La animación en la Muestra Joven ICAIC con una escasa pero marcada presencia

Roxana Rodríguez Vila
9/4/2019

Una de las gratas sorpresas que nos reservó esta XVIII Muestra Joven ICAIC fue la presencia en concurso de la ficción animada La huida, dirigida por Ivette Ávila, una realizadora que ha apostado por la animación con muchísimo esfuerzo, con una pasión abrazadora capaz de motivar y sumar no pocas manos e ideas a sus proyectos, ese fue el caso de Ariadna Pimentel, quien devino codirectora de este ambicioso corto y también estuvo a cargo de la edición.

Cartel del corto. Sinopsis: Pip vive tranquilamente en su hogar, pero un terremoto repentino lo hace huir.
Durante la búsqueda de un nuevo hogar se enfrenta a múltiples vicisitudes y revelaciones.
Tomada de Muestra Joven ICAIC. Fotos: Cortesía de
Ivette Ávila
 

Con la idea original y guion de la propia Ivette, La huida devino ensueño de otros especialistas, como Elaine del Valle en la producción, Cynthia Cazañas en la fotografía, Santiago Barbosa compuso música original para la obra y el diseño sonoro de Lisandra Gómez Peraza.

La realizadora y otras integrantes del equipo conversaron con La Jiribillia sobre este proyecto, sin dudas, el más ambicioso que Ávila ha asumido hasta la fecha.

Ivette es profesora de la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA) de la Universidad de las Artes, donde imparte la técnica de Stop Motion Animation. Compartió la historia con sus estudiantes y varios se motivaron a participar en la realización.  “Es algo bien inusual porque en FAMCA normalmente no se gradúan con tesis de animación, y muchos menos con la técnica de Stop Motion Animation, pero se involucraron varias estudiantes y comenzó todo el trabajo de mesa que fue intenso, pues en la animación no te puedes dar el lujo de filmar cuatro planos y después desecharlos”, explicó Ávila.

Teníamos una idea original a la que fuimos bastante fieles, pero incluimos planos y retiramos otros. Es una metáfora  sobre la migración, sobre cómo funcionan las sociedades, una especie de teoría; quizás por mi formación de bióloga entiendo las sociedades como seres vivos donde todo está conectado entre sí, donde se elimina lo extraño y se toman cosas del medio. Pudiera parecer una historia de bichos pero es una historia de lo humano. En el relato el personaje pasa por dos estados psicológicos y evoluciona. Para contar los hechos decidimos usar dos técnicas: primero usamos marionetas tridimensionales muy coloridas, porque muestra el estado de bienestar del personaje principal, en su casa, en su estado de confort y luego cuando cae en ese inframundo el personaje se vuelve plano, negro y cambia toda la visualidad a golpe de transparencia; resulta entonces un poco más agresivo, perturbador…”

 

Ivette era profesora de la Escuela Latinoamericana de Medicina, pero hacía esculturas en cera y a la gente le parecían personajes vivos con intenciones. Un día la llevaron a los estudios de animación de la Televisión Cubana, al Departamento de la TV: Animación corpórea y la contrataron para hacer atrezzos. Posteriormente, cursó el taller de animación y aunque por un tiempo compartió los dos mundos, era un poco complicado al ser profesora de una asignatura como Genética Médica en una Universidad y combinar esa faceta con la creación audiovisual animada. Al final, se decidió por uno de los dos caminos, pero siguió enseñando lo aprendido y transmitiendo su experiencia. Fue así que propuso la asignatura de Stop Motion Animation para los estudiantes de cuarto año en la FAMCA, teniendo en cuenta que en Cuba no se impartía animación en la Universidad, ni en las Facultades de Artes Plásticas, solo había una asignatura muy breve en el Instituto Superior de Diseño. Su propuesta, inicialmente, comenzó como electiva, después pasó a optativa y espera que sea curricular en algún momento.

Cada vez que aprendo algo nuevo, lo transmito a los muchachos y trato de motivarlos a entrar en el mundo de la animación, sobre todo para que lo vean no como un  género sino como un medio expresivo, útil para un documental o una ficción, y de esa forma darle frescura a cualquier tipo de audiovisual, incluso útil para narrar cosas más subjetivas, que no existen en la realidad. Nosotros en la televisión generalmente trabajamos marionetas tridimensionales, pero como artista independiente he experimentado con barro, animación con objetos, con arroz, la pixilación. Ahora, con las posibilidades logísticas, estamos trabajando con papel recortado, por ejemplo, en este corto, 15 de los 18 minutos son con la técnica de papel recortado en una mesa que el propio equipo construyó: una mesa multiplanos de cristal.

Comenzamos a trabajar el papel recortado de la forma que se trabaja normalmente, con colores mates, y llevamos algún tiempo experimentando con las transparencias y las sombras chinescas como lo hacía la artista alemana Lotte Reiniger, con los personajes en siluetas negras.

 

Efectivamente, no es la primera vez que tus materiales participan en la Muestra Joven, ¿qué percepción tienes de la animación dentro del evento?

Realmente cuando comenzamos a hacer cosas independientes las primeras obras las expusimos en la Muestra, en el 2008 o 2009. Fuimos probando con todos nuestros experimentos, porque uno aprende animando, sin presupuesto. Nos reuníamos como grupo en la casa a hacer las cosas que nos interesaban, los guiones eran míos y en esos años había más obras en concurso, el año anterior hubo solo tres cortos animados y ahora ni siquiera existe la categoría, entramos en concurso como corto de ficción animada.

Ocurrió algo curioso porque yo también abogo en clases porque no se vea la animación como algo aparte y este año fue así,  pero también es triste porque significa que no hubo más obras totalmente animadas. También ocurre algo, cuesta mucho que se forme uno como animador y si te enteras que existe la animación a los veintitantos años a lo mejor cuando llegas a hacer una obra que merece la pena ser mostrada en un festival como este ya no entras por edad.

Muchos de los animadores que participaban siempre en la muestra, como Víctor Alfonso, Ernesto Piña, El Muke y otros, ya no entran por edad. Yo digo que la semilla se está sembrando en los estudiantes de la FAMCA que van mostrando cada vez más interés. Yo, por ejemplo imparto muchísimos talleres de Stop Motion Animation a niños y adolescentes en el Centro Hispanoamericano de Cultura, que los pone en contacto con esa técnica y motiva en ellos el interés por la animación. También hay un movimiento nacional que se llama Cámara Chica, con niños de todo el país que hacen audiovisuales, desde Pinar del Río hasta Guantánamo.

¿Más allá de la Muestra, qué piensas de la animación en Cuba? ¿Qué perspectivas tiene?

 

Hay que  partir de que, en nuestras sedes de FAMCA, en el país no se imparte animación y no se está produciendo mucho, sin embargo, existe una capacidad instalada, hay mucha gente con las habilidades para la animación digital, la animación tradicional, e incluso Stop Motion Animation. De ahí que yo esté a la espera de que eso se revele y salga. He estado en otros países y creo que en Cuba tenemos muchas potencialidades, además de una tradición larguísima: después del triunfo de la Revolución, la televisión capacitó a mucha gente, en el dibujo tradicional hay obras que son vanguardia para su época gracias al ICAIC y la televisión ha trabajado muchísimo el Stop Motion Animation con más de cien obras, un aspecto poco conocido. Espero que me sorprendan en cualquier momento y a la vez poder aportar lo que conozco.

La producción es siempre un tema complejo, ¿cómo lograron conseguir los fondos requeridos para la obra?

Como siempre contábamos con cero presupuesto. Nos presentamos al espacio “Haciendo cine” de la Muestra Joven y conseguimos fondos, así pudimos pagar algo de lo que ya estaba hecho, pero por muchos meses estuvimos trabajando sin ningún tipo de presupuesto. También las muchachas, por la FAMCA, recibieron algunos recursos y así pudimos palear un poco e incluso dejar algo para la distribución posterior, que es otra etapa. Se pasa un trabajo grandísimo para hacer una obra y se queda en una gaveta. Estamos tratando de hacer una estrategia de distribución y llevarlo al formato que exigen, ya no puedes hacerlo en mp4 o DVD, tiene que ser en Bluray y eso es caro. Es un proceso más complejo y también destinamos fondos para pagar la música original, que quedó preciosa, hecha por un colombiano que estudió en Cuba: Santiago Barbosa, y para pagar también los sonidos grabados en estudio.

Al respecto, la productora del proyecto, Elaine del Valle, también compartió su criterio:

Nuestra idea era que no se quedara ahí, hacerlo de una forma diferente a los esquemas que usualmente se utilizan, para que se pudiera apreciar todo su valor. En el proceso de producción logramos un taller de producción en la escuela de cine que nos ofreció muchas luces y a partir de ahí revisamos qué nos interesaba hacer primero; teníamos el consenso de estrenarlo en Cuba y luego llevarlo a otros festivales.

Además, la animación que se hace en el país es, generalmente, didáctica o cómica, pero las obras que hemos hecho en equipo se acercan más a otros esquemas y a otras visualidades no usuales, pensadas para adultos.

Uno de los procesos que más disfruté como productora fue la de crear la música para la obra, los músicos se involucraron muchísimo, muy pocas veces un realizador independiente tiene el privilegio de tener música hecha especialmente para la obra, grabada en estudio con toda la calidad que se requiere.

 

También nos ocurrieron cosas supercuriosas, el padre de una de las chicas del equipo construyó un dolly circular artesanal para poder filmar la animación con el movimiento adecuado y quedó muy bien.

Una vez que el producto se ha exhibido, ¿cómo ha sido la aceptación del público, están satisfechas?

La gente se nos ha acercado muchísimo y nos confiesan que les ha gustado la visualidad, otros nos dicen que es un poco tedioso, pero en general ha tenido buena acogida. Nosotros teníamos una idea sobre el guión y, a pesar de que cada cual entiende su propia versión, al final todos coinciden.

Es supercurioso, hay quien lo interpreta a partir de sus vivencias, gente que ha emigrado tanto dentro como fuera del país; quien no ha tenido esa experiencia entonces lo ve como las pérdidas en la vida, empezar de nuevo; es, en definitiva, la obra que construye la gente a partir de la nuestra.

Queríamos decir algo específico desde el punto de vista visual y eso llevaba un tiempo, además de que el proceso estuvo un poco apresurado, porque significaba el trabajo de graduación de varias integrantes del proyecto. Fue una presión grandísima y tuvimos que pensar muy bien cómo quitar planos y no mutilar la historia para poderla contar en toda su extensión.

Luego de la Muestra Joven, ¿qué sigue?

Ahora queremos enviar La huida a varios festivales, algunos expresamente nos la han pedido, como el Festival Anima Latina de Buenos Aires y pensamos seguir con otros proyectos que tenemos en mente. Pensamos seguir trabajando el mismo equipo, generalmente somos mujeres y tenemos una mirada similar sobre nuestro país y hacia las propias féminas, aunque queremos hacer obras para los diferentes grupos etarios. Estamos pensando en un documental animado sobre el Malecón, por la importancia que tiene; un documental con sonido real directo y totalmente recreado en animación.

 
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