Selección de poemas

Edmundo Aray
15/12/2016

NOS DESPOJARON ¡AY!

I

Cultivábamos la tierra en común. 

De todas y de todos los trofeos

De la caza y de los ríos.

Ni leyes ni ordenanzas.

Ni togas ni regentes, ni 

De maldiciones abrumado

El cielo. 

II

Del trabajo de todos

Vivíamos 

Porque de todos era el sol

Y el viento y las tribulaciones.

Pólvora y arcabuces

Desbarataron nuestras vidas.

Nos despojaron ¡Ay!

Del caballo turquí del dios sol.

III

Así que me mataste

Y me torturaste

Y quemaste mis poblados

Y mis campos de trigo.

Y odiaste a las bellas 

Muchachas porque

A toda hora del día

Y de la noche eran dulces

Como las flores.

Como estrellas de la noche 

Sus resplandecientes ojos, 

Como la aurora.

IV

Del trabajo y del amor

Vivíamos. De cuanto 

Ordenaba el corazón.

De las dulzuras de la carne,

De la cambiante luna,

De los ardientes pájaros

Del sol.

SUPE DE LA ESPERA, AMY LOWEL

Supe de la espera, Amy Lowell,

De los padecimientos del desamor.

Habías encendido

Las calles de la ciudad

Con tus ardores. 

Habías asegurado las ventanas

Para cerrarle el paso 

A los fríos de la noche.

En tus hombros el cobertor

De zaraza. La pluma azul

En tu mano de temblorosa

Impaciencia. Palpitante

El corazón solitario.

Apenas si escuchabas al joven

Vecino de la dulce flauta.

Apenas si cubrías tu alma

Con los versos acariciados

En la angosta mesa 

Que recogía tus desvelos.

La vieja casa ya no es tu casa.

El techo del empinado edificio

que mira hacia el cielo

Pronto cesará su abandono.

Otro edificio de altura mayor,

Y luego otro borrará los afanes.

El río fluye, Amy, la vida, 

La ciudad atormentada. 

El corazón de ayer

Ya no es el mismo. 

Tampoco yo

UN INSTANTE DE VERANO

 

para Edna Saint Vincent Millay
 

Temí por ti. 

Te supuse estropeada y vencida,

Sin defensa ante el acoso,

Devorada por las alimañas 

Del cuerpo y las prosternaciones 

Del alma.

Volví a la ciudad una y otra vez,

Y una y otra vez salí de ella

Con la desolación partida en dos.

– Ana, toma tu desayuno.

Dan, toma tu medicina.

Yo protesto, 

Simplemente protesto 

Por la metástasis

Y mí desmadrada vida.

Un día como cualquier otro

Te verás en el espejo

Y nos reconocerás en ti.

Es mía, Edna, tu señal:

– Hay que seguir la vida.

No recuerdo por qué exactamente.

MISS STEIN

I

Mi peinado es mi peinado.

No es del César.

Yo soy el César en la escritura, 

Nunca Shakespeare, mucho menos Joyce.

II

¿Te incomoda, mis vestimentas 

De lujoso encanto?

¿Te incomoda Alice, mi fiel amante?

Alice es número uno como ama de casa, 

Tejedora, jardinera, secretaria, editora.

Hasta veterinaria de perros. Pero, sobre

Todo, muy buena autora.

Entiende que no es Alice ni Gertrude.

– ¡Cómo saboreo mi nombre! –

Somos Alice, mi amada, y yo.

Somos una, la misma.

III

Amar es amar. Cualquier amor es amor.

Ser es amor. No ser es amor.

No amar es amor. Amar es amor.

Amo a mi amor Alice, con vestido

Y sombrero. La amo desnuda,

Y desnudo su pelo suelto.

De la Z a la A es mi amor.

Somos un país de maravillas.

Ella conoce todos los rincones

De mi cuerpo. Conozco todos los

Rincones de su cuerpo. Yo la hurgo,

Ella me hurga. Ella y yo hurgamos

La pasión, la pasión, la pasión.

Por el amor somos bellas, bellas,

Insoportablemente bellas para el común.

IV

Cuento cosas frecuentemente.

Frecuentemente las digo.

Frecuentemente con un sentimiento

Muy profundo, frecuentemente con

Mucho menos sentimiento, frecuentemente

Sin sentimiento, frecuentemente no con olvido

Pero ahora he olvidado. Pero, sin embargo,

Puedo decirlo otra vez, aun cuando no sea nada.

V

Cultivo el amor de Alice.

Hortelana soy de la amistad,

Jardinera del dinero.

VI

Digo que la política -¿cuál política?-

Es una araña verde que se nos acerca 

A la puesta del sol.

Araña de la noche esperanza,

Araña de la mañana tristeza.

VII

No va a ser fácil encontrar a una mujer

Como Gertrude Stein. Miss Stein, 

Como suelen nombrarme críticos y amigos.

No porque sea una rosa la rosa es una rosa.

 

NO ME DAS NOTA, EZRA

No me das nota, Ezra. 

Mis amigos poetas saben por qué.

Mis enemigos, que son pocos,

También lo saben.

Aún así, los venideros días

Y las flores umbrosas

Nos acordarán de ti.

Quisiera dar por cierto

Que la vida no tiene nada mejor

Que la hora de despertar 

Junto a una mujer bien amada.

Aún están frescos los pálidos

Pétalos húmedos del lirio del valle

Pues ella duerme a mi lado en la alborada.

Cómo me tienta decir 

Como tú a New York: 

Sopla de ti un alma

Y vivirás para siempre.

Poemas pertenecientes al libro Veinte poemas made in USA y una canción esperanzada. Tomados del blog Afinidades Electivas Venezuela.

FICHA
Edmundo Aray: Poeta, cuentista, historiador, editor y cineasta venezolano. Nació en Maracay en 1936. Fue director de cultura (1979-1980) de la Universidad de los Andes, y de su departamento de cine hasta 1997, así como fundador del Comité de Cineastas de América Latina (1974) y la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, de la cual integra sus consejos superior y directivo. Fue director de la EICTV (2000-2002). Su filmografía abarca Pozo muerto (1968), Venezuela tres tiempos (1972), Simón Bolívar, ese soy yo (1995), Enredando sombras (capítulo Venezuela y Martí, ese soy yo (2005). Ha publicado, entre otros, los libros de poesía: La hija de Raghú (1957), Nadie quiere descansar (1961), Tierra Roja, Tierra Negra (1968), Cambio de soles (1969), Libro de héroes (1971), Cantata del Monte Sagrado (1983).