Iván César Morales: “El Premio Casa es un honor y un reto como musicólogo”

María Carla Gárciga
24/3/2016
Fotos: Cortesía del entrevistado
 

Desde 2008, el joven musicólogo cubano Iván César Morales Flores reside en España. La emigración no solo ha marcado significativamente su vida personal, sino que se ha convertido en epicentro de su quehacer investigativo. Con el estudio Identidades en proceso: cinco compositores cubanos de la diáspora (1990-2013) resultó acreedor del Premio de Musicología de Casa de las Américas en su decimoquinta edición.


 

Ya en el año 2000, había recibido el Premio de Musicología del Concurso Musicalia de la Facultad de Música del ISA, con un trabajo dedicado a la relevante y poco conocida revista Musicalia, fundada en La Habana en 1928. En 2006, obtuvo el Premio Nacional de Musicología Argeliers León de la UNEAC, por un análisis de la ópera-oratorio Ebbó, autoría del compositor camagüeyano Louis Aguirre, ya por entonces afincado fuera de Cuba. De esta manera, el Premio Casa se suma a una serie de reconocimientos similares que avalan la trayectoria de Iván César en el campo musicológico.

Sobre este galardón en particular, su labor investigativa y el estudio reconocido en tan importante certamen, La Jiribilla dialogó vía correo electrónico con el académico e investigador, graduado de Musicología en el Instituto Superior de Arte —donde ejerció como docente y director del Departamento de Musicología— y doctorado en dicha especialidad por la Universidad de Oviedo.

“El Premio Casa de las Américas es uno de los sueños más grandes que he tenido en mi vida profesional. Representa un enorme logro, una recompensa a mi esfuerzo y sacrificio como estudiante e investigador. Para mí, es todo un honor y un reto como musicólogo”, comenta.

“He podido constatar por medio de correos, mensajes y llamadas telefónicas, la inmensa alegría que ha representado para mis amigos, antiguos alumnos del ISA, colegas y maestros cubanos, el recibir este premio. Todos lo han celebrado como propio, y eso es algo que motiva mucho cuando se está tan lejos de casa. Por otra parte, Cuba no ganaba este prestigioso galardón desde 1997. De modo que ser hoy merecedor de ello es, para mí, todo un orgullo como cubano de la diáspora. El Premio Casa de las Américas es, sin duda alguna, uno de los más codiciados por los musicólogos del continente; es un referente que supera el orbe iberoamericano”.

Junto a la Beca MAEC_AECID que obtuvo en España, Iván César recibió una estancia de investigación en el Département d’ Études Ibériques et Latino-Américaines de la Université Sorbonne Nouvelle, París III y la Bibliothèque Pierre-Monbeig de l’Institut des Hautes Ètudes de l’Amériques Latine-CREDAL de esta misma universidad. Ha sido Miembro de la Comisión Nacional de Musicología de Cuba, cuenta con diversas publicaciones en revistas especializadas nacionales e internacionales, y fue integrante de los Conjuntos de Música Antigua Ars Longa y El gremio, además de la Camerata Vocale Sine Nomine.

Actualmente es Profesor Asociado en la Universidad Internacional de la Rioja (UNIR) y forma parte de la Sociedad Española de Musicología (SEdeM), la Asociación de Estudios Americanos del Principado de Asturias (AEAPA) y la Rama Latinoamericana de la Asociación Internacional para el Estudio de la Música Popular (IASPM-AL). Desde 2010 se desempeña también como tenor en el Coro de la Ópera de Oviedo.


 

Nos comentabas sobre el honor y el reto que representa para ti obtener el Premio Casa, de Musicología. Al respecto, ¿qué importancia le concedes para la visibilización y reconocimiento de los estudios musicológicos?
El certamen que organiza Casa de las Américas constituye un verdadero punto de encuentro y espacio de comprobación del estado en que se halla la musicología en el continente. Cada nuevo premio conduce a sus futuros aspirantes al desarrollo de trabajos más abarcadores, multidisciplinarios y actualizados. La diversidad, prestigio e internacionalidad de sus jurados concita, asimismo, a un mayor nivel científico, teórico y analítico.

La competencia es verdaderamente dura. De modo que, para cualquiera de sus galardonados, este es un premio que estampa un alto nivel de distinción profesional. A ello se suma el importante impacto de visualización que representa el hecho de que la obra premiada logre entrar, tras su publicación por el sello editorial Casa de las Américas, en circuitos internacionales que demandan, cada vez más, un número mayor de ejemplares para universidades y centros de investigación del sur y norte de América, y parte de Europa.

Sobre la investigación ganadora del Premio de Musicología, Identidades en proceso: cinco compositores cubanos de la diáspora (1990-2013), ¿cómo fue su génesis y desarrollo? ¿Cuáles constituyeron los resultados fundamentales, después de analizar la obra de cinco compositores cubanos con el denominador común de la emigración?
La investigación que presenté al Premio de Musicología de Casa de las Américas centra su atención en la obra creativa de Ileana Pérez Velázquez, Eduardo Morales-Caso, Ailem Carvajal, Keyla Orozco y Louis Aguirre. Todos ellos residen en distintos países del mundo (EE.UU., España, Italia, Holanda y Dinamarca) desde la década de 1990 e inicios del siglo XXI. El trabajo intenta profundizar en el impacto que han tenido en sus realizaciones los complejos procesos migratorios vinculados a la identidad y adaptabilidad a nuevos entornos socio-culturales; así como el rescate del corpus musical de una generación apenas conocida en la contemporaneidad cubana y poco estudiada fuera de la Isla.

Como sujetos migrantes, cada uno de estos compositores manifiesta dicha realidad de forma diversa. Resumiendo un poco la idea, podemos afirmar que algunos dirigen su atención hacia la vuelta a un pasado originario: la cultura cubana; otros, hacia la apropiación de su nuevo contexto músico-cultural de acogida; mientras que la mayoría muestra en sus obras la búsqueda equilibrada de un enriquecido proceso de hibridación o fusión de realidades heterogéneas. En sus composiciones conviven sonoridades y estéticas de culturas tan disímiles como la caribeña, la norteamericana, la venezolana, la española, la danesa, la holandesa, la india, la japonesa, la rusa, la italiana, etc. Tal heterogeneidad hizo de este trabajo un mapa de estudio sumamente amplio, donde las fronteras se expanden y entrecruzan en un continuo ir y venir de propuestas artísticas. 

La idea de esta investigación tiene su origen en mi tesis de licenciatura del ISA, dedicada a uno de estos compositores, Louis Aguirre, afincado en Dinamarca desde el año 2002. El impacto que recibí al encuentro de su obra y su proyección como compositor en el exterior fue tal, que me propuse abordar la obra de todo su entorno generacional; motivado, a su vez, por las vivencias que yo mismo iba teniendo como cubano de la emigración, radicado en España desde 2008. En un inicio, abrí la convocatoria a todos los compositores salidos de Cuba desde 1990; sin embargo, muy pocos reaccionaron. Tuve que ir labrando un camino que, con el tiempo, dio sus frutos. Hoy me complace el hecho de poder agradecer con este premio a cada uno de los compositores que aceptó el ofrecimiento de formar parte del proyecto, sacrificando así horas de sus atareadas agendas. 

Si bien analizas en el estudio la obra de cinco compositores de la diáspora, podría decirse que tu ejercicio profesional también se encuentra mediado por el hecho de residir fuera de Cuba. ¿Cómo ha sido tu experiencia en este sentido?
La migración es un modo de vida que hay que sentir para logar entender a profundidad cuánto marca en lo personal y profesional a cualquier ser humano. Como todo, tiene sus cosas buenas y malas. En el aspecto profesional, puedo decirte que me ha cambiado significativamente. Solo el hecho de hacerte entender en un mundo al que no perteneces como sujeto originario, ya es un reto. En Cuba, por ejemplo, dices rumba y todos sabemos a qué nos referimos. Fuera de la Isla, cada palabra, hecho, personaje, género musical cubano que mencionas en tus conferencias o escritos, es algo nuevo que debes explicar.

Por otra parte —y pienso que este es el reto mayor— te enfrentas a un medio cultural al que, todo el tiempo, debes cautivar con un tema propio (en mi caso, cubano), que para ellos no deja de ser algo “exótico”. De ahí que constituye una tarea obligada armarse de un aparato teórico y analítico lo suficientemente atractivo para hacerte respetar.

Más allá de estas dos ideas, puedo afirmarte con absoluta convicción que uno de los mayores provechos que he sacado como musicólogo cubano de la emigración es la beneficiosa perspectiva que me ha dado el ver la cultura de mi país a tantos kilómetros de distancia. Es algo excepcional. Una experiencia como esa te dota de un conocimiento y entendimiento privilegiado de tu realidad cultural; amén del cúmulo de información bibliográfica, sonora y digital que logras consultar en tu día a día.  

En estos momentos, ¿qué nuevos proyectos musicológicos conforman las inquietudes creativas de Iván César?
Actualmente me encuentro inmerso en varios proyectos. El más reciente es el de Profesor Asociado a la Universidad Internacional de la Rioja, que para mí ha sido un estímulo y un desafío profesional, ya que toda su actividad se desarrolla vía online. Quiere decir esto que, hoy por hoy, atiendo e imparto clases de música a más de 250 alumnos de toda España y otros países latinoamericanos desde el ordenador de mi casa. Es el modelo de Universidad del futuro. Sin dudas, una experiencia increíble.

Entre las temáticas que pienso abordar en trabajos futuros tengo muy claro que me gustaría seguir de cerca la obra creativa de los actuales compositores cubanos, tanto los de dentro como los de fuera de la Isla. Además de esto, entre mis más anheladas aspiraciones se encuentra la realización de un abarcador proyecto de investigación sobre la creación musical académica afrocubana, que va desde Amadeo Roldán y Alejandro García Caturla, hasta nuestros días. Este es un tema que me apasiona y espero poder efectuar en un tiempo no muy lejano.