Experiencia y juventud de la mano de Victor Goines y Janio Abreu…

Leannelis Cárdenas Díaz
24/1/2018

Experiencia y juventud se dieron cita la noche del pasado miércoles 17 de enero en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional. Nuevamente, la celebración del Jazz Plaza sirvió de pretexto para unir en escena a dos excelentes músicos Victor Goines y Janio Abreu, quienes utilizando el jazz como lenguaje común, unificaron en su quehacer no solo a dos generaciones, sino también, a dos culturas musicales diferentes.
 

Victor Goines y Janio Abreu, quienes utilizando el jazz como lenguaje común. Foto: Internet
 

Victor Goines, destacado saxofonista y clarinetista estadounidense, y uno de los músicos más respetado en el entorno jazzístico neoyorquino debido a su gran trayectoria como intérprete, compositor y pedagogo, resultó ser el gran invitado de la noche. De la mano del joven músico cubano Janio Abreu, quien ha devenido  en uno de los jazzistas más importantes de su generación, multinstrumentista, compositor, arreglista y pedagogo, se ofreció un mano a mano musical donde el respeto, el virtuosismo y la buena música fueron el ingrediente principal.

Acompañados por Aire D´ Concierto, agrupación dirigida por Janio Abreu, se interpretó un programa conformado a partir de la combinación de obras de reconocidos compositores dentro de la creación jazzística universal como Herbie Hancock y Thelonious Monk, sumadas a otras de la autoría de ambos intérpretes. La presencia de invitados como Bernad Strabella al saxofón y Michael McClintock al tres resultó un valor añadido a la presentación.

Ahora bien, un aspecto de gran atractivo durante la noche fue la capacidad de ambos instrumentistas para poder plasmar y defender, cada uno desde su propia interpretación, elementos distintivos de la música de su país de origen. Al escuchar los momentos improvisatorios de Goines era imposible no recordar la manera de decir de los grandes intérpretes del jazz norteamericano más tradicional. Con un lenguaje claro y una limpieza técnica extraordinaria, la construcción de frases con total coherencia melódico-armónica y gran elegancia signaron las improvisaciones del maestro.

Por su parte Janio Abreu no pudo desligarse del sabor de la música cubana. Haciendo eco de un virtuosismo técnico y una calidad sonora envidiables, el joven intérprete convirtió su instrumento en un defensor absoluto de la cubanía. Desde los códigos estéticos y sonoros del jazz, las citas de obras antológicas de nuestro país no se hicieron esperar. Entre pasajes melódicos recargados ornamentalmente, movimientos conjuntos y armonías pensadas desde los conceptos del jazz más contemporáneo, asomaban de vez en cuando fragmentos de temas tan conocidos como El Manisero o El cumbanchero.

El momento cumbre de la noche fue sin lugar a dudas la interpretación en conjunto de una obra de la autoría de Victor Goines dedicada a New Orleans y La Habana. A dos clarinetes, ambos intérpretes hicieron uso de su virtuosismo y sensibilidad interpretativa para combinar de manera magistral juventud con experiencia.