Tenemos que incentivar la creación

Ana María Domínguez Cruz
12/10/2017

El diapasón ha sido amplio. Enigma de un verano, Coco verde, Por deporte y por amor, UNO, Sabor Bohemio, Pequeñines… series que, dirigidas al público juvenil, infantil y adulto en general, se han transmitido por la televisión cubana y han recabado buenos criterios.

foto del actor y realizador Roly Peña
El actor y realizador Roly Peña. Foto: Cortesía de la autora.

 

Su director, Roly Peña, a quien ahora le interesa profundizar más en las temáticas de corte histórico como Duaba y Dos Ríos: el enigma, afirma que mientras el público se vea reflejado en lo que se cuenta, el éxito está garantizado.

“Competir con las series foráneas es absurdo. El público no solo llega a ellas porque no tenemos una oferta nacional constante, sino también porque la curiosidad de otras realidades motiva. Además, cuando se tiene una amplia gama de recursos y de personal capacitado para el trabajo de este tipo, los resultados siempre serán buenos.

“Lo que nos toca es incentivar la creación, los guiones bien escritos, las historias que le interesen al público…”.

¿Y cuando el presupuesto limite la propuesta?

¿Sabes? La causa de los problemas que se generan en la escasez o carencia de series televisivas o de otro tipo de producto no es solo de índole económica.

El Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) necesita presupuesto, pero ante todo necesita formar mucho personal. Estamos ante una crisis de la que poco a poco veo que emergen aciertos, pero no se solucionará del todo con dinero o con talento. Hay que combinar las dos.

Si ahora mismo le llegara al ICRT la suma de mil millones de euros, claro que podríamos comprar la mejor técnica, aumentar los salarios… Es muy posible que tuviéramos dos novelas en producción, dos al aire, dos en edición; retomaríamos el teleteatro, tendríamos un teleplay semanal, volvería el espacio del cuento, además de cuatro programas humorísticos, cinco musicales, por poner un ejemplo. Pero en cada colectivo hacen falta editores, camarógrafos, fotógrafos, productores, asistentes, guionistas… un personal calificado y capaz de hacer este tipo de trabajo bien hecho. Te pregunto, ¿dónde están?


Roly (a la izquierda) en las filmaciones del serial policíaco UNO. Foto: Tomada de Cubadebate

 

No contamos con la cantidad suficiente de actores, de asistentes, de productores que de verdad trabajen como hay que trabajar. ¿Dónde están los guionistas? ¿Cómo es posible que la Facultad de Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual no forme guionistas? ¿Por qué la televisión no los forma? Es válido que el que tiene talento lo desarrolle como han hecho muchos, pero se requiere también de conocimientos técnicos.

No podemos olvidar que la televisión es un fenómeno puramente ideológico. Cada televisora tiene dueño y políticas culturales y editoriales. El guionista entonces debe servir al interés de quien lo contrate. La censura ha estado dada muchas veces por el tema y cómo se aborda, no por recursos.

¿Por qué no tenemos a los mejores escritores, a buenos músicos asociados a la televisión? ¿Dónde están los mejores diseñadores, o algunos de los mejores, egresados del Instituto Superior de Diseño? Claro que existen otras vías de mayor ganancia económica, entonces, ¿por qué no se las ofrecemos? Hay que aprovechar mejor también ese talento que está naciendo y que quiere darse a conocer.

También hay que investigar más a los públicos…

Estoy de acuerdo. En otros países se presentan unos pocos capítulos de una serie y se espera qué dice el público, para no invertir en la serie completa antes, y modificar aquello que le sugieran para obtener finalmente un producto que guste.

Hay que investigar más hasta para establecer los horarios en los que se proyectará el producto. Tienes que saber a qué hora se conectan las personas, a qué hora juegan los muchachos, pues ya no es en el parque solamente, ahora es en la computadora de la casa. No puedes colocar una serie en el horario de la telenovela porque el público se confunde, son géneros diferentes, y de cada uno espera algo distinto.

La telenovela tiene ese conflicto protagónico matizado con conflictos secundarios. En un ciclo pasan a ser esos los primarios para alargar la narrativa, se detiene y luego continúa el conflicto primario, y vuelve a ser estático, luego evoluciona, se asocian. Es telenovela…

La serie no tiene la ambición de alargarse y es más parecida a la novela literaria. Pondera un suceso, un personaje, un grupo. Las subtramas se aceptan por el espectador, pero el conflicto primario no se detiene, va en ascenso siempre.

Las puestas en escena son diferentes. La serie es más de estilo cinematográfico, permite el uso de otras técnicas. Entonces no puedes confundir a tu público.

Hay que investigar más sobre las temáticas, para complacer a ese público que por curiosidad mirará series de otros países pero que si se identifica con lo que le ofreces en la televisión cubana, lo privilegiará.

Cualquiera de mis trabajos lo pienso primero que todo en función de los jóvenes. Siempre se hacen encuestas, yo las necesito, y a partir de ellas analizo mucho a los jóvenes porque ese es mi público meta.

El joven compra el disco, impone la moda en la casa y la transforma en la sociedad, niega valores antiguos. Es al joven al que hay que darle esa parte espiritual y ambiciosa que necesita; no podemos negarle el futuro sino ofrecerle soluciones, que sienta que hay oportunidades.

Te digo más. Yo me gastaría todo el presupuesto del mundo en productos para niños para crear una cultura, una estética, un gusto nacional. No puedo cambiar a un adulto, pero a un niño sí. Los niños son los únicos que pueden cambiar los criterios a mediano o largo plazo. Si ya nos preocupa haber perdido un público, tenemos que pensar en preparar uno nuevo. Por eso hay que destinarles recursos a los productos para el público infantil. Acertada la propuesta de La Colmena TV, entre otras, pero hay que continuar esa línea.

Sabor bohemio te llevó a una serie humorística, de las que el público siempre busca en propuestas extranjeras…

Es comprensible que así sea. No producimos series humorísticas. Lo primero que hay que entender al respecto es que ha habido mucha censura con el humor y los escritores sienten que han escrito el mismo guión ocho veces. Los realizadores creen que graban por gusto.

Hay una falta de confianza, entre otras razones, porque carecemos de una política editorial bien estructurada en cuanto a eso. Como realizador, por ejemplo, no tengo pautas que me rijan los conceptos, los recursos, los temas a abordar. Después que se hace la obra entonces viene la censura, y no pasa solamente con el humor, también con el policíaco, pues no contamos con una política que nos guíe de manera consciente y no mecánica. Es lamentable porque a través del humor podemos hacer mucho por este país.

Se sabe que la televisión garantiza poderes, gustos y culturas. Fue muy subestimada, y aunque en principio tiene que entretener también tiene otras fortalezas. Para las series cubanas, como para las aventuras, que son muy costosas y ya no se están produciendo, como para otros productos, la limitación de recursos es un problema pero no es el único, se necesita también del personal talentoso que genere, que proponga, que cree.