Híbrido de Esterio Segura voló hasta el Potomac

José Ángel Téllez Villalón
14/5/2018

Hybrid of a Chrysler es la obra con la que el artista de la plástica José Esterio Segura Mora (Santiago de Cuba, 1970) se integra a los más de 400 embajadores del arte que inundan por estos días los espacios del Kennedy Center con motivo del Festival Artes de Cuba: De la Isla para el Mundo.

Foto:  La Jiribilla
 

La pieza emplazada en River Terrace arribó a la capital estadounidense a acaparar nuevos significados. Unos, más controlados por el artista a través de su ready-made: una negra limosina Chrysler del 53 y unas alas de avión construidas con fibra de vidrio. Otros, tejidos por el público —a partir de sus experiencias, concepciones y creencias— y condicionados por los contextos donde se emplaza: el patio del habanero Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, la Plaza San Marcos de Venecia, o aquí, al lado de unas fuentes y con vista al Potomac.

Como la variopinta fauna de híbridos —cocodrilos, elefantes y delfines alados, autos-submarinos…—, que han venido poblando los proyectos y exposiciones de Segura, el Hybrid of a Chrysler alude a una de sus más recurrentes temáticas: la emigración. Abordada desde diferentes líneas investigativas, posiciones afectivas y soluciones formales, se asocia en su obra a la “(in)comunicación, el viaje (virtual o real), la frustración de proyectos y anhelos personales”. Autorreferencial, pero con una mirada universal.

Y es que, como ha dicho el artista: “el problema migratorio es un fenómeno que existe en el mundo entero” y “no tiene que tratarse como un tema triste, sino necesario. Emigrar es importante e imprescindible en muchos casos”.

Es entonces que estrena sentidos, toda vez que la mitad de los artistas invitados al Festival han emigrado hacia un país donde, como ha dicho Segura, “se ha reunido una cantidad nada despreciable de la cultura de todo el mundo y se ha formado un gran híbrido”. Los selfie al lado de su exótico autoavión en las afueras del Kennedy Center, dan fe de ello.

Para algunos puede que este híbrido cubanoestadounidense simbolice un “irse a toda costa”; mas como propuso Segura en su Submarino hecho en casa, durante la XI Bienal de La Habana, también el “quedarse a toda costa”, el viajar a otra Cuba y el soñarla. Para otros, un medio para descubrir la realidad cubana y su gente, enunciada por el artista. O hasta un descubrirse “ni de aquí, ni de allá”.

Este almendrón con alas es también la representación del “hacer magia”, de la inventiva del cubano, que hace volar los almendrones de más de medio siglo con motores del antiguo campo socialista o piezas torneadas aquí.

Segura, que recorre La Habana en un Cadillac del 56, es graduado de la Escuela Profesional de Arte de Camagüey (1989) y del Instituto Superior de Arte (1994). Desde 1995 es miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Sus obras han sido exhibidas en varias locaciones estadounidenses y forman parte de colecciones tan importantes como el Museum of Latin American Art, el  Museum of Modern Art (MOMA) y el Bronx Museum.