No puede ser el silencio la estrategia para procesar el dolor. No puede ser la heterogeneidad opacada o ignorada. No podemos tener un mejor futuro si nos damos por vencidas. Cada vida de mujer cuenta.

Es el documental Todos los días son 8 de marzo el pretexto para repensar y empeñarnos en buscar soluciones, no culpables. Una vez más el Proyecto Palomas, casa productora de audiovisuales para el activismo social, conmovió, pero no con manidos artilugios ni banales resortes, sino con la realidad que nos circunda.

“No existe un manual para ser mujer exitosa, y de los tropiezos constantes todas podemos hablar”.

Valiosa es la investigación detrás de cada obra de Lizette Vila y su equipo. De 79 historias de vida —cada una podría protagonizar un nuevo documental—, hurgaron más profundamente en 23, las cuales son presentadas en esta propuesta que, evidentemente, pretende desterrar la idea de que un día al año debe ser elegido para festejar la condición de mujer. ¿Y los restantes?

Cuando madres cuidadoras, jubiladas, jóvenes artistas, doctoras, investigadoras, comentaristas deportivas, cantantes, ingenieras, madres adolescentes y amas de casa hablan de su cotidianidad, frustraciones y anhelos, todos en el cine Yara guardamos silencio y respetamos cada segundo de sus intervenciones. No existe un manual para ser mujer exitosa, y de los tropiezos constantes todas podemos hablar.

“Un documental que aborda la pluralidad de la mujer cubana, el reflejo de la sociedad actual en sus vivencias y dinámicas más allá de estadísticas y estereotipos”.

El panel concertado después de la proyección del documental estuvo conformado por la Dra. Sc. Dixie Edith Trinquete, profesora del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana y periodista del Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica; la Máster Aracely Rodríguez, abogada e investigadora del Instituto de Filosofía, y el Dr. Sc. Yuri Pérez, vicedecano de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana.

“No se enfoca el documental en la derrota, sino en la esperanza”.

Fue rico e intenso el debate suscitado a partir del reconocimiento de los tres panelistas y del público asistente de la calidad de un documental que aborda la pluralidad de la mujer cubana, el reflejo de la sociedad actual en sus vivencias y dinámicas más allá de estadísticas y estereotipos.

“No se enfoca el documental en la derrota, sino en la esperanza, en lo imprescindible de darle voz a quienes están creciéndose como mujeres resilientes, en estrategias para resolver sus conflictos”, expresó Dixie Edith.

“Se habla de la necesidad del acompañamiento y de no ser vistas como víctimas; de ser comprendidas y apoyadas desde sus posiciones sociales”, acotó Aracely.

Agregó Yuri que el producto audiovisual reivindica derechos, clama por demandas y exigencias postergadas, y se enfoca en la búsqueda y reafirmación de la dignidad como derecho humano. “Loable resulta que se obtenga un único discurso entre tantas mujeres que no se conocen entre sí y que viven realidades distintas, aparentemente. Es polémico y provocador acercarnos al tercer nivel de la legitimidad, es decir, al contexto de cuán justo es o no aquello que formalmente existe y está escrito, y que incluso, en el mejor de los casos, puede ser eficaz tras su aplicación”.

“El producto audiovisual reivindica derechos, clama por demandas y exigencias postergadas, y se enfoca en la búsqueda y reafirmación de la dignidad”.

Lizzette Vila, quien compartió el guion y la dirección con su hija Ingrid León y con Sergio Cabrera, aseveró que “no es una obra terminada este documental, en la medida en que las realidades mostradas palpitan y están urgidas de transformaciones que pueden llegar en corto o mediano plazo, en el mejor de los casos”.

Lis Cuesta, directora de Eventos del Ministerio de Cultura, enfatizó en la urgencia de visibilizar las batallas individuales de cada mujer cubana y fomentar la puesta en vigor de soluciones en todos los espacios. “El Programa de Adelanto de la Mujer es una vía, un camino, pero entre todos debemos recorrer el que resuelva los conflictos de hoy”.

En manos del Estado pueden encontrarse muchas de las soluciones, pero el entorno asociativo existente en el país y la propia capacidad individual pueden erigirse como baluartes de evolución, de cambios, de transformaciones.

“Este documental, apoyado por el Centro Félix Varela, Care Internacional, la embajada de Canadá en Cuba, la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, y el Fondo de Población de Naciones Unidas es para los cubanos y para las cubanas”, afirmó Sergio Cabrera.

A la espera de la fecha de proyección para el público masivo, las historias de estas 23 mujeres pueden multiplicarse cada segundo. Evitémoslo.

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