La señora y la bandera, una historia de seis décadas

Grethel Morell Otero
4/10/2017

En 1957 se encontraba el joven fotógrafo Roberto Salas trabajando en Nueva York, su ciudad natal, junto a su padre Osvaldo. Ya conocían a Fidel Castro, desde su segunda visita a esa urbe en 1955, cuando recaudaba fondos para el Movimiento 26 de Julio. El 3 de agosto del ´57, aparece en primera plana del New York Tribune la imagen de la Estatua de la Libertad con la bandera del M.R. 26 Julio en la corona, excelente fotografía tomada en contrapicado, que se convierte en símbolo de la lucha clandestina cubana de entonces. El Herald, el Times y la afamada revista Life también la publican. Considerada la más importante fotografía sobre el movimiento revolucionario cubano realizada fuera de Cuba, icono de la fotografía de prensa en su momento, lleva consigo una historia de complicidad y acción. Su autor la comparte, al cumplirse 60 años de esta imagen.


La señora y la bandera
, de Roberto Salas, icono de la fotografía de prensa en su momento

 

¿Cómo concibió esta fotografía un Roberto Salas de apenas 16 años?

En esa época ya estaba trabajando para un periódico latino en Nueva York, El imparcial de Puerto Rico; además era un ferviente lector de las grandes revistas ilustradas de aquel momento: Life, Look, Paris Match, etc., revistas todas eminentemente fotográficas. Conocía y por supuesto aspiraba algún día trabajar estos tipos de reportajes fotográficos. Seguía y por qué no decirlo, quería “imitar” a esos grandes del lente, esos que aún hoy después de tantos años siguen siendo los maestros de la fotografía y el ensayo. Nombres como Eugene Smith, Robert Capa, Rosenthal, Eisenstaedt, etc. Esos eran mis maestros y patrones a seguir. Claro, era joven aún, pero con mucha referencia sobre adonde quería llegar.

Te cuento algo que creo no he dicho antes. En la aventura de la Estatua, pensé (y traté de hacer) un reportaje de todo el proceso. Hice unas cuantas imágenes más con ese fin, pero cuando revelo los negativos me doy cuenta que la única imagen de impacto era la bandera en la corona. Además, sabía que podía publicarse una sola fotografía, no un reportaje.

Entonces fue una imagen intencional, totalmente pensada, para la prensa y la opinión pública…

Considero esta imagen mi punto de partida. Fue una imagen creada, nada espontánea. Buscaba un impacto de alguna forma y se crearon las condiciones para hacerla. Hay fotografías que llegan a la historia universal con impactos duraderos que no tienen nada de “espontáneo”. Imágenes creadas y perfiladas de antemano. Sobra aquí mencionarlos todos, pero pondré tres ejemplos: Levantamiento de la bandera americana en Iwo Jima, 1945, de Rosenthal; Besos de la victoria en Times Square, 1945, de Alfred Eisenstaedt, y Comandante en Jefe ordene, 1962, de Korda. Tres fotografías, conocidas e históricas, todas preparadas y posadas.

La Sra. y la bandera, como le nombro a esta foto, fue creada. Corría el año 1957, Fidel estaba en la Sierra, los asesinatos y la corrupción en Cuba, la mafia, etc., sucedían… y la prensa norteamericana no reflejaba nada de esto, ¡silencio absoluto! ¡Cuba no existía! Los del Club Patriótico 26 de Julio en Nueva York comenzaron a ver cómo provocar a la prensa y a la opinión pública de Estados Unidos para hablar de Cuba. Entonces se les ocurre dar un golpe publicitario con algo y sale la idea de hacerlo con la bandera del Movimiento. Se manejaron varias locaciones, pero a mí se me ocurre la Estatua de la Libertad.

¿Por qué se le ocurre la Estatua… además de la intención irreverente, no le perecía un tanto mordaz? Le pregunto para comprender cómo era mirado el monumento por los newyorkinos en la época y su repercusión.

Se estuvo manejando la idea de una protesta en el edificio del Empire State, los puertorriqueños había hecho un mitin de protesta allí y la gente del 26 estaba en el camino de hacer lo mismo. A mí no me gustó la idea, pensé que eso no iba a ningún lado, porque a esas alturas los mítines de protesta eran ya unos cuantos, como en el consulado cubano de Nueva York, y ni en la prensa salían. Entonces surgió lo de la Estatua y pensé que esto sí era delicado con los americanos, por lo simbólico que era para ellos esa construcción.

Realmente fue una demostración de protesta al inicio. Mi imagen fue la tapa al pomo, como decimos. Se desistió del acto-protesta y se quedó solo la colocación de la bandera. Un pequeño grupo, sin plan, nos lanzamos a hacerla y lo logramos.

Todo salió bien, sin problemas, ni complicaciones con las autoridades. Primero porque fue muy rápido, hasta el punto que la bandera se retiró a mi señal de que ya tenía la fotografía; dos, como éramos pocos no parecía un “acto”, sino que fuimos exclusivamente para hacer la imagen. Nadie se dio cuenta ni llamó la atención porque la estatua es grande y allá en la corona la bandera, a simple vista, casi ni se veía.

Desde el punto de vista de las intenciones e implicaciones, realmente no pensé en nada de eso, buscaba un golpe publicitario, es todo. Las implicaciones llegaron después: “estos cubanos locos”, “la falta de respeto”, etc. Algunos medios se hicieron eco de esto posteriormente. A mi nada de eso me pasó por la cabeza.

¿Qué cámara utilizó?

La hice con una cámara de 35mm y un lente telephoto de 135mm, a las 10 a.m., más o menos, en un día bien claro. Fotográficamente no presentaba complicaciones, las condiciones eran ideales.

En aquellos años mi padre y yo teníamos dos Leicas, una 3-G y una 3-F, pero sin lentes adicionales. Esos lentes para Leica eran caros y el telephoto más aún, por los aditamentos necesarios. Entonces se compró una cámara Hexacon, con un telephoto de 135mm. ¡Quién iba a pensar que sería la primera cámara del campo socialista que llegaría a mis manos! Esta cámara y su óptica eran producidas en la República Democrática Alemana (RDA), y eran, por supuesto, muy baratas, que era lo más importante para nosotros. Aunque el equipo no decía RDA tenía un letrero estampado en la parte de atrás: “fabricado en Alemania ocupada por la Unión Soviética”. Con esa cámara llegamos hasta Cuba en el año 1959. No era mal equipo, solo que era muy ruidoso, cada disparo era “un escándalo”.

¿Cómo llega la imagen a los grandes medios de prensa?

La suerte nos acompaña. Era un día entre semana, día muerto en la prensa, sin nada significativo, ni visitas importantes, etc. Revelo e imprimo algunas fotos, tomé dos rollos y casi todas de la misma manera.

Había que dar a las agencias de prensa internacionales negativos no fotos impresas. Reparto por los periódicos y agencias todo eso, y a ver qué pasa…Se publica en cuatro de los siete periódicos de Nueva York al día siguiente. Las agencias lo lanzan por todo el país, ¡hasta la revista Life la publica!

Uno se da cuenta de la importancia de algunas imágenes cuando pasa el tiempo, porque en ese momento no se la das. El tiempo y la historia fueron los que le dieron valor, no yo. Se convirtió en la fotografía más importante hecha fuera de Cuba en la lucha contra Batista.

Yo la considero la fotografía que me dio “la mayoría de edad” con la cámara en mano. Sin embargo, contrario al pensamiento de algunos, jamás en ninguna publicación norteamericana se me dio crédito fotográfico, mi nombre nunca se mencionó y, como resultado de esto, nunca recibí ni un centavo por la imagen, de ninguna publicación ni agencia de noticias. Hice lo que mi conciencia me pedía, el afán de logarlo y verlo realizado. Sin más ni menos.

Han pasado muchos años desde entonces pero aún perdura, como el primer día, el orgullo de haberlo hecho. ¿Qué más recompensa que esa?