Presencia. Cuadernos literarios

Cira Romero
13/7/2016

Dirigido y subdirigido, respectivamente, por el narrador, poeta y periodista José Jorge Gómez (1920- 2003), que siempre utilizó el seudónimo Baltasar Enero, y por Francisco Chofre (1924-1999), igualmente narrador, periodista, y también escritor radial y televisivo, más la colaboración de Ramón Azarloza Blanco, esta publicación apareció en 1957.

Baltasar Enero dio a conocer en 1939 sus primeras colaboraciones periodísticas en El País Gráfico. Su cuento “El final de la lucha” mereció primer premio en el V Concurso Literario convocado por la Asociación de la Prensa Obrera de Cuba en 1945. Poco después ingresó en el Círculo de Escritores Obreros, organizó un curso de tipografía para los directores de las revistas proletarias y pasó a trabajar en los talleres Modas Magazine. En 1947 se afilió al Partido Socialista Popular y en 1949 se incorporó a la redacción de la revista Chic, donde publicó un cuento mensual durante seis años. Se adhirió a la Federación Provincial de Escritores de La Habana en 1954, y ocupó los cargos de Secretario de Relaciones y, más tarde, de Presidente.  Durante este período colaboró además en Voz Gráfica, Cenit, El Fígaro, Modas Magazine, Cuba Nueva, Radio Continente, Lecturas, Avenidas, Vivero en Cuba, Boletín de la Federación Nacional de Escritores y Cúspide (Melena del Sur).

En 1959 su cuento “La rosa y el viento” recibió mención de honor en un concurso de la revista Romances. Tomó parte en la constitución de la UNEAC en 1961 y al año siguiente se incorporó como colaborador voluntario a la revista Con la Guardia en Alto. En 1963 ingresó como periodista en la revista Cuba, donde fue coordinador de la edición en ruso (1964-73) y jefe del equipo de correctores (1975-83). Durante varios años escribió el programa “La voz de España”, de Radio Liberación. Fue incluido en las colecciones Antología de jóvenes y viejos (1964), Los cuentistas cubanos del siglo XX (URSS, 1965), Pueblo en verso (1966) y Moscú-La Habana/La Habana-Moscú (URSS, 1977). Ayudó a Rafael Marquina en la confección del texto sobre la obra de Martí, La mujer, alma del mundo (1959). Entre otras condecoraciones, recibió la Orden Alfredo López (1973), Distinción Félix Elmuza (1983), Distinción Raúl Gómez García (1983) y Distinción 28 de Septiembre (1985). Fue miembro de la UNEAC. En algunas ocasiones usó también el seudónimo Robbles Garlant. (J.D.). Entre sus libros figuran La ruta interplanetaria (novela, 1946) y La corteza y la savia (cuentos, 1959).

Chofre, nacido en Valencia, España, arribó a Cuba en 1949 y realizó labores agrícolas en una finca cercana a Nuevitas, Camagüey, hasta 1955, cuando se radicó en La Habana, pero fue en 1963 que obtuvo la ciudadanía cubana.   Mereció los primeros premios del concurso Federico de Ibarzábal, convocado por la Federación Provincial de Escritores de La Habana (1956 y 1957, en cuento y poesía, respectivamente). Fue vicedirector de la Federación Nacional de Escritores y colaboró en su revista Inicial. También por esos años anteriores al triunfo revolucionario lo hizo en El País Gráfico, Excelsior, Presencia, Islas (Santa Clara), Zig Zag y Aventura y Misterio (Méx.).

En colaboración con Ramón Azarloza publicó Unos cuentos (1958). Después de 1959 trabajó en el INRA como auxiliar de oficina, en Radio Progreso y en la redacción de Juventud Rebelde. A partir de 1965 escribió libretos para radio y televisión en el ICRT. Su novela La odilea obtuvo mención en el concurso Casa de las Américas (1966) y ha sido editada posteriormente debido al éxito alcanzado. Textos suyos fueron publicados en La Calle, El Sable, Qué, Lunes de Revolución, Vanguardia (Santa Clara), Cuba Nueva (Camagüey), Revolución, El Pitirre, Prensa Libre, Unión, La Gaceta de Cuba y Palante, del que fuera fundador. Asimismo han sido recogidos en Una bocanada de humor (1981) y 25 años de humor en Palante. Firmó sus primeros trabajos humorísticos como Choico y perteneció a la UNEAC.  En el año 2007 el grupo Los Colines y la Compañía Mejunje estrenaron una versión de su novela La odilea con el título Odilea campesina.

En el número inicial de Presencia, correspondiente a noviembre-diciembre, expresaban sus editores:

Aquí estamos, con nuestro fruto y nuestra labor, con un deseo sincero de servir, afirmados al noble empeño de señalar y situar, a dar virtud de presencia a los poetas y escritores cubanos en especial a la literatura actual en general […] Esperamos, sin prometer demasiado, que estos cuadernos literarios contribuyan humildemente a destacar  nuestros valores, lo mismo en el teatro, la novela, el cuento, el verso,  sin reparar en tendencias. Todo lo que vive o pugna por vivir, en un angustioso nacimiento, deseoso de situarse merecidamente en su puesto bajo el sol le interesa a Presencia y a sus editores. Lo mismo el nombre del escritor ya consagrado, que el de aquel que comienza, tienen en estas páginas la acogida afectuosa que se merecen.

Pocos números se localizan de esta revista, el último correspondiente a enero-marzo de 1959. Publicó cuentos, poemas, reseñas y notas críticas. Además, mantuvo dos secciones fijas: “Presencia en el mundo de las letras y las artes”, que daba a conocer noticias culturales en general, y “Voces en la poesía cubana actual”, donde aparecieron poemas y pequeños resúmenes biográficos de poetas como Nicolás Guillén, Samuel Feijóo, Alcides Iznaga, Aldo Menéndez, Carilda Oliver Labra, Rafaela Chacón Nardi y Jesús Orta Ruiz, “El Indio Naborí″. Asimismo dio referencias sobre las obras teatrales y cinematográficas que se presentaban o proyectaban en diferentes salas de la capital. Otros colaboradores fueron Enrique Labrador Ruiz, Salvador Bueno, Rafael Marquina, Víctor Agostini y Galo Herrero.

Presencia se inscribe entre aquellas revistas literarias que, nacidas antes de 1959, continuaron apareciendo hasta los albores de la Revolución. Su nómina de participantes cumple la expectativa de dar cabida en sus páginas a muchas de las figuras más notables del momento, quienes respondieron así a los esfuerzos desplegados por sus dos máximos promotores.