, Los Ángeles, Miami, cual si se tratara de una aventura imaginaria, rocambolesca: el divertido relato de una vida azarosa. El muchacho nacido y criado entre el mar de Caibarién, cuyo sueño de convertirse en escritor asumió como el karma de su existencia, se transforma, sin proponérselo, en una especie de super- antihéore por donde quiera que pasa. Es el líder de varias bandas clandestinas de música, es un transgresor de reglamentos estudiantiles, es proclive al amor descabellado (siempre con mujeres peculiares que amenazan su estabilidad emocional), es traficante de dinero, amigo de habituales consumidores de sustancias prohibidas, y claro está, un prófugo de leyes migratorias. Todo esto en combinación con excelentes calificaciones docentes, y una suerte que parece anclada por deidades poderosísimas.

Dos astros aparentemente opuestos se alinean para guiar los avatares que sufre René Vázquez Díaz, autor de la novela y confesor de su vida al filo de los 60 años de edad: el mar y la muerte. Al mar acude, siempre que le sea posible, para encontrar respuestas, soluciones, sugerencias, y esta suerte de confesionario líquido le sirve de guía, incluso frente a dudas de amor. La muerte acompaña al protagonista desde la infancia, y está presente de una forma u otra, más allá de lo que cabría esperarse cuando se leen historias de vida. Tánatos y Eros, combinatoria fatalmente ligada, sobrevuela la novela en sus casi trescientas cincuenta páginas. Niños muertos en trágicas circunstancias (al menos tres), adultos que pierden la vida en el mar, en la calle; la propia existencia de Vázquez Díaz amenazada en varias ocasiones, demuestran el filo de la navaja en el cual se mueve la trama de Ciudades junto al Mar.

Por otra parte, aunque resulte paradojal, el personaje que se fuga de Polonia (es decir, del régimen social imperante) hacia el llamado Occidente, defiende en todo momento la postura ideológica de la izquierda, enaltece los logros cubanos, y critica rudamente la impiedad del capitalismo. La importancia que le otorga a la ciudad como eslabón definitorio para el ánimo y para la posibilidad de vencer o ser derrotado, actúa como columna enlazadora sobre la cual se insertan todas las tribulaciones: “Las ciudades existen para que uno las visite. O para quedarse en ellas. Recorres sus calles y sus plazas y vives en sus casas. Pero a la ciudad no le importas nada. Ella, simplemente está ahí para que realices tus sueños o te entierren con ellos”.

Ojalá esta novela visite nuestra red de librerías. Al público cubano le gustará conocer de primera mano la historia de un niño que se acostumbró a hablarle al mar, hasta que envejeció entre la nieve de Estocolmo, sin dejar de pensar que buscando un camino, halló la vida entera.