Quinoscopios y Mafalda de visita por La Habana

Aramis Acosta Caulineau
2/10/2020

Con la triste noticia del fallecimiento de Joaquín Salvador Lavado (Quino) me han venido al recuerdo los momentos en que nos conocimos en 1984, año en que el autor de Mafalda fue invitado como jurado al Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana.

Fue un año duro para los Estudios de Animación del ICAIC. Me acababan de promover como subdirector de Producción y estábamos enfrascados en la terminación del largometraje ¡Vampiros en La Habana! con todo lo que de tensión provoca un proyecto de esa envergadura.

Quino conoció de primera mano la serie Filminutos y el personaje Elpidio Valdés de Juan Padrón, y desde ese instante una amistad inamovible quedó firmemente sellada. Fue tal el respeto mutuo por el resultado de sus vidas artísticas, que Quino decidió llevar a la pantalla animada sus historietas gráficas en una miniserie de seis capítulos titulada Quinoscopios.

Fotos: Internet
 

Logramos conformar un equipo realmente entusiasta con Juan Padrón dirigiendo la tropa, y fue tan profundo el estudio realizado del “mundo Quino” que este llegó a decir que “el espíritu de cada chiste está presente en todo momento”. Se captó la línea y la psicología de cada personaje, así como una animación fluida y simpática, con efectos guturales como idioma universal.

El resultado ha sido una serie con una variedad impresionante de chistes, donde las jerigonzas hilarantes nos ayudan a identificar los diferentes estados de ánimo, y la gestualidad lograda por el dibujo en movimiento es de una teatralidad chispeante.

 

Los Quinoscopios se produjeron entre 1985 y 1987. No es hasta 1993 en que nuevamente tuvimos entre nosotros a Quino. El éxito de los chistes animados fue tal que se decidió volver a la carga, con el mismo staff artístico y Padrón al frente, para realizar en animación algo realmente inaudito. Procesamos toda la información para producir 104 chistes o situaciones con el personaje de Mafalda y su grupo de amigos con el enorme reto de ¡no emplear voz ni texto alguno!

 

Todos conocemos la importancia enorme que el autor concede a lo que la niña expresa.

Nuevamente Quino quedó complacido con el resultado final. Fue realmente emocionante verlo sonreír y aplaudir con la animación y la banda sonora aplicada al universo Mafalda. La fuerza en la mirada, el gesto oportuno, la síntesis en la puesta en escena y, sobre todo, el respeto al diseño original, lograron un total de 104 chistes donde está presente la crítica social y el divertimento. Es el mundo del niño, realidad y fantasía, manifestados como aleccionador de adultos.

Que estas líneas sirvan para recordar a uno de los más grandes artistas del mundo y también, por qué no, su paso feliz por esta ciudad, donde el ICAIC y los Estudios de Animación le abrimos con cariño nuestras puertas.

 
(Tomado de Cubacine, 1 de octubre de 2020)