Selección de poemas

La Jiribilla
7/7/2016

CHÉ COMANDANTE

No porque hayas caído
tu LUZ es menos alta.
Un CABALLO DE FUEGO
sostiene tu escultura guerrillera
entre el VIENTO y las nubes de la Sierra.
No por callado eres silencio.
Y no porque te QUEMEN,
porque te disimulen bajo tierra,
porque te escondan
en CEMENTERIOS, bosques, páramos,
van a impedir que te encontremos,
Che Comandante,
amigo.

Con sus DIENTES de júbilo
Norteamérica ríe. Mas de pronto
revuélvese en su lecho
de dólares. Se le cuaja
la risa en una máscara,
y tu gran cuerpo de METAL
sube, se disemina
en las guerrillas como tábanos,
y tu ancho nombre HERIDO por soldados
ILUMINA la noche americana
como una ESTRELLA súbita, caída
en medio de una orgía.
Tú lo sabías, Guevara,
pero no lo dijiste por modestia,
por no hablar de ti mismo,
Che Comandante,
amigo

Estás en todas partes. En el indio
hecho de sueño y cobre. Y en el negro
revuelto en espumosa muchedumbre,
y en el ser petrolero y salitrero,
y en el terrible desamparo
de la banana, y en la gran pampa de las pieles,
y en el azúcar y en la sal y en los cafetos,
tú, móvil ESTATUA DE TU SANGRE como te derribaron,
vivo, como no te querían,
Che Comandante,
amigo.

Cuba te sabe de memoria. Rostro
de barbas que clarean. Y marfil
y aceituna en la piel de santo joven.
Firme la voz que ordena sin mandar,
que manda compañera, ordena amiga,
tierna y dura de jefe camarada.
Te vemos cada día ministro
cada día soldado cada día,
gente llana y difícil
cada día.
Y puro como un niño
o como un hombre puro,
Che Comandante,
amigo.

Pasas en tu descolorido, ROTO, AGUJEREADO
traje de campaña.
El de la, selva, como antes
fue el de la Sierra. Semidesnudo
el poderoso PECHO DE FUSIL y palabra,
de ARDIENTE VENDAVAL y lenta ROSA.
No hay descanso.
¡Salud, Guevara!
O mejor todavía desde el hondón americano:
Espéranos. Partiremos contigo. Queremos
MORIR para vivir como tú has MUERTO,
para vivir como tú vives,
Che Comandante,
amigo.

 

MI PATRIA ES DULCE POR FUERA…
Mi patria es dulce por fuera,
y muy AMARGA por dentro;
mi patria es dulce por fuera,
con su verde primavera,
con su verde primavera,
y un SOL DE HIEL en el centro.

¡Qué cielo de AZUL callado,
mira impasible tu duelo!
¡Qué cielo de AZUL callado,
ay, Cuba, el que Dios te ha dado,
ay, Cuba, el que Dios te ha dado,
con ser tan AZUL tu cielo!

Un PÁJARO de madera
me trajo en su PICO el canto;
un PÁJARO de madera.
¡Ay, Cuba, si te dijera,
yo que te conozco tanto,
ay, Cuba, si te dijera,
que es de SANGRE tu palmera,
que es de SANGRE tu palmera,
y que tu MAR es de llanto!
Bajo tu risa ligera,
yo, que te conozco tanto,
miro la SANGRE y el llanto,
bajo tu risa ligera.
SANGRE y llanto
bajo tu risa ligera;
SANGRE y llanto
bajo tu risa ligera.
SANGRE y llanto.

El hombre de tierra adentro
está en un hoyo metido,
MUERTO sin haber nacido,
el hombre de tierra adentro.
Y el hombre de la ciudad,
ay, Cuba, es un pordiosero:
anda HAMBRIENTO y sin dinero,
pidiendo por caridad,
aunque se ponga sombrero
y baile en la sociedad.
(Lo digo en mi son entero,
porque es la pura verdad.)

Hoy yanqui, ayer española,
sí, señor,
la tierra que nos tocó,
siempre el pobre la encontró
si hoy yanqui, ayer española,
¡cómo no!
¡Qué sola la tierra sola,
la tierra que nos tocó!
La mano que no se afloja
hay que estrecharla en seguida;
la mano que no se afloja
china, negra, blanca o roja,
china, negra, blanca o roja,
con nuestra mano tendida.

Un marino americano
bien,
en el restaurant del puerto,
bien,
un marino americano
me quiso dar con la mano,
me quiso dar con la mano,
pero allí se quedó muerto,
bien,
pero allí se quedó muerto,
bien,
pero allí se quedó muerto
el marino americano
que en el restaurant del puerto
me quiso dar con la mano,
¡bien!

 

CHÉVERE

Chévere del NAVAJAZO,
se vuelve él mismo NAVAJA:
PICA TAJADAS DE LUNA,
mas la LUNA se le acaba;
PICA TAJADAS de canto,
mas el canto se le acaba;
PICA TAJADAS de sombra,
mas la sombra se le acaba,
y entonces PICA QUE PICA
carne de negra mala.
 

¡OH, GENERAL EN TU PENTÁGONO!

¡Oh general en tu Pentágono,
oh general pentagonal!
Manipulas frascos de TIFUS,
MENINGITIS en celofán
y bombardeas los pulmones
con una MOSCA pulmonar.
Por entre un vasto sueño húmedo
de SANGRE próxima a cuajar,
trotas con un CUCHILLO en alto
sobre una vaca de azafrán
y cuentas ya todos los MUERTOS
que vas de un golpe a SEPULTAR,
un golpe del humo ENVENENADO
o un seco golpe de METAL,
tus verdes ojos de mostaza
sobre la tierra y sobre el MAR.

Sé que confías a la MUERTE
cuanto a la Vida hay que confiar
y esperas con oído atento
vasta explosión inaugural.
Mas de tu FÉTIDA CARROÑA
no el SUCIO vuelo detendrás,
nocturno BÚHO catastrófico,
sobre mi rama de coral.
Mira las blancas nubes altas
en el gran cielo matinal
y entre las altas manos firmes
que nadie alcanza a derrocar,
una alta ESTRELLA suspendida,
una alta ESTRELLA nada más.
Teme su LUZ como una FLECHA
que el pueblo sabe disparar;
su LUZ turquina y DURA sierra,
su LUZ DE AZÚCAR Y DE SAL,
su LUZ DE FLECHA disparada
sobre la tierra y sobre el MAR,
¡oh general en tu Pentágono,
oh general pentagonal!

 

 

UN LARGO LAGARTO VERDE

Por el MAR de las Antillas
(que también Caribe llaman)
batida por olas DURAS
y ornada de espumas blandas,
bajo el SOL que la persigue
y el VIENTO que la rechaza,
cantando a lágrima viva
navega Cuba en su mapa:
un largo LAGARTO verde,
con OJOS DE PIEDRA Y AGUA.

Alta corona de azúcar
le tejen AGUDAS CAÑAS;
no por coronada libre,
sí de su corona esclava:
reina del manto hacia fuera,
del manto adentro, vasalla,
triste como la más triste
navega Cuba en su mapa:
un largo LAGARTO verde,
con OJOS DE PIEDRA Y AGUA.

Junto a la orilla del MAR,
tú que estás en fija guardia,
fijate, guardián marino,
en la PUNTA DE LAS LANZAS
y en el trueno de las olas
y en el grito de las LLAMAS
y en el LAGARTO despierto
sacar las UÑAS del mapa:
un largo LAGARTO verde,
con OJOS DE PIEDRA Y AGUA.

 

BALADA DE LOS DOS ABUELOS

Sombras que sólo yo veo,
me escoltan mis dos abuelos.

 

LANZA CON PUNTA de hueso,
tambor de cuero y madera:
mi abuelo negro.
Gorguera en el cuello ancho,
gris armadura guerrera:
mi abuelo blanco.

Pie desnudo, torso PÉTREO
los de mi negro;
PUPILAS DE VIDRIO antártico
las de mi blanco!

África de selvas húmedas
y de gordos gongos sordos…
-¡Me muero!
(Dice mi abuelo negro.)
AGUAPRIETA DE CAIMANES,
verdes mañanas de cocos…
-¡Me canso!
(Dice mi abuelo blanco.)
Oh velas de AMARGO VIENTO,
galeón ARDIENDO EN ORO…
-¡Me muero!
(Dice mi abuelo negro.)
¡Oh costas de cuello virgen
engañadas de abalorios… !
-¡Me canso!
(Dice mi abuelo blanco.)

¡Oh puro SOL repujado,
preso en el aro del trópico;
oh LUNA redonda y limpia
sobre el sueño de los monos!

¡Qué de barcos, qué de barcos!
¡Qué de negros, qué de negros!
¡Qué largo FULGOR de cañas!
¡Qué látigo el del negrero!
PIEDRA DE LLANTO Y DE SANGRE,
venas y OJOS entreabiertos,
y madrugadas vacías,
y atardeceres de ingenio,
y una gran voz, fuerte voz,
despedazando el silencio.
¡Qué de barcos, qué de barcos,
qué de negros!

Sombras que sólo yo veo,
me escoltan mis dos abuelos.

Don Federico me grita
y Taita Facundo calla;
los dos en la noche sueñan
y andan, andan.
Yo los junto.

-¡Federico!
¡Facundo! Los dos se abrazan.
Los dos suspiran. Los dos
las fuertes cabezas alzan;
los dos del mismo tamaño,
bajo las ESTRELLAS altas;
los dos del mismo tamaño,
ansia negra y ansia blanca,
los dos del mismo tamaño,
gritan, sueñan, lloran, cantan.
Sueñan, lloran, cantan.
Lloran, cantan.
¡Cantan!