“Santiago: Uno de los grandes del cine”

Violeta Hormilla
21/3/2019

Encontrar una novedad que decir hoy sobre Santiago Álvarez resulta algo así como rebuscar sin descanso en un viejo baúl, cómplice de la memoria olvidada y los avatares del tiempo. Sin embargo, el fundador de TV Serrana, Daniel Diez, conversó con La Jiribilla acerca de la vida de Santiago Álvarez. Nos develó a un hombre que no salía apenas del ICAIC, manteniendo viva su vocación periodística, con necesidad intrínseca de contar, incluso, las imperfecciones de las que fuera testigo.

Santiago siempre defendió el Noticiero y el Documental como formas artísticas de expresión,
por ello siguió haciendo documentales hasta sus últimos días. Foto: Juventud Rebelde

 

Daniel, quien se mantuvo junto a Santiago durante 12 años como sonidista, tanto en el Noticiero ICAIC como en sus documentales, nos acercó a un Santiago versátil e inquieto, siempre dispuesto a reflejar su realidad a través de aquellos lentes que devolvían imágenes inolvidables en blanco y negro. Un hombre que vivía por y para soñar, eso sí con los pies bien puestos sobre la tierra.

¿Cuándo y cómo llega a trabajar con Santiago Álvarez?

Comencé en el ICAIC en 1967 como becado, estudiando la técnica del sonido para el cine y ya en 1968 empecé como trabajador del Departamento de Sonido como técnico. Un día llegaron del Noticiero ICAIC buscando un sonidista para poder filmar una noticia y como era para lo que había estudiado les dije que yo podía y ese fue mi primer trabajo con Santiago Álvarez. Allí estuve durante 12 años trabajando, también en muchos de sus Documentales y en el de otros Directores. Algo importante es que antes de llegar al ICAIC yo estaba casi excomulgado por oír a los Beatles y otros grupos de esa época. Recuerda que, en aquellos momentos, algunos decían que eso era diversionismo ideológico. Sin embargo, en ese organismo no solo se escuchaban, sino que se estudiaban los métodos de grabación de sus instrumentos musicales, algo que fue muy importante para mí, tanto técnica, como revolucionariamente: esa música no estaba reñida con nuestra visión revolucionaria del mundo.

¿Distaban el Santiago compañero y el Santiago director?

Siempre fue el compañero de trabajo que tenía la responsabilidad de dirigir, pero nunca se creyó que estaba por encima del equipo de realización y por eso, aunque no nos dio clases de cómo realizar un buen documental, el observar cómo trabajaba nos sirvió de guía para crear una obra cargada de valores humanos.

¿Cómo era la dinámica con Santiago a la hora de la realización?

Santiago era exigente con el trabajo, pues sabía que lo que no se lograba durante la filmación de la realidad sería un problema para la edición de esa información y la historia que se quería contar sufriría por ello. A su vez, él sabía que el equipo era fundamental para el trabajo cinematográfico, por lo que siempre creaba las condiciones para que nos sintiéramos cómodos durante las filmaciones y ello trajo como resultado el magnífico grupo de trabajo que se logró en el Noticiero ICAIC. Toda esa actitud ética y estética, utilizada para realizar un periodismo cinematográfico, contribuyó a que yo eligiera, precisamente, ser periodista.

Santiago junto a su equipo abordó, en noticieros y documentales, aristas tan diversas como la guerra, una catástrofe, incluso el encuentro con presidentes (como Ho Chi Minh o Allende), ¿de qué forma asumía la tarea de documentar acontecimientos antagónicos por naturaleza?

Santiago era un ser humano que transpiraba periodismo por todos sus poros y tenía esa mirada que posibilitaba ver más allá del hecho mismo. Lograba que cada historia tuviera como lectura elementos emocionales que hicieran razonar al espectador y encontrar las motivaciones fundamentales de determinados hechos, o de situaciones que movían el actuar de algunas personalidades. Era encontrar las esencias. Siempre he dicho que la escuela de periodismo te da las herramientas para ejercer la profesión, pero ser periodista, es una actitud ante la vida, o se tiene o no.

Cuadro del documental El Viandazo, del Noticiero ICAIC, sobre el problema
de las viandas y los agromercados. Foto: Internet

 

El noticiero se mantuvo en diversas y complejas etapas de la Revolución, los duros años 60 y 70; los críticos 80 y muere en los inicios de los 90, derrumbe del campo socialista. ¿Cómo logró sobrevivir (con éxito) el noticiero en estos períodos particulares, siendo un producto que representaba una ideología marcada y, a su vez, siendo autocrítico con el contexto?

Se hizo una interpretación correcta de esa ideología, sabiendo escuchar a los otros, y sin tener una actitud dogmática. Solo la Casa de las Américas, el ICAIC y el Ballet Nacional de Cuba no se dejaron llevar por las corrientes del realismo socialista de interpretación cubana de aquellos tiempos. Por eso se debe hablar de Alfredo Guevara al hacer este análisis.

Cuando a Silvio Rodríguez lo expulsaron del ICRT, Santiago le dedicó un Noticiero donde él cantaba “Hay un grupo que dice” y después se creó el Grupo de Experimentación Sonora con Pablo.

Para Santiago todo consistía en tener una “visión revolucionaria de nuestra Revolución”.

Recientemente, veíamos el último noticiero (1490) en el Edificio Varona de la Universidad de la Habana, ¿cómo asumió Santiago el hecho de despedirse de ese proyecto al que dedicó sus mejores años?

Con dolor, como lo recibimos todos, en especial él, que era su padre. Recuerdo que en aquellos tiempos fundé la TV Serrana y en el primer viaje a la Habana, que vinimos al Festival de Cine, llevé a los jóvenes realizadores a un encuentro con Santiago. Sé lo feliz que se sintió al ver cómo en las montañas de la Sierra Maestra se estaban realizando documentales con esa mirada que había enseñado. Santiago siempre defendió el Noticiero y el Documental como formas artísticas de expresión, por ello siguió haciendo documentales hasta sus últimos días.

Para usted, Santiago es:

Uno de los grandes del cine documental del mundo.