“No se puede hablar de una escuela cubana de formación coral”

Narmys Cándano García
10/2/2016

Cuando se habla de coros en Cuba es inevitable pensar en Alina Orraca, figura rectora de la cultura nacional cuando de aunar voces y llevarlas a un alto estándar musical se trata.

Directriz y corazón de la Schola Cantorum Coralina, fundada en 1993 bajo el auspicio de la Fundación Pablo Milanés, la Maestra ofreció a La Jiribilla sus consideraciones en tanto directora, docente y creadora, acerca de los caminos que sigue la música coral cubana aún distante, en su opinión, de recuperar su lugar como movimiento artístico.

¿En qué momento se encuentra el movimiento coral cubano?
Es un poco difícil hablar del movimiento coral en Cuba porque nos encontramos ante una contradicción: por una parte podemos decir que ha habido un gran desarrollo en las agrupaciones profesionales del país con el Coro Exaudi que dirige María Felicia Pérez, Entrevoces o el Coro Nacional, a cargo de la Maestra Digna Guerra, Vocal Leo con Corina Campos a la cabeza y también la Schola Cantorum Coralina, que se encuentran entre las agrupaciones que han ganado amplio reconocimiento internacional. Asimismo otros han levantado su nivel como el Coro del ICRT, Sine Nómine y muchos más. Pero no solamente es en la capital, también en cada provincia los coros profesionales han tenido un ganado en calidad como el Coro de Matanzas, bajo la dirección de José Antonio Méndez, o Audinos en Santa Clara, el Orfeón Santiago, y el Coro Madrigalista igualmente en ese territorio. Provincias que nunca tuvieron coros como Ciego de Ávila, Pinar del Río y Cienfuegos han logrado grandes avances, pero eso no marca un desarrollo del movimiento coral.

Es paradójico porque sí se evidencian avances en los coros profesionales, pero solo se pude decir que un país tiene un movimiento coral cuando tiene coros de aficionados. Por ejemplo, en 1989, cuando visité Suecia existían muchísimos coros y solo cuatro profesionales. También en Venezuela hay gran cantidad de coros de aficionados en cada universidad o incluso en un territorio tan pequeño como Isla Margarita, y se hacen festivales en los que se escucha no solo música venezolana, sino también obras corales del repertorio internacional. A la vez existen agrupaciones importantísimas como la Schola Cantorum de Caracas, que dirige la Maestra María Guinán, o el de la Universidad Central de Venezuela, que no son profesionales, pero suenan como si lo fueran y son capaces de interpretar las obras sinfónico-corales más importantes del mundo.

Otro caso es Argentina, que agrupa en una organización llamada Adicora cientos de coros y eso en nuestro país se perdió. Años atrás nosotros quizá no teníamos esa cantidad, pero sí existía un gran movimiento coral de aficionados con elimpulso de Maestras como Carmen Godoy, Cuca Rivero y María Muñoz de Quevedo con la Coral de La Habana, que tenía los cantores que hacían coros en los llamados Distritos de Educación. Recuerdo, además, los festivales de la FEU con varios coros de las distintas facultades, hasta de la Escuela de Medicina.

Considero que sí hemos desarrollado un movimiento de cantorías que muchas veces desgraciadamente cuesta trabajo por varias razones, como que muchos niños cuando crecen prefieren otras manifestaciones como la danza que lleva mucho atuendo, no así el coro, o por la influencia del reggaetón y otros patrones que son los que se transmiten y se difunden en gran medidaen los medios de comunicación y a nivel social, y que los muchachos quieren imitar.

El coro es un trabajo bastante estático, aunque ya ha incorporado movimiento corporal, pero aun así es más difícil que atraiga a las nuevas generaciones.

Incluso en la televisión prácticamente han desaparecido los programas con las cantorías que busquen llamar la atención de ese público joven. El coro es un trabajo bastante estático, aunque ya ha incorporado movimiento corporal, pero aun así es más difícil que atraiga a las nuevas generaciones.

Cuando en un pueblo la gente utiliza su tiempo libre en hacer arte es un pueblo culto. Cuando una persona emplea su tiempo libre en ir a cantar eso la ayuda a sentirse feliz, superar miedos escénicos y tener un nuevo grupo de amigos con el que se reúne un día a la semana cuando sale de su trabajo. Es eso precisamente lo que perdimos y que es muy difícil de recuperar.

Un ejemplo importante en Cuba es el coro de Comunicaciones que aún se mantiene en ETECSA, porque la empresa siempre le tuvo una alta estima. Sin embargo, en la universidad solo existe un coro cuando debería contarcon uno por cada facultad que pueden tener distintos formatos, porque en el mundo existen muchos coros de jóvenes, y lo pudimos constatar en un festival en Basilea, Suiza, que se hace anualmente y son muchachos a la moda, que aman el trabajo coral; y cada agrupación tenía alrededor de 70 jóvenes cantando, haciendo performance, actuación, acciones muy interesantes…

En China también tuve la oportunidad de participar en un festival donde la mayoría de los coros eran de jóvenes universitarios fundamentalmente, de Japón, de Tailandia, de Sudáfrica. Se disfrazaban, se pintaban y eran espectaculares.

Cabe resaltar también el Festival de Bucaramanga en Colombia, que se hace con el movimiento de aficionados de varias ciudades del país. Cuando llegas a un evento como ese en el que la gente está creando todo el tiempo, te das cuenta de que de verdad en esos países hay movimiento coral, y de alguna manera en Cuba hay que rescatar esa tradición.

Para eso hace falta desarrollar la carrera de dirección coral, estimular en sus estudiantes el amor por dirigir coros de aficionados, porque los alumnos de las escuelas de música se interesan más por cantar en un coro profesional, pues no le ven el valor artístico ni económico a dirigir un coro de aficionados, porque no hay una remuneración económica para esa labor.

En la etapa de estudiante es diferente, pero cuando ya se es profesional no existe una base material que sustente que en instituciones como la universidad o las fábricas haya un director de coros, y esa es una profesión que debe ser retribuida como cualquier otra. Si tú no vives de dirigir coros es imposible que quieras ser un director, y mucho menos, de aficionados. Quieren ser profesionales porque al menos en una agrupación tienen un salario, aunque pequeño —porque es inferior al de un director de orquesta, por ejemplo— pero en realidad podrían dirigir dos o tres coros al mismo tiempo como se hace en cualquier parte del mundo.

Además en las escuelas no se incentiva el amor por la música coral porque no existen profesionales capacitados para ese fin ni en las primarias, ni en preuniversitarios que permitan formar un movimiento.

En el caso de la Schola Cantorum Coralina, los miembros del coro dirigen cantorías infantiles de aficionados y no recibimos a niños con condiciones musicales, los que tienen que tenerlas son los de las escuelas de música, pero como está más que probado que esas aptitudes son inherentes al hombre acogemos a los pequeños sin reparar en su talento.

Desde que comenzaron las cantorías en el año 1993 hasta la fecha, muchos de sus miembros se han convertido en músicos o cantores del coro o de otras agrupaciones profesionales, y es precisamente esa la base de un movimiento coral.

El repertorio de un coro permite conocer la música del Renacimiento, diferentes culturas, idiomas, y ofrece la posibilidad de congeniar con otras personas y sentirse feliz cantando en un escenario.

No tengo la receta para darle una solución definitiva al problema, no se puede hablar de una escuela cubana de formación coral, porque eso significa que tengamos todos los coros congran cantidad de premios y que además, haya un movimiento de aficionados que sea cantera y que haga que el pueblo realmente sea culto aunque después baile otros ritmos o escuche otra música. El repertorio de un coro permite conocer la música del Renacimiento, diferentes culturas, idiomas, y ofrece la posibilidad de congeniar con otras personas y sentirse feliz cantando en un escenario.

¿De qué forma llega un estudiante de arte a la música coral?
En las escuelas de arte hay buenas cátedras de dirección coral que han graduado excelentes directores y cantores de coro. Existe una en la Escuela Nacional de Arte (ENA) que dirige la Maestra Wilmia Berrier, otra en la Amadeo Roldán a cargo de Teresa Boulard; en el Instituto Superior de Arte (ISA) se abrió una especialidad en canto coral, para que el cantor profesional tenga una titulación como cantante —porque hay una diferencia entre el cantante lírico, solista, operático con el de coro— y aunque durante un tiempo esa cátedra estuvo cerrada, ya reanudó sus funciones. En la escuela media también hay alumnos de canto coral, lo que sucede en ese nivel es que se hizo para suplir una necesidad, ya que el desarrollo de la laringe a los 14 años en niñas y niños no es apto para poder estudiar esa manifestación. Se hace pero no es lo ideal, principalmente en los varones, en los que el cambio de voz es muy brusco y se debe esperar a que ese músculo vocal se termine de desarrollar para poder aplicarle técnicas.No es que sea dañino, pero violenta una etapa biológica de desarrollo.

También deben estar creadas las condiciones para que los graduados tengan donde trabajar.

Creo que es necesario buscar el verdadero camino para desarrollar la música coral que debe tener un soporte social y económico a nivel de paísy el apoyo de los medios de comunicación, que pueden valorar mucho más el trabajo coral a la misma altura de otros artistas.

¿En qué medida la programación cultural y de los medios de comunicación contribuye a la visibilización de los grupos corales?
No recuerdo el tiempo que hace que la Schola Cantorum Coralina no graba programas de televisión —cuando en otra época no era así. Sí, recibimos apoyo de varios programas de la radio y la televisión que promueven nuestras presentaciones, pero no responde al interés institucional que debería existir para con todas las agrupaciones corales, se debe a la ayuda de amigos y personas cultas que se interesan por nuestro trabajo. Y es una situación general, es difícil hasta pedir cámaras para grabar un concierto. Se pasa mucho trabajo para trabajar, para que después te “invisibilicen”. No quiero que le resten posibilidades a otras agrupaciones para que nos las den a nosotros, sino que nuestro trabajo se valore como se valoran otras manifestaciones artísticas.

En cuanto a la programación cultural, anteriormente cantábamos cinco o seis veces al año en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, sala de conciertos por excelencia para la música coral, y tanto ha cambiado esa situación que el año pasado, nos presentamos allí porque falló un artista y nos hicieron la propuesta del Centro Nacional de Música de Concierto. Cantamos en la Basílica pero como parte de otros conciertos dedicados a eventos, que ofrece un público muy específico que no es el que habitualmente sigue nuestro trabajo.

También vamos a ese escenario cuando se realizan encuentros como el Corhabana que es cada dos años, y que reúne a todos los coros de la ciudad.

¿Qué institución se encarga de organizar esa programación?
El Centro Nacional de Música de Concierto es el que se encarga de programarnosy promocionarnos.

Me ha hablado indistintamente de coro y cantoría ¿Cuál es la diferencia?
Se llama coro cuando se canta a más de dos voces, no al unísono, aunque hay obras que lo requieran, pero el trabajo coral es a voces ya sea profesional, aficionado o infantil.

Escogí el término cantoría para el trabajo que realiza Coralina con los niños porque aceptamos pequeños que no afinan o no tienen ritmo, por ejemplo, que se unen al trabajo del resto y aunque cante “otra cosa” se acepta y es una labor que puede dar resultados pero lleva mucha paciencia. Pero cantaren distintas líneas melódicas, a dos y tres voces, es muy difícil y no cumple el objetivo de que el niño aprenda a afinar y a tener ritmo. También existen en el mundootras cantorías de aficionados.

Respecto a los eventos ¿Cuántos se hacen en el país y qué importancia les concede?
Tenemos el Festival de Coros en Santiago de Cuba, por mucho tiempo bajo la batuta de Electo Silva, y se realiza en noviembre o diciembre cada dos años; y está el Corhabana que preside la Maestra Digna Guerra, con la misma frecuencia y que este año se va a realizar en el mes de julio. Ambos contribuyen a que los coros se escuchen aunque no siempre pueden participar todas las agrupaciones profesionales ni aficionadas como se hacía en otra época.

Hace unos años tuvo lugar un encuentro con coros estadounidenses y fue muy interesante. Ojalá fructifiquen oportunidades como esa.

¿La música coral es culta o popular?
Es muy difícil dividir la música en culta o popular, la música coral engloba la buena y la mala. Antes de los años 70 era fundamentalmente la llamada música culta y en un gran porciento la sacra, porque la música coral surge en las iglesias, en los cantos de eucaristía para celebrar las misas de cualquier tipo de religión.

Después se incluyó un poco más la música popular y figuras como Electo Silva o Miguel García empezaron a hacer muchos arreglos de música tradicional cubanade canciones de Matamoros, de la trova, de Sindo Garay, Manuel Corona, Frank Fernández…

Ahora tenemos a Conrado Moner, que es un excelente arreglista y compositor de música coral; René Baños, el director de Vocal Sampling, hace muy buenos arreglos; los Maestros Roberto Valera y Guido López Gavilán que no hacen música popular, sino de concierto con muchas raíces de lo folclórico y lo popular, que cuando la cantas en cualquier escenario puede parecer música popular porque tiene mucho trabajo rítmico y melódico pero son obras originales muy bien hechas.

Otros compositores jóvenes que se destacan por su trabajo son Yaniel Fernández y Beatriz Corona, pero hacen falta más.

También hay muchos arreglistas en los grupos vocales que podrían hacer trabajos para los coros pero me dicen que el coro es otra “mecánica” y es cierto que tratar en cuatro o cinco voces de poner esas grandes armonizaciones es un arte y es difícil, pero sí pienso que pueden hacerlo.

Igualmente muchos jóvenes estudiantes de composición pueden escribir para coros, porque se dedican a las grandes sinfonías, que claro los definen como creadores, pero los coros son más fáciles de montar, de sonar. En ese sentido, los maestros de composición deberían incentivar más a sus alumnos no solo a hacer grandes obras sino también música para los coros de las escuelas de arte.

¿Qué herramientas no deben faltar en el trabajo de un director coral?
El director de coros es muchas personas en una: lo primero es ser músico, formarse y tener un gran amor por la música coral. Lo segundo es que no por gusto a esa figura se le llamamaestro porque constantemente se encarga de enseñar y por tanto, debe tener todos los basamentos pedagógicos que te ayuden a enseñar. En tercer lugar debes tener un nivel humano muy alto porque tienes que congeniar con muchas personas, por lo que necesita herramientas de la psicología para poder tratar con seres que tienen diferentes problemas, o llegar a ser familia y amigo de sus cantores.

El director de coros es muchas personas en una.

Hablemos entonces de la Schola Cantorum Coralina ¿Qué proyectos tiene para el 2016?
Estamos montando un reportorio nuevo y vamos a participar en la Semana de Música Sacra que se realiza en el Centro Cultural Padre Félix Varela. El evento se destaca porque se hace canto gregoriano y por la asistencia de profesores de la Universidad de Ratisbona. Nosotros vamos a hacer un repertorio de música sacra alemana porque hay aniversario de compositores importantes de la música coral universal que son de ese país.

También pensamos hacer la Misa Flamenca con el cantaor Andrés Correa, en abril; en marzo se celebrará el Coloquio Nicolás Guillén en el que vamos a retomar obras relacionadas con la africanía que hace mucho tiempo no cantamos; en octubre vamos a hacer música de Mozart —por el 260 aniversario de su natalicio— con el Maestro José Antonio Méndez y la orquesta del ISA adjunta el Liceum Mozartiano.

Además queremos hacer un concierto de música alemana en el que nos uniremos al quinteto de viento-madera Ventus Habana; cantaremos una obra de Schubert con una importante clarinetista; los Nocturnos de Mozart; participaré en la Semana Santa con un coro de aficionado que mantengo de la Iglesia Arquidiocesiana hace 18 años en el que cantan cerca de 70 personas, y algunas no son religiosas pero vienen a esta agrupación llamada Juan Pablo Segundo pues surgió cuando el Santo Padre visitó Cuba.Con ese coro he estrenado repertorio, he montado villancicos para las misas de Navidad.

¿Qué influencias foráneas o de compositores nacionales tiene la música coral cubana?
Los coros cubanos tenemos a Esteban Salas como compositor por excelencia, de cuya obra se han rescatado composiciones muy valiosas, y que por supuesto, tenía influencias europeas.

También Amadeo Roldán y Alejandro García Caturla, aunque escribieron poca música coral, fue muy fuerte el tratamiento de la música cubana dentro de esa composición que tiene una gran influencia de la música contemporánea de su época de Europa y de EE.UU., pero ellos le pusieron un sello sumamente cubano.Se destacan, además, Leo Brouwer, Roberto Valera y Guido López Gavilán.

En los actuales compositores cubanos sí es evidente una gran influencia de esos músicos nuestros que no tienen un gran repertorio de música coral, pero si una raíz muy fuerte de nuestra cubanía y eso es de un valor incalculable.

La música coral era demasiado estática y tradicionalista, y con nuestros ritmos populares (escritos para coros), hemos hecho que los coros se muevan, tengan otra actitud ante el público y ante el escenario. Al principio, cuando nos presentábamos en festivales internacionales éramos “raros” y nos preguntaban que quién nos montaba las coreografías, y en Viena, año 1979, le dije a la prensa que ese era el movimiento natural del cubano cuando canta la música popular.

La música coral era demasiado estática y tradicionalista, y con nuestros ritmos populares (escritos para coros), hemos hecho que los coros se muevan, tengan otra actitud ante el público y ante el escenario.

Actualmente en todo el mundo los coros bailan en cualquier región y creo que esa es una contribución muy importante que hicimos en buena medida los coros cubanos: desencartonar la música coral, mover a los cantores en el escenario, quitar carpetas (que se utilizaban como aditamento aunque no se leyera) y cantar de memoria lo que permite al cantor moverse como siente, que no necesariamente tiene que ser un baile.

Como también hay una influencia cubana de una sonoridad no de voces líricas al cantar sino de un sonido más perfilado, más empastado que hace que nuestros coros no tengan esa gran sonoridad de voces “grandes y fuertes” pero que sí hace un entramado muy afinado y ensamblado. Ese sonido perfilado y dulce de los coros cubanos ha influenciado bastante en el mundo y no por ello podemos decir que tenemos una escuela cubana de coro, aunque si se logra todo lo que he planteado estoy segura de que iríamos por un gran movimiento y escuela coral cubana.

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